Capítulo 44

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A través de los parpados cerrados, Lily percibió el destello de un rayo de luz verde, y oyó que algo pesado caía al suelo, a su lado. El dolor de la cabeza alcanzo tal intensidad que sintió arcadas, y luego empezó a disminuir. Aterrorizada por lo que vería, abrió los ojos escocidos. Thomas yacía a su lado, sobre la hierba, con las piernas y los brazos extendidos. Estaba muerto.

Durante un segundo que contuvo toda una eternidad, Lily miro la cara de Thomas, sus ojos abiertos, inexpresivos como las ventanas de una casa abandonada, su boca medio abierta, que parecía expresar sorpresa. Y entonces, antes de que su mente hubiera aceptado lo que veía, antes de que pudiera sentir otra cosa que aturdimiento e incredulidad alguien lo levanto.

El hombrecillo de la capa había posado su lio de ropa y, con la varita encendida, arrastraba a Lily hacia la lápida de mármol. A la luz de la varita, Lily vio el nombre inscrito en la lápida antes de ser arrojada contra ella:

Frank Tomlinson

El hombre de la capa hizo aparecer por arte de magia unas cuerdas que sujetaron firmemente a Lily, atándola a la lápida desde el cuello a los tobillos. Lily podía oír el sonido de una respiración rápida y superficial que provenía de dentro de la capucha. Forcejeo, y la persona la golpea: la golpeo con la mano Lily se dio cuenta de que resplandecía en medio del alba un anillo que lo reconocía de algún lugar: Sofia.

-¡Tu!- dijo jadeando.

Pero Sofia, que había terminado de sujetarla, no contesto: estaba demasiada ocupada comprobando la firmeza de las cuerdas, y sus dedos temblaban incontrolablemente hurgando en los nudos. Cuando estuvo seguro de que Lily había quedado tan firmemente atado a la lápida que no podía moverse ni un centímetro, Sofia saco de la capa una tira larga de tela negra y se la metió a Lily en la boca. Luego, sin decir una palabra, le dio la espalda y se fue a toda prisa. Lily no podía decir nada, ni podía ver adonde había ido Sofia. No podía girar la cabeza para mirar al otro lado de la lápida: solo podía ver lo que había delante de ella.

El cuerpo de Thomas yacía a unos seis metros de distancia. Un poco más allá, brillando a la luz de las estrellas, estaba la Copa de los Tres Magos. La varita de Lily se encontraba en el suelo, a sus pies. El lió de ropa que Lily había pensado que sería un bebe se hallaban cerca de él, junto a la sepultura. Se agitaban de manera inquietante. Lily lo miro, y la cabeza le volvió a doler....y de pronto comprendió que no quería ver lo que había dentro de aquella ropa....no quería que el lió se abriera....


Lily Potter y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora