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Este capítulo me quedó tan largo que roza lo ridículo, en total quedaron casi nueve mil palabras, que equivalen a veintitrés páginas en Word -para que lo tengan de referencia, normalmente sólo escribo 18 hojas-. Pensé en dividirlo en dos para no hacerlo tan eterno, pero decidí dejarlo así para recompensar el mes que estuve ausente. Les recomiendo que lo lean por partes para no sentirse tan sofocados, o pueden leerlo de una sentada. Como se sientan más cómodos.

En fin, disfruten este capítulo masivo. 


Salvation.

Habían pensado que todo había sido un malentendido. Que un par de idiotas habían inventado que Eren había salido del cuello de un titán solo para crear un poco de pánico entre los soldados, con el único objetivo de carcajear un rato. Pero en cuanto la tierra se levantó en el aire al igual que un vapor desconocido, el capitán y toda la brigada se aliviaron al sacarse el peso de encima de enfrentarse a un supuesto "humano mitad titán." Y aunque aquella decisión de asesinar a sangre fría a cuatro cadetes hubiera costado la vida de dos de los más fuertes, no se arrepintió. Después de todo, tanto Tamashi como Ackerman habrían creado un desastre ante la muerte de su compañero, mucho más del que Jaeger causó.

— ¿Le dimos? — Preguntó mientras se corría el brazo de los ojos para comprobar la muerte de los recién graduados.

Y lo próximo que escuchó fue los gritos de terror de los soldados, pero el capitán se rehusaba a creer lo que sus ojos le reflejaban. Creía que le había entrado tierra en las retinas y lo que estaba presenciando era tan solo producto de su imaginación.

Jean, Annie, Alan, Reiner y Bertholdt había corrido lo más rápido que sus piernas les permitían al ver humo del otro lado del muro. Pues, habían pensado que el titán acorazado había aparecido para destruir la pared, pero al ver tan solo vapor y oír gritos, de alguna manera se relajaron al ver el enorme hormigón intacto. Menos Alan.

— ¿Qué está pasando ahí abajo? — Preguntó Reiner, pero Serkin no lo escuchó.

— Jo...lene. — Tartamudeó y algo en su cerebro se paralizó al imaginarse a la chica sin vida, aplastada por una bala de cañón. Dio unos pasos hacia adelante, como si estuviera tratando de observar mejor la escena y Jean se dedicó a mirarlo.

Estaba con el rostro serio, tratando de conservar la calma, pero fue inútil. Se echó a correr hacia la brigada de soldados mientras sacaba las cuchillas de sus compartimientos y sus compañeros abrieron los ojos de par en par al ver su repentina reacción.

— ¡Alan! — Gritó Bertholdt, pero solo Jean corrió detrás de él.

— ¡Jolene! — Gritó de furia mientras los ojos le picaban, pero no derramó ni una sola lágrima. Serkin se conocía tan a la perfección que sabía que una vez comenzara a llorar ya no conseguiría detenerse.

Jean se lanzó sobre el justo antes de que saltara del tejado para dirigirse hacia la brigada de soldados y en el impacto las cuchillas de Alan cayeron al suelo, mientras su compañero lo tomaba por los hombros y el trataba de zafarse a toda costa. En ningún momento despegó los ojos de la masa de vapor que se encontraba justo donde la bala de cañón había impactado.

— ¡Jolene! ¡Jolene!— Gritaba y a Jean se le cruzó por la cabeza darle un golpe para que se calmara, pero el chico se lo devolvería mil veces más fuerte.

— ¡Alan! ¡Te matarán si intentas algo!— Le gritó tratando de hacerlo entrar en razón mientras Serkin estiraba su mano hacia la escena y trataba de deshacerse de los brazos de su compañero desesperadamente. — ¡No debemos interferir! ¡Las cosas se pondrán peor!

Young Blood |Levi Ackerman|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora