Levi lo era todo para Jolene. Aun sabiendo que él y su madre la engañaban todos los días de su vida, siendo totalmente consciente que la ausencia de su padre no se debía al tan molesto pretexto de "Está luchando contra los titanes para que podamos a...
Hemos cambiado en estos cinco años. Entrenamos para ser soldados. Pensamos que éramos dignos de la vida; Así podríamos derrotarlos, así no podrían aprovecharse de nosotros.
Entre todo el vapor, la sangre y los cuerpos de los cadetes, Eren alcanzó a oír la voz de una chica que estaba a nada de perder la batalla. Estaba de espaldas a él y se percató de que estaba alucinando, pues miraba hacia arriba y hablaba con una persona que no estaba allí; su madre.
— Mamá... Mamá, ayúdame. — Tartamudeaba mientras se iba hundiendo en la sangre cada vez más. La imagen de su madre se abrió paso en su memoria y la chica se ahogó por completo, siendo Eren el último sobreviviente en el estómago de aquel titán. Pero no lo sería por mucho tiempo. — Ayuda...
¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué se aprovechan de nosotros? Se llevan nuestras vidas, nuestros sueños.
Los ojos de Eren se aguaron. Estuvo tan equivocado en todo. Cuando le prometió a Armin que irían al mar, cuando le hizo creer a Jolene que todo estaba bien, cuando pensó que el sería el único que derrotaría al enemigo más grande de la humanidad. Fue tan infantil. Tan ingenuo.
— ¿Por qué?— Apretó los dientes mientras sentía como el corazón se le salía por la garganta y reprimió el grito que se formó en sus cuerdas vocales. — ¡Maldición, maldición!
Levantó lo que quedaba de su brazo hacia arriba mientras sentía como toda la sangre se escurría a través de la ropa, pero no le importó. Debía buscar la forma de salir, quizás cortar el estómago del titán con las cuchillas, pero las había perdido en cuanto se estrelló contra un tejado minutos atrás. Buscaría la manera, aunque fuera imposible. No se rendiría.
— ¡Aún no puedo rendirme!— Exclamó y lo dijo para convencerse a sí mismo, pues estaba a nada de dejarse morir de una vez por todas. — ¡Los aniquilaré! ¡Todos y cada uno de ellos!
Hizo silencio unos segundos mientras las lágrimas escurrían por su cuello y se mezclaban con la sangre de los que alguna vez fueron sus compañeros. Pero ahora no eran más que una pila cadáveres y sueños destrozados.
— ¡Con mis propias manos!
Y lo último que Eren sintió fue el golpe de un rayo en todo el cuerpo que lo empujó hacia arriba mientras veía como todo su cuerpo crecía de golpe.
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Una de las razones por las que el ataque de los titanes cobró la vida de tantos soldados, fue que la élite de la Legión de Reconocimiento no estuvo presente. Salieron en una misión esa misma mañana, como si fuera a propósito. Estaba claro que la suerte de la humanidad estaba lejos de ser la mejor pero algunos lograban pasar de esa mala racha y seguir con sus vidas. Aunque estuvieran viviendo una mentira.
— ¡Llegaron! ¡Son las fuerzas principales de la Legión de Reconocimiento!— Varios civiles y recién graduados se encontraban observando la llegada de las tropas, entre ellos Mikasa, Jolene, Armin y Eren.
