Capítulo 16

63 3 0
                                    


- Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que comenzara cuando suene el silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado. Así que, cuando cuente tres: uno...dos... ¡Tres!

El silbato sonó en el aire frio y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de gritos y aplausos. Sin pararse a mirar lo que hacían los otros campeones, saco del bolsillo el puñado de branquialgas, se lo metió en la boca y entro en el lago.

El agua estaba tan fría que sintió que la piel de las piernas le quemaba como si hubiera entrado en fuego. El agua ya le llegaba a las rodillas, y los entumecidos pies se deslizaban por encima de sedimentos y piedras planas y viscosas. Masticaba las branquialgas con toda la prisa y fuerza de que era capaz. Eran desagradablemente gomosas, como tentáculos de pulpo. Cuando el agua helada le llegaba a la cintura, se detuvo, trago las branquialgas y espero a que sucediera algo.

Entonces, de repente, sintió como si le hubiera tapado la boca y la nariz con una almohada invisible. Intento respirar, pero eso hizo que la cabeza le diera vueltas. Tenía los pulmones vacíos, y notaba un dolor agudo a ambos lados del cuello. Se llevó las manos a la garganta, y noto dos grandes rajas justo debajo de las orejas, agitándose en el aire frio: eran agallas. Sin pararse a pensarlo, hizo lo único que tenía sentido en aquel momento: se echó al agua.

El primer trago de agua helada fue como respirar vida. La cabeza dejo de darle vueltas. Tomo otro trago de agua y noto como pasaba suevamente por entre las branquias y le enviaba oxígeno al cerebro. Extendió las manos y se las miro parecían verdes y fantasmales bajo el agua y, le habían nacido membranas entre los dedos. Se retorcio para verse los pies desnudos: se habían alargado y también les habían salido membranas: era como si tuviera aletas.

El agua ya no parecía helada. Al contrario resultaba agradablemente fresca y muy fácil de atravesar... Lily nado, asombrándose de lo lejos y rápido que lo propulsaban por el agua sus pies con aspectos de aletas, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitara parpadear.

Vio que un grindylow, un pequeño demonio marino con cuernos, se había aferrado a sus piernas con sus largos dedos y le enseñaba los afilados colmillos. Se apresuró a buscar a tientas su varita. Otros dos grindylows habían salido de las algas y, cogiéndolo de los brazos, intentaban arrastrarlo hacia abajo.

- Relaxo- grito Lily.

La varita les arrojo lo que parecía un chorro de agua hirviendo porque donde les daba les producía en la piel verde unas ronchas rojas de aspecto infeccioso. Lily se soltó el tobillo del grindylow y escapo tan rápido como pudo.

Siguió nadando durante unos veinte minutos, hasta que llego a unas vastas extensiones de barro negro, que enturbiada el agua en pequeños remolinos cuando ella pasaba aleteando. Luego por fin, percibió un retazo del canto de las criaturas marinas:

Nos hemos llevado lo que más valoras,

Y para encontrarlo tienes una hora....

Lily nado más deprisa, y no tardo en ver aparecer frente a ella una roca grande que se alzaba del lodo. Había en ella pinturas de sirenas y tritones que portaban lanzas y parecían estar tratando de dar caza al calamar gigante. Lily pasó la roca, guiada por la canción.

....ya ha pasado media hora, así que no nos des largas

Si no quieres que lo que buscas se quede criando algas...

Toda una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se alineaban en lo que parecía una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. En el centro cantaban un coro de tritones y sirenas para atraer a los campeones, y tras ellos se erguía una tosca estatua que representaban a una sirena gigante tallada en una mole de piedra.

Albus estaba atado junto con una niña que no parecía contar con más de cinco años y tenía un parecido con Thomas Krum. También se encontraba una mujer de aproximadamente cuarenta o cincuenta años supuso que es la madre de Sofia por su parecido físico. Daba la impresión de que los tres se hallaban sumidos en un sueño profundo: la cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de burbujas.


Lily Potter y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora