Capítulo 25

5.9K 435 306
                                    


En el momento en el que Meiri se lanzó contra el ninja, Itachi experimentó una inmensa angustia, como la que solía sentir cuando se trataba de su pequeño hermano, y quiso seguirla inmediatamente para ayudarla en la pelea. Sin embargo, cuando un par de kunais fueron lanzados en su dirección y contra todo pronóstico logró esquivarlos, Itachi se dio cuenta del peligro. Era real y como pocas veces, estaba en desventaja. Observó con avidez a su alrededor estudiando el terreno sin descuidar a su nueva compañía, asimismo, trataba de vigilar de reojo a la alocada kunoichi que se había lanzado sin pensar antes en algún plan que pudiera ayudarlos a salir de ahí.

En ese estado, no podía hacer mucho para alterar la balanza de la pelea y eso le molestaba en demasía. Itachi maldijo internamente por no poder usar todas sus habilidades, por no poder protegerla, por no poder ir a la cabaña como planeaban hacerlo. Irritado, lanzó una mirada severa al de coleta que parecía indispuesto a dejarlo acercarse a su compañera y decidió que pase lo que pase, no sería la última vez que la vería. Entre la marea de frustración y arrebatos de adrenalina, Itachi supo que no dejaría que el bando contrario gane. Daría hasta su último suspiro para vencer.

—Esperaba algo así —habló de pronto Izomu, el hombre al que Meiri miraba con odio. El Uchiha al verlo sonreír con una escalofriante crueldad, frunció el ceño al igual que la Hikari—. Eres fácil de predecir, mi amor. Te dejas influenciar fácilmente por tus sentimientos hacia los otros. Fue fácil convencerte para ir tras Yumi y sería cuestión de tiempo que esa maldita traidora te hiciera cambiar de opinión.

Itachi observó a ambos y notó la dinámica corporal entre ellos. Meiri transpiraba resentimiento mientras que el otro parecía entretenido. Cuando se alejaron unos pasos, la joven alzó el mentón inspeccionando a sus otros tres compañeros que se hallaban repartidos entre Itachi y ella.

—Te conozco como la palma de mi mano, Meiri. Eres mi prometida, cariño, y después de tantas noches que pasamos juntos, tenía que saberlo, ¿no? —Ante eso, Meiri cambió de expresión a una escéptica e Izomu volvió a sonreír—. No por nada estuvimos juntos desde niños. Sé perfectamente lo que piensas, sé todo lo que deseas, todos lo que ambicionas y todas y cada una de tus debilidades.

Apretando sus puños ocultos bajo sus mangas, Itachi vio sorprendido cómo aquella chica (que la mayoría de las veces sonreía y le hacía bromas) lanzaba ahora una mirada tan severa y asesina a una persona. Las palabras del hombre eran desagradables y la forma sugerente como las profería incomodaba a cualquiera, inclusive a ella.

—Hablas mucho, Izomu. ¿En serio crees saber todo sobre mí? —Sonrió Meiri, fingiendo que nada de lo que decía le afectaba. Tenía que mantenerse segura frente a ellos, tenía que mantener las apariencias hasta el final. Alzando su cabeza, la pelinegra dio un par de pasos con seguridad e Itachi se removió inquieto. Ella no estaba cuidando posibles vacíos, era como si no le importara ser atacada y solo deseaba llamar la atención de los hombres y dejarlo a él... libre.

La muchacha respiró hondo, sabía que las posibilidades de ganarle a su alguna vez prometido y a los otros tres eran pocas, mas si quería sacar a Itachi de todo ese caos debía intentarlo. Pelear con sus Nisshokugan sería devastador para ambos, mucho más para ella porque sabía que su cuerpo no se recuperaba por completo de la última pelea con los hermanos; sin embargo eso no la detenía. Su propósito era claro y constaba de dejarle el camino libre a Itachi usando un solo golpe para terminar con ellos. ¿Pero qué podría hacer? ¿Una explosión? Lo que sea que fuera, debía hacerlo rápido, la noche ya estaba cayendo y sabía que Izomu tenía una mejor visión que la suya.

—No es que "crea". Lo sé, amor
—Soltó con un tono meloso que provocó en ella las ganas locas de romperle nuevamente la nariz. No obstante, controló su impulso y colocándose frente a él, sonrió angelicalmente y avanzó un poco más.

Kimi ga suki | Tú me gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora