En la cabaña, otros sonidos habían reemplazado a los maullidos. El polvo había dejado de importar y el piso irregular también. Quizá era la magia del bosque, la cual hacía de ese lugar uno pacífico como pocos, o quizá el silencio que cortó el aire e indicó la llegada de un momento único, lo que fuese, logró acelerar su respiración.
Yumi jamás había sentido tantas cosas a la vez. Se sentía más sensible y receptiva. Era tan extraño, y había pasado tan deprisa que casi ni se dio cuenta de nada.
Yumi jamás había creído vivir para ver la expresión cuidadosa de Sasuke Uchiha, pero así era. Él podía ser un maldito en el campo de batalla, certero y mortífero, pero en esos momentos, parecía que meditaba cada movimiento. Nunca lo había visto como alguien capaz de tener cuidado con algo o alguien, pero allí estaba, intentando no causarle más dolor del que la embargaba, y eso... lo apreció.
Cerró los ojos por un momento, y al abrirlos debido a las cosquillas provocadas por el roce de su cabello azabache sobre su piel, vio cómo el chico se inclinaba hacia ella. Apretó los puños con fuerza y con una mueca en sus labios que delataba incomodidad, llamó su atención dando breves toques en su brazo.
—Espere —Pidió cuando sintió la humedad recorrer su pierna.
Sasuke no era un chico paciente, eso ya lo sabían todos los que se cruzaban en su camino y eran apartados luego, por lo que si no se iba, era debido a ella. Y a su ansiedad. Era la primera vez que hacía eso, y aunque tenía noción de qué hacer y qué no hacer, una diminuta parte de su mente temía arruinarlo todo y ser brusco.
—Si prefieres que no lo haga, solo dilo y no me hagas esperar más —Replicó con la voz tensa y ronca de los nervios.
—Sí quiero —Volvió a decir lo que hace no mucho había asegurado—, solo no me diga cuando salga ¿de acuerdo?
—Créeme, aunque no te lo diga, es imposible que no lo sepas. Es algo grande —Los ojos oscuros e impacientes de Sasuke se tornaron ligeramente divertidos por su petición, y Yumi lo notó.
—¿Está sonriendo? —Preguntó sabiendo la respuesta, teniéndola frente a sí.
Sasuke Uchiha tenía una linda sonrisa.
Idiota. Orgulloso. Enfurruñado. Pero con una sonrisa que valía la pena sacar. Los segundos se volvieron lentos y el tic tac del reloj se ralentizó en ese pequeño espacio y en ese tiempo que tardó en volver a la normalidad, en notar que por un breve instante se olvidó de todo. Carraspeó volviendo a lo suyo sin esa paz de por medio, y percibiendo nuevamente el rencor que a diario lo acompañaba. ¿Por qué? ¿Por qué volver siempre a su caparazón? Estaba tan seguro que muchas personas se preguntaban eso, como de la razón por la cual no se permitía tener un minuto de felicidad.
¿Cómo alguien cuya familia entera estaba muerta podía siquiera sentirse bien? ¿Cómo alguien que quedó solo en el mundo siendo tan pequeño podía reír a carcajadas? ¿Cómo alguien que perdió a sus padres debido a su amado hermano podría darle la espalda a su rencor? ¿Cómo alguien que quedó tan devastado y roto como para volver a ser construido podría levantarse? Sasuke no podía hacer eso. No quería. No creía tener el derecho de hacerlo. En realidad, el Uchiha, el tipo frío y solitario, el raro que no jugaba con los otros niños, el ninja renegado y odiado por su aldea, el que rompió sus lazos, el que le dio la espalda a sus amigos, envidiaba a aquellos que sí lo lograban, celaba con cada latido de su corazón a los que eran felices luego de ser desdichados; porque él no podía. Porque él se afianzaba a dos cosas: Su venganza, y el firme hecho de no poder reír libremente.
Sasuke guardaba mucho en su corazón, más de lo que la gente debería soportar. No obstante, no importaba. Se convencía a diario que podía seguir, que algún día alcanzaría su objetivo y que cuando lo hiciera, todo habría acabado. A veces incluso, cuando se imaginaba la muerte de Itachi, una pregunta aparecía en su mente "¿Ahora qué?", y la respuesta jamás llegaba.
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Kimi ga suki | Tú me gustas
FanfictionSon escasas las cosas que le gustan a Sasuke, y al contrario son muchas las que le desagradan. Tiene un sueño, o más que eso, una ambición: Asesinar a un hombre. Es por esa única razón que no está dispuesto a morir y mucho menos de una forma nada di...