Capítulo 29

4.5K 369 109
                                    


El viento frío soplaba con más ahínco y el cansancio susurraba en su oído marcharse y descansar.

Karin parecía que moriría de un segundo a otro, Yumi tenía los ojos plácidamente cerrados y frente a él, una familiar figura se había materializado volviendo imposible su deseo de relajar sus conductos de chakra.

La kunoichi de Konoha tenía algo distinto en su rostro. Tal vez era determinación. Tal vez era que evitaba verlo con ojos de cordero enamorado. O tal vez eran las jugadas que le estaba haciendo su escasa paciencia al seguir escuchando sus mentiras sobre seguirlo. No es que fuera mala mintiendo, pero lo que decía le costaba creer. Sakura podría amarlo tal y como le había dicho años atrás y en esos momentos, pero también amaba su aldea. Jamás lo seguiría, lo cual estaba bien por él. No la necesitaba.

—¡Haré lo que quieras! ¡No deseo más arrepentimientos como los que he tenido desde que dejaste Konoha y no te seguí!

Sasuke tenía grabado aquella despedida con claridad. Ella, Naruto y Kakashi habían significado mucho para él, habían sido lo más cercano a una familia. No obstante, "lo más cercano" no había suficiente para dimitir a su venganza.

El último recuerdo de Sakura le había dejado —junto a la batalla con Naruto— un sabor amargo en el estómago que nunca había podido olvidar. Mientras con el tonto habían hablado con puños y sinceridad; con la pelirrosa, solo había escuchado y se había sentido agradecido por cómo lo consideraba importante. Aunque no había tenido cabeza ni ganas de corresponderla en sentimientos, le había tenido una gran estima imposible de ocultar.

Recordaba que en el pasado, en ocasiones prohibidas incluso para él, se preguntaba qué era lo que veían las mujeres en él y cómo sería caer enamorado de una de ellas. Incluso al dejarla dormida sobre la banca se había cuestionado sobre el futuro que ella le había propuesto, uno a su lado, y por un segundo lo había visto y lo había deseado... pero tampoco había suficiente.

No había meta que lo moviera más que sus propias ansias de justicia. Y en esos momentos no había cosa que lo motivara a seguir más que acabar con el dolor que le oprimía el pecho al imaginar el sacrificio de su hermano para que él y todos esos extraños de la aldea vivan en paz. Itachi había cavado su propia tumba para que gente que ni lo conocían y sin embargo lo odiaban, vivan. Estaba seguro que su hermano había dejado de vivir, sentir y soñar en el momento que mató a sus padres. Él se había sacrificado y ellos... todos ellos no lo sabían. No tenían idea que tenían todo lo que tenían gracias a Uchiha Itachi. Los odiaba.

—¿Ya sabes lo que quiero?

Sakura sin embargo, negó mordiéndose el labio inferior. Sus ojos llorosos le recordaron los miles de pasajes de su niñez, cuando la chica siempre terminaba sintiéndose inútil por sus comentarios nada sutiles.

Solo había una cosa... no, dos, que quería. La primera se centraba en la chica que dormía en su genjutsu y en alejarse de ahí con ella a su lado. La segunda, la destrucción masiva de Konoha.

—¡No me importa! ¡Haré lo que digas!

Sasuke asintió para sí. Sus ojos sin querer, se desviaron hacia Yumi. Ella lo odiaría de enterarse, pero tenía sus prioridades ordenadas en su cabeza y Karin no estaba entre ellas.

—Pienso destruir Konoha —Evaluó la reacción de su ex compañera de equipo y volvió al ruedo—. ¿De verdad vas a unirte a mí? —La chica asintió y él señaló entonces el cuerpo moribundo de la Uzumaki, apenas a un metro de distancia del de la Hikari—. Entonces demuéstramelo. Mátala. Entonces creeré en ti.

Por supuesto que no lo haría. Sakura era noble. No obstante, apenas pensaba racionalmente y menos era capaz de diferenciar lo correcto y lo que no. Estaba harto de estar ahí, temía que Karin pueda ser torturada, que obtengan información de él, y lo que era más, se negaba a ser atrapado y dejar a Yumi por su cuenta. Más hombres como Danzõ podían existir y cada vez menos Hikari nacían con el nisshokugan. Ella sería la presa perfecta para un cazador con las características del de Raíz, y en Konoha debían abundar.

Kimi ga suki | Tú me gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora