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Fighting.

Jolene apretó las muñecas de Eren mientras todos los recién graduados que se encontraban sobre el muro tenían los ojos pegados sobre el monstruo que los observaba muy de cerca; el titán colosal.

Los oídos de Jolene estaban completamente sordos por el terror mientras que su campo de visión se limitaba únicamente al enorme titán que levantó uno de sus brazos con mucha lentitud y lo arrastró por la cima del muro, deshaciéndose por completo de los cañones. Aquel enorme brazo estaba a tan sólo unos pocos metros de distancia de los reclutas y todos, menos Jolene, saltaron hacia el interior del muro, quedando colgados de el gracias a sus engranajes.

— ¡Jolene!— Gritó Eren tratando de hacerla reaccionar, pero al no conseguir una respuesta simplemente la tomó del cuello de su chaqueta y saltó siendo impulsado por el gas de sus engranajes esquivando por completo el brazo del titán.

Jolene solía ser ese tipo de personas a las que les costaba volver a realidad cuando algo que los impresionaba demasiado aparecía delante de sus ojos, y ese defecto casi le cuesta la vida, de no ser por Eren.

Eren lanzó a Jolene con toda la fuerza que su brazo tenía hacia el otro lado del muro, y fue sólo en el momento en el que su fobia a las alturas apareció que consiguió reaccionar. Entrecerró los ojos, arrugó las cejas y apretó los dientes para disparar el ancla de sus engranajes y los clavó en el muro, quedando colgada de el al igual que Eren.

— ¡¿Estás bien?!— Mina le gritó desde unos pocos metros de distancia, pero Jolene estaba sumergida en sus pensamientos, sin poder creer que todo estaba pasando justo como hacía cinco años. La historia se repetía una vez más.

Miró debajo de sus pies y no le costó mucho percatarse de que un enorme agujero de unos nueve metros de altura se encontraba en la entrada del muro del Distrito de Trost. No pasarían más de cinco minutos para que los titanes comenzaran a entrar y si no hacían algo pronto, las cosas se pondrían peor de lo que estaban, sin descartar la posibilidad de que destruyeran la entrada al muro Rose.

— ¡Hay un agujero en el muro!— Gritó mientras se secaba el sudor frío con la manga de su chaqueta.

Eren siguió los ojos de Jolene y al encontrarse con el agujero en la puerta, el vago recuerdo de su madre siendo devorada por un titán lo volvió a atormentar. Tenía los ojos abiertos de par en par al recordar la promesa que había hecho, la única razón por la que había entrenado durante años: Acabar con los titanes. Entonces actuó por impulso, sacando las cuchillas de sus compartimientos

— ¡Alisten la artillería!— Exclamó captando la atención de sus compañeros. — ¡Prepárense para la batalla!

Se empujó sobre el muro y se impulsó hacia arriba, pasando por detrás de Jolene, quien lo seguía con los ojos cargados de terror y sorpresa ante su repentina reacción.

— ¡El objetivo está justo frente a nosotros! ¡El titán Colosal!— Continuó gritando y Jolene se cuestionó durante varios segundos si debía seguirlo o no. Eren era uno de sus más grandes amigos y jamás se perdonaría si algo fuera a pasarle, y aún más si ella podía hacer algo. — ¡Es nuestra oportunidad, no dejen que se nos escape!

Y desapareció de la vista de todos cuando subió a la cima del muro del Distrito. Jolene, al ver que nadie conseguía reaccionar, se empujó con toda la fuerza que sus piernas tenían y decidió que lo mejor era seguir a Eren de cerca. Sacó las cuchillas de un sólo intento y se impulsó hacia arriba mientras trataba de controlar su creciente terror que de a poco iba consumiéndola.

— ¡Espera! ¡Jolene!— Le gritó Connie desde su lugar y ella sólo lo ignoró por completo. — ¡Demonios!

Se dio una bofetada en la mejilla mientras trataba de mantenerse cuerdo, ya que él también tuvo el impulso de seguir a sus dos exaltados compañeros, pero estaba seguro de que no lo necesitarían. No con alguien tan fuerte como Jolene pudiendo luchar sin problema alguno.

Young Blood |Levi Ackerman|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora