Capítulo 42

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- Llévatela tú. Mereces ganar: me has salvado la vida dos veces.

- No es así, el Torneo. – replico Lily.

Estaba irritada: la pierna le dolía muchísimo, y tenía todo el cuerpo magullado por sus forcejeos con la araña; pero, después de todos sus esfuerzos, Thomas había llegado antes.

- El primero que llega a la Copa gana. Y el primero has sido tú. Te lo estoy diciendo: yo no puedo ganar ninguna competición con esta pierna.

Thomas se acercó un poco más a la araña desmayada, alejándose de la Copa y negando con la cabeza.

- No- dijo.

- ¡Deja de hacer alardes de nobleza!- exclamo Lily irritada-. No tienes más que agarrarla, y podremos salir de aquí.

Thomas observo como se agarraba del seto para mantener se dé pie.

- Tú me dijiste lo de los dragones- recordó Thomas-. yo habría caído en la primera prueba si no me lo hubieras dicho.

- A mí también me dijeron- espeto Lily, tratando de limpiarse con la túnica la sangre de la pierna-. Y luego tú me ayudaste con el huevo: estamos en paz.

- También a mí me ayudaron con el huevo.

- Seguimos estando en paz- repuso Lily, probando con cautela la pierna, que tembló violentamente al apoyar el peso sobre ella. Se había torcido el tobillo cuando la araña la había dejado caer.

- Te merecías más puntos en la segunda prueba- dijo Thomas tercamente-. Te resegaste porque querías salvar a todos los rehenes. Es lo que tendría que haber hecho yo.

- ¡Solo yo fui lo bastante tonta para tomarme enserio la canción!- contesto Lily con amargura-. ¡Llévate la Copa!

- No- contesto Thomas, dando unos pasos más hacia ella.

Esta vio que Thomas era sincero. Quería renunciar a un tipo de gloria que no había conquistado desde hace siglos.

- Vamos es mejor que tú te la lleves- dijo Thomas. Era como si le costara todas sus fuerzas, pero había cruzado los brazos y su rostro no dejaba lugar a dudas: estaba decidido.

Lily miro alternativamente a Thomas y a la Copa. Por un instante esplendoroso, se vio saliendo del laberinto con ella. Se vio sujetando en alto la Copa de los Tres Magos, oyó el clamor de la multitud, vio el rostro de Scorpius embriagado de admiración, más nítido de lo que había visto nunca...y luego la imagen se desvaneció y volvió a ver la expresión seria y firme de Thomas.

- Vamos los dos-propuso Lily.

- ¿Qué?

- La agarraremos los dos al mismo. Sera la victoria de los dos. Empataremos.

Thomas observo a Lily. Descruzo los brazos.

- ¿Es... estas segura?

- Si- afirmo Lily-. Si nos hemos ayudado el uno al otro, los dos hemos llegado hasta aquí. Tenemos que llevárnosla juntos.

Por un momento pareció Thomas no daba crédito a sus oídos. Luego sonrió.

- Adelante, pues-dijo-. Vamos.

Agarro a Lily del brazo, por debajo del hombro, y la ayudo a ir hacia el pedestal en que descansaba la copa.

Al llegar, uno y otro acercaron sendas manos a las relucientes asas.

- A la de tres- propuso Lily-. Uno...dos. Tres...

Thomas y el agarraron las asas de la Copa.

Al instante, Lily sintió una sacudida en el estómago. Sus pies despegaron del suelo. No podía aflojar la mano que sostenía la Copa de los Tres Magos: llevaba hacia delante, en un torbellino de viento y colores, y Thomas iba a su lado.

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Lily Potter y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora