Wrapped bodies.
Los aullidos violentos de Eren habían resonado en cada esquina del bosque como una voz dotada de ubicuidad. Se perdía entre los troncos mohosos y llegó a los oídos de los soldados en cada uno de sus puntos correspondientes como una alarma, una señal desesperanzadora que indicaba una amenaza poderosa. Para Levi, que siguió los alaridos de su subordinado desplazándose entre árbol y árbol, fue como ir encontrándose de a pedazos los restos de una lucha perdida. Comprendía que Eren no había tenido opción. Que quizá ese hedor metálico, lamentablemente familiar, estaba destinado a encontrarse con sus narices una y otra vez, hasta que alguien más lo encontrara a él del otro lado del doloroso paisaje. Siendo su cuerpo el que estaría despedazado, colgando lánguidamente, como el de Gunther, al que se encontró a modo de premonición sin una gota de sangre por derramar. Flotó por encima de los restos partidos de Erd, del cuerpo carente de huesos enteros de Auruo, y se recostó por un momento sobre el árbol en el que Petra estaba adherida. Ella tenía el rostro cubierto por una cascada estática de sangre, los ojos dorados perdidos en la copa del árbol y su cabello guardaba el último indicio de vida, que no le pertenecía, sino que era obra de la brisa que lo sacudía. Levi parpadeó, observándola por debajo de su barbilla con el rostro incluso más muerto que el de sus soldados. No tembló, no existían señales de pesar humano en su expresión, y decidió que era momento de seguir la voz de Eren cuando no encontró ningún otro cadáver esperando por ser reconocido. Sin embargo un doble nudo se apretó en su garganta, como si lo atravesara el filo de una navaja.
Su lista de pérdidas creció. Otra vez.
Mikasa se dio cuenta de que sus ojos no estaban jugándole una broma pesada cuando el titán femenino, con la mandíbula apretada alrededor del cuerpo de Eren, y una mano apresando entre su palma y sus clavículas a una Jolene inconsciente, puso en marcha su plan de escape, trotando ruidosamente en dirección opuesta a la de la chica de la bufanda. La joven rebotó sobre la nada, sostenida por los cables de su equipo como una marioneta de madera, y la rigidez en su garganta dificultó la salida de las vagas palabras en las que rogaba al gigante rubio por Eren. Vuelve, no te vayas, regrésamelo, porque él es mi familia y yo soy la suya.
Y de un segundo a otro sus plegarias mudas se convirtieron en pólvora, explotaron en su interior y la furia inhumana que le recorrió cada centímetro del cuerpo se desató como un huracán masivo. La bufanda de Mikasa se sacudió en el viento como una llama ardiente, roja y estridente, mientras su dueña volaba por los aires con la velocidad de una bala de cañón, su rostro pálido era enmarcado por dos hojas metálicas elevadas en símbolo de lucha y un grito desgarrador detonó su presencia al titán que instintivamente se cubrió la nuca. La azabache le rebanó los músculos del hombro, la mejilla y el talón de Aquiles, por lo que se detuvo un momento, jadeante, cuando el gigante se desplomó sosteniéndose con los codos, y una mano apoyada sobre sus clavículas. La coraza celeste en su nuca se engrosó como una capa de hielo ártico y Mikasa, apoyada contra un árbol, tembló de cólera con las pupilas reducidas.
─ Te mataré. Juro que te mataré.─ Farfulló entre sofocos.─ Dónde sea que vaya, te atraparé. Lo siento Eren. Espérame un poco más... tan sólo un poco... Jolene...
Fue cuando se dio cuenta que el titán femenino mantenía apresada, entre una de sus manos y el pescuezo, a Jolene. A pesar de su estado de trance y el vapor denso que desprendía el cuerpo de Eren, recordaba haber visto instantáneamente a su compañera caer desplomada dentro de la mano en carne viva del gigante vencedor. Y antes de que Mikasa pudiera preguntarse el por qué, tenía un par de ojos helados clavados en su dirección, que la detectaron como un blanco para el puño medianamente regenerado del coloso. Se estampó en el tronco del árbol, calándole un hoyo hundido a la madera, fallando en su propósito de destruir a la chica cuyos reflejos le hicieron justicia. La soldado se dejó caer al vacío verde, se desplazó hacia otro árbol y una vez que el titán se puso en marcha otra vez, se impulsó en su dirección con la garganta crispada en ira y las cejas arrugadas. Sin embargo su ataque fue ejecutado a medias, porque antes de siquiera poder quebrar otro juego de cuchillas su voz se atoró en un clamor de confusión al sentir como algo la atrapaba y la arrastraba en contra de su voluntad, lejos de su enemigo. Giró la cabeza con los ojos escondidos entre sus mechones lacios, y se encontró con el rostro angular del capitán mirándola desafiante, o quizá juzgador, que la sostenía con un brazo mientras se desplazaba en dirección opuesta al titán femenino.
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Young Blood |Levi Ackerman|
FanfictionLevi lo era todo para Jolene. Aun sabiendo que él y su madre la engañaban todos los días de su vida, siendo totalmente consciente que la ausencia de su padre no se debía al tan molesto pretexto de "Está luchando contra los titanes para que podamos a...