Lost daughter.
Stohess era más bello de lo que Jolene se esperaba. Los altos edificios color crema, con enormes y brillantes ventanales, daban la sensación de estar meticulosamente medidos para que la distancia entre cada uno de sus ladrillos fuera simétrica. Algunos tenían enormes campanas de bronce en el punto más alto de sus construcciones, otros se curvaban en una cúpula que vistas desde adentro debían ser un espectáculo asombroso, y otros simplemente estaban cubiertos con azulejos radiantes. Si Jolene aún tuviera ocho años, quizá pensaría que esos azulejos color granate estaban hechos de algún mineral inconcebiblemente caro. Sus pisadas se perdían entre el resonar de los tacones de los habitantes de la impresionante ciudad, hacían eco y rebotaban contra los edificios y hogares. De alguna manera, la soldado encapuchada se sentía nostálgica. Por más que intentaba evadir ese sentimiento y enfocarse en caminar hacia el este del Distrito, le era imposible no pensar que su padre, quizá, había vivido en un lugar de características semejantes a Stohess después de dejarla junto a su madre en Shiganshina, en el borde del exterior. Estaba segura de que, en un pasado, podía llegar a explotar en cólera ante la simple escena imaginaria de su padre viviendo en tan lujosa y cómoda ciudad mientras ella y Shekina lamentaban su partida en uno de los Distritos más alejados. Ahora, incluso sabiendo eso, sentía que el rencor hacia su padre se había deslavado. Probablemente sus razones para abandonar a su familia eran más serias que un simple interés personal por vivir cómodamente. Quizá sus motivos para abandonarlas eran más que un supuesto acto de heroísmo inventado por Shekina.
Está peleando contra los titanes, para que podamos abandonar estos muros algún día...
Mientras más se acercaba al muro, más soldados de la Policía Militar se sumaban a su contador mental. El carruaje con el supuesto "Eren" (que no era nadie más que Jean) ya había arribado a la ciudad hacía poco más de dos minutos, según los cálculos de Jolene. El plan ya estaba en marcha. Armin y Alan ya deberían haberse encontrado con Annie. Es por eso que debía apresurarse a verse con Yuka, tomar todo lo que ella tuviera para decir, y esperar a que todo saliera como era esperado. En el peor de los casos, si no conseguían engañar a Annie para aprisionarla, entonces Jolene debía cumplir con su promesa. Volvería con sus compañeros para asistir a la misión. Pelearía junto a ellos sin importar cuánta información hubiera aprendido sobre la ubicación de su padre, sobre su propia historia, sobre Yuka y Daichi, sobre Annie, acerca de lo que fuera que la mujer del mechón blanco tuviera para decir. Poner en riesgo la operación y la confianza de sus amigos debía valer la pena.
Jolene caminó por la calles desoladas, bajo la penumbra de los tejados, los callejones y la tela verde sobre su cabeza, fisgoneaba con los ojos bien abiertos mientras evadía cada camino ocupado por soldados, y no tardó mucho en desplazarse hasta el este de Stohess, al mismo tiempo que se proyectaba una enorme sombra del gigante muro cubriendo su vista del sol. Al borde de la ciudad, donde los edificios estaban más amontonados que en el centro, Jolene comenzó a caminar sin rumbo aun manteniéndose en la misma dirección, esperando encontrarse con el dichoso departamento del que Yuka hablaba en su nota. Desolación, silencio, calles y callejones vacíos. El límite de Stohess parecía una región fantasma a comparación de su centro, un laberinto en el que la joven era simplemente una hormiga de tierra. La pared curvada de vertiginosa altura la guiaba como una flecha enorme, la atrapaba debajo de su sombra y teñía el camino de colores oscuros. Jolene se detuvo repentinamente, sus pisadas se desvanecieron en el silencio, y se percató de que se desviaría del este si continuaba avanzando. Con la carta entre las manos y releyendo "departamento número seis" por milésima vez, se preguntó por qué Yuka no había querido darle la dirección exacta del lugar. Torció la boca en confusión mientras miraba sus alrededores, por las calles que se abrían en distintas direcciones, y dejó caer los hombros, pues no contó con llevar un mapa de Stohess consigo. Tampoco podía preguntar a los civiles por indicaciones porque no había nadie alrededor. Una leve corriente de aire le golpeó las mejillas acaloradas.
ESTÁS LEYENDO
Young Blood |Levi Ackerman|
FanfictionLevi lo era todo para Jolene. Aun sabiendo que él y su madre la engañaban todos los días de su vida, siendo totalmente consciente que la ausencia de su padre no se debía al tan molesto pretexto de "Está luchando contra los titanes para que podamos a...