Capítulo 30

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Sus ojos no significarían su derrota. Se suponía que ellos serían su carta a la victoria.

Frustrado, se dejó guiar por sus otros sentidos y esquivó una patada que rozó su oreja, lanzando un puñete en esa misma dirección. Kakashi aprovecharía su recién adquirida debilidad, pero no supondría gran diferencia porque seguía siendo mucho más fuerte de lo que el ninja copia alguna vez sería. La sangre de un clan legendario corría por sus venas y se lo demostraría. 

Envió chakra a la planta de sus pies y subió por las paredes de piedra de la construcción. Detrás de él venía el que alguna vez fue su sensei. Intercambiaron golpes en lo alto y una vez estuvo seguro de que no podría pelear con libertad ahí, se lanzó en picada hacia el agua. Debía ser cuidadoso. Ellos eran tres. Él solo uno.

Naruto estaba ahí. Había llegado justo a tiempo de salvar a Sakura. Siempre había sido así. Solían velar por la pelirrosa como una familia donde ella era la hermana pequeña. Ellos seguían igual. Sasuke en cambio, había querido asesinarla y descartar de una vez por todas ese lazo que la unía a él. 

El ninja de cabello plateado había caído de espaldas a sus alumnos, en tanto él los enfrentaba. Naruto no lo dejaba de mirar, de eso no le cabían dudas aunque no fuera capaz de ver tan bien. El rubio era terco e infantil, no se daba por vencido, ni siquiera con alguien como él, lo cual lo hacía más complicado.

Si Naruto lo odiara, todo sería sencillo, incluso matarlo. No tendría a su vocecita gritarle la importancia de la amistad o cosas por el estilo. Ambos querrían asesinarse y punto. Pero no era así. A pesar de las circunstancias, Naruto seguía preocupándose. Estaba loco. Quizá tanto como él. Porque sí, Sasuke sabía que debía tener algún problema mental, estrés post-traumático, personalidad limítrofe, etc., pero no le interesaba. Seguía vivo y eso era lo único que necesitaba para alcanzar su meta.

—Eres incluso más oportuno que yo, Naruto —dijo Kakashi, alerta. Sasuke era impredecible—. No pensaba que vendrías hasta aquí, pero gracias.

En esos momentos, a pesar de su vista borrosa, logró diferenciar la mata de cabello amarillo dejar a la rosa chicle sobre la superficie líquida y dar un par de pasos.

Atrás, Sakura susurró algo como un gracias y estuvo cien por ciento seguro que le lanzó una mirada dolida. Sin embargo, no estaba arrepentido. No podía decirle que lo lamentaba porque realmente no era así. No era su orgullo lo que le impedía retroceder en su camino, era que sinceramente no sentía culpa por casi usar su chidori en ella.

—Sasuke, Sakura-chan es parte de tu equipo. ¡Nuestro equipo!

Naruto. Su voz no había cambiado. Seguía siendo demasiado alta para su gusto. Y expresiva. Jodidamente sensiblera.

Yumi había dicho que poseía liderazgo. A su parecer, lo que el rubio tenía era una gran cantidad de emotividad.

—No, no lo es.

—¿Lo entienden ahora, Sakura, Naruto? Sasuke ha cambiado y sus ganas de asesinar son reales —declaró el ninja copia tomándose en serio sus amenazas. Al fin.

Como siempre, eso no detuvo al aspirante de Hokage. Lo comprobó al oír el sigiloso sonido de sus pasos sobre el agua. Conocía a Naruto muy bien. No había cosa de él que le sorprendiera... excepto lo que dijo luego.

—Sasuke, un tal Tobi... Madara o como se llame, me contó la verdad sobre Itachi.

Sus ojos normalmente fríos e inexpresivos se abrieron más de lo normal al escuchar a su ex compañero de equipo hablar sobre su hermano. Aún más, al oírlo decir que sabía la "verdad" detrás de Itachi.

Kimi ga suki | Tú me gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora