Capítulo 23

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Había empezado marzo, y el tiempo se hizo más seco, pero un viento terrible parecía despellejarles manos y cara cada vez que salían del castillo. Había retrasos en el correo porque el viento desviaba a los búhos del camino.

Después de la clase de Herbologia tocaba Cuidado de las Criaturas Mágicas. Se encamino hacia la clase junto a su primo Hugo pero se llevaron una grata sorpresa cuando vieron que Hagrid había regresado.

- Hagrid que bueno que volviste- le dice contenta Lily.

- Si Lily gracias por preocuparte tuve que arreglar unos asuntos pero ahora todo está mejor.- la tranquiliza con una gran sonrisa característica de Hagrid.

Hagrid empezó con la clase y les enseño unos animalitos negros de aspecto esponjoso y largo hocico. Tenían las patas delanteras curiosamente planas, como palas, y miraban a la clase sin dejar de parpadear, algo sorprendidos de la atención que atraían.

- Son escarbatos- explico Hagrid cuando la clase se congregó en torno a ellos-. Se encuentran sobre todo en las minas. Les gustan las cosas brillantes....Miren.

Uno de los escarabajos dio un salto para intentar quitarle de un mordisco el reloj de pulsera a Mía Parkinson, que grito y se echó para atrás.

- Resulta muy útiles como detectores de tesoros-dijo Hagrid contento-. Pensé que hoy podríamos divertirnos un poco con ellos-. ¿Ven eso?- señalo el trozo grande de tierra recién cavada en la que Lily lo había visto trabajar desde la ventana de la buhonera-. He enterrado algunas monedas de oro. Tengo preparado un premio para el que tenga al escarabajo que consiga sacar más. Pero lo primero que tienen que hacer es quitarse las cosas de valor; luego escojan un escarbatos y prepárense para soltarlo.

Lily se quitó un collar con la inicial de la letra A de Albus. Cuando era niños decidieron intercambiar sus collares con su respectiva inicial. Luego agarro un escarbatos, que le metió el hocico en la oreja, olfateando eran bastantes cariñoso.

Era con diferencia lo más divertido que hubiera visto nunca en clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas. Los escarbatos entraban y salían de la tierra como si esta fuera agua, y acudían corriendo a su estudiante respectivo para depositar el oro en sus manos. El de Hugo parecía especialmente eficiente. No tardo en llenarle el regazo de monedas.

- ¿Se pueden comprar y tener de mascotas, Hagrid?- le pregunto emocionado, mientras su escarbato volvía a hundirse en la tierra, salpicándole la túnica.

- A mi tía Hermione no le gustaría la idea Hugo-repuso Lily sonriendo.

- Destrozan las casas. Me parece que ya deben de haberlas recuperado todas- añadió Hagrid -. Solo he enterrado cien monedas.

Scorpius Malfoy se vacío los bolsillos, resulta que tenía más monedas que Hugo así que Hagrid le dio como premio una enorme tableta de chocolate de Honeydukes. En esos momentos sonó la campana del colegio anunciando la comida. Todos regresaron al castillo salvo Lily, Albus y Hugo, que se quedaron ayudando a Hagrid guardar los escarbatos en las cajas. Subieron la escalinata de piedra, entraron en el vestíbulo y fueron al Gran Comedor para la comida.

En la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras el profesor les puso un examen con el que pueden estudiar para su EXTASIS se trataba de desvíos de maléficos. Todos los alumnos estaban cansados porque los trabajos se amontonaban en los días previos a la semana de Pascua. Su abuela Molly le mando huevos de dragón rellenos de caramelo casero.

Otros años, en primavera, Lily se entrenaba a fondo para el último partido de la temporada. Aquel año, sin embargo, era la tercera prueba del Torneo de los Tres Magos en la que necesitaba prepararse, pero seguía sin saber que tenía que hacer. Finalmente en la última semana de mayo, al final de una clase de Transformaciones, la llamo la profesora McGonagall.

- Esta noche a las nueve en punto tienes que ir al campo de quidditch- le dijo-. El señor Hagrid se encontrará allí para hablarles de la tercera prueba.

De forma que aquella noche, a las ocho y media, dejo a Hugo, Alice y José en la torre de Gryffindor para acudir a la cita. Al cruzar el vestíbulo se encontró con Sofia, que salía de la sala común de Ravenclaw.

- ¿Qué crees que será?- le pregunto a Lily, mientras bajaban con ella en la escalinata de piedra y salían a la oscuridad de una noche encapotada-Thomas no para de hablar de túneles subterráneos: cree que tendremos que encontrar un tesoro.

- Eso no estaría mal.- dijo simplemente.

Bajaron por la oscura explanada hasta el estadio de quidditch, entraron a través de una abertura en las gradas y salieron al terreno de juego.

- ¿Qué han hecho?- exclamo Lily indignada, parándose de repente en medio del estadio.

               NOTA: Feliz Navidad, este es un capitulo de regalo pero eso no va a cambiar nada             mañana lunes subo el capitulo como es lo normal. 

Lily Potter y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora