Capítulo 39

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Unos dedos se cerraron en el aire. En algún momento, había estirado el brazo en dirección hacia los cuervos que se dispersaban en diferentes direcciones, antes de consumarse como las cenizas frente al semblante frustrado de Kabuto, quien no logró prever cuando uno de sus cuernos fue cortado.

—Ahora sí podrías con un jabalí.

—Claro que sí —atinó a decir con un rastro de sonrisa que se debía al alivio de no verlo agonizando—, pero primero debemos hacernos cargo de una serpiente.

El aludido rió divertido por las palabras del adolescente. ¿Es que acaso no terminaban de comprender lo invencible que era? Tenía de su lado a la naturaleza y además, no podían asesinarlo al ser el invocador del Edo tensei. Tenía las de ganar. Iba a ganar. ¿Por qué les costaba tanto admitirlo?

—Mirándolos ahora parece que se llevan muy bien. A pesar de lo mucho que se han odiado y cuánto han peleado entre hermanos, están aquí los dos, juntos —señaló dándole vistazos a uno y luego al otro—. Juzgando por tu preocupación, cualquiera pensaría que no quieres que Itachi muera, Sasuke-kun —Chasqueó la lengua empezando a hallarle el sentido a esa ridícula conexión—. ¿Ya conoces la verdad, cierto? Eso explicaría porqué te uniste a Akatsuki y quieres destruir Konoha.

El menor se tensó, dándole el presentimiento que ese tema era sensible. Perfecto para hundir el dedo en la herida.

—En ese caso, comprendo tu comportamiento. Quieres vengarte de la aldea —No preguntaba. No había necesidad de ello. La respuesta la tenía frente a sus narices—. Por eso estás tan empecinado con respuestas sobre lo que pasó aquella vez, pero ya te lo dije: Ese hombre es un mentiroso —Se le escapó una risilla sutil al notar la sorpresa de su premio—. Él mató a su propio clan para proteger Konoha. ¿No tendría que ser tu mayor rival contra lo que quieres hacer? Si lo vemos de esa forma, yo soy quien tiene un objetivo parecido al tuyo, Sasuke-kun, porque estoy dispuesto a cumplir el sueño de Orochimaru-sama —se encogió de hombros con las palmas de las manos mirando hacia arriba en una pose relajada—. Así que piénsalo bien. Si vas a traicionarlo y unirte a mí, tiene que ser ahora. ¿Qué? No sientas remordimientos. Ya intentaste matarlo una vez.

Sus ceño se arrugó con impotencia. No soportaba la injusticia en la que Itachi vivía. ¿Cómo podía mantenerse sereno, soportando lo que le decían? ¿Su corazón no dolía? Antes de ser consumido por el odio, Sasuke había creído que su hermano era más sensible y amable de lo que alguna vez él podría llegar a ser. ¿Cuántas lágrimas se habían secado en sus ojos antes de siquiera poder derramarlas? Quería gritarle a todo aquel poblador de Konoha que si habían sobrevivido todos esos años era por el sacrificio de Uchiha Itachi. Quería obligarlos a todos a bajar la cabeza y a borrar de sus mentes cerradas el hecho de que alguna vez lo llamaron asesino o psicópata, porque no lo era. Nunca lo había sido. ¡Era una misión! Una endemoniada misión.

Sin querer, las palabras del enmascarado llegaron a su mente, impregnándose en su cerebro como un tatuaje a su piel: "Debía ser la persona encargada de ejecutar a su clan y convertirse en un ninja rebelde y con mala reputación. Todo eso era su misión. E Itachi pudo completarla exitosamente con una excepción. Él no fue capaz de matar a su hermanito menor".

Junto a la tristeza que fungía mejor que la tortura física, el recuerdo de la conversación que oyó en una taberna a la que acompañó al falso Madara antes de ir por Killer Bee, terminó por indignarlo.

—Tachen el nombre de Uchiha Itachi del libro Bingo. Está muerto —había dicho un desconocido ninja de Konoha.

—¿Y quién mató a ese traidor?

Traidor.

—Su hermano pequeño: Uchiha Sasuke.

—¿No es irónico que quien mató a su clan sea asesinado por uno del mismo?

Kimi ga suki | Tú me gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora