La noche ya había caído en la aldea del clan Hikari, y Yumi corría por el mismo lugar -por donde hace solo un par de minutos antes había mantenido un enfrentamiento con sus viejos amigos-. Tenía que apresurarse para no llamar más la atención. No quería involucrar a los jóvenes y sabía que en cualquier momento ellos regresarían de su entrenamiento en el bosque. El entrenamiento que alguna vez pasó, pero dejando eso de lado, Yumi tenía miedo de encontrarse especialmente a ella, a Sorato, su hermana menor. Ella no merecía que presenciara todo lo que estaba causando en su aldea, no merecía verlo y rogaba que no apareciera.Sabía que su madre había ido a una misión de tres días, por lo tanto, no la vería cometer esa tragedia. Por una parte le alegraba saber ese hecho; así no tendría que presenciar tan cruel espectáculo, pero por otro lado, a partir de ese momento, nunca más la volvería a ver, ni a ella ni a Sorato, ni a ninguno de sus viejos amigos.
Sentía que su corazón se le partiría en dos en cualquier momento, pero no podía detenerse ahora.
Ya no había vuelta atrás, debía hacerlo.
Ahora no era solo por Sorato o su madre, ahora era por todos los miembros de su clan.
Yumi una vez entró por la puerta del cuartel general donde seguramente Ryuto se encontraría en el punto más alejado de aquel edificio, observó con su Kekkei genkai activo, cada rincón de esa amplia habitación. Sabía a la perfección las trampas que podrían estar escondidas en ese lugar. Y con todo lo que había hecho allá afuera -lastimar a su propia gente- cada uno de los miembros del clan Hikari estaría en guardia esperando detenerla bajo cualquier costo. Tenía que permanecer alerta a cualquier movimiento de esa pequeña habitación.
Muchos sabían del desagrado de Yumi por Ryuto, no era nada que causara sorpresa entre las personas de ese lugar. Yumi siempre se había enfrentado a ese hombre cuando las cosas comenzaron a cambiar en su clan. Cada vez que ambos Hikari se encontraban frente a frente, los dos se ponían alerta. A Ryuto no le gustaba esa mocosa, Yumi siempre interfería en sus planes y sabía que tenía a mucha gente del clan a su lado. Ella era un problema que debía exterminar, pero debía ser cuidadoso. Si llegaba a matar a la hija del antiguo líder del clan Hikari, todo lo que había hecho para llegar hasta donde se encontraba en ese momento, se derrumbaría rápidamente. No podía asesinarla con sus propias manos, tenía que pensar en el momento y la persona adecuada; y vaya que tenía mucha gente interesada ya que cada uno de sus discípulos estaba dispuesto a derrotar a esa chica que se negaba a obedecer cada una de las reglas de Ryuto. Yumi muchas veces fue atacada por ninjas encubiertos, pero ella siempre salía ilesa. No era ilusa y sabia a la perfección todo lo que ese hombre tramaría en contra suya, por eso, con la ayuda de su madre y la nana de su hermana, protegían a Sorato en secreto.
"Si tan solo todos se dieran cuenta de lo que Ryuto ha causado en la aldea...", pensó con tristeza.
Colocando una mano en su porta Kunai, rozó con sus dedos aquella arma y por el rabillo del ojo, vio a otro de los subordinados de Ryuto dirigiéndose hacia ella a una gran velocidad. Debía apurarse, en cualquier momento todo se volvería peor y Ryuto se saldría con la suya. Cuando el enmascarado ya había salido de su escondite en dirección suya, Yumi arrojo con certeza el Kunai hacia el ninja, quien luego de esquivarlo con dificultad, cayó bajo el poder del dojutsu de la peli negra.
El astro rey giro peligrosamente en los ojos de Yumi mostrando una pequeña diferencia, algo que ella no podía darse cuenta, tampoco el otro chico que caía ahora al suelo aferrándose con desesperación al poco aire que podía absorber sus pulmones. Aquello le dolía a Yumi más que cualquier otra cosa, estaba haciendo sufrir a su familia, pero sabía que para ellos, a partir de ahora, ella no sería más una Hikari, a partir de ahora Yumi sería una traidora y jamás la perdonarían.
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Kimi ga suki | Tú me gustas
FanficSon escasas las cosas que le gustan a Sasuke, y al contrario son muchas las que le desagradan. Tiene un sueño, o más que eso, una ambición: Asesinar a un hombre. Es por esa única razón que no está dispuesto a morir y mucho menos de una forma nada di...