Yuri despertó temprano según su costumbre. Y como ya era costumbre, también tenía la entrepierna caliente.
Cada vez que charlaba con el cerdo su mente fantaseaba y creaba mil escenarios donde ellos dos compartían varios momentos candentes y también otros más serenos, como una visita al zoológico o un paseo por el parque.
Pero, Yuri en verdad deseaba estar junto al omega, tomarlo entre sus brazos, arrancarle la ropa y cogerlo hasta el cansancio. Sin embargo, la triste realidad era otra y debía conformarse con hacerlo suyo en sueños.
Por otra parte, no le molestaba para nada lo que veía dormido. Simplemente lo agregaba a su lista de deseos por cumplir.
En el sueño de esa noche, el ruso había follado a Yuuri en su cocina, sobre la barra que servía de desayunador y que dividía la cocina de la sala de estar.
Lo había tomado por las caderas mientras el omega abría sus piernas para él, dándole acceso total a su cuerpo e intimidad. Mientras lo penetraba con fuerza, Yuuri se abrazaba a él con los brazos sobre sus hombros y las piernas enroscadas a su cadera; en cambio, Yuri lo sostenía con fuerza del trasero y lamía su cuello, en un exquisito vaivén que derrochaba sus fluidos, jadeos y gemidos.
Desgraciadamente, el hermoso sueño terminó justo antes de que Yuri pudiera ver la cara del omega llegando al orgasmo.
Aquello lo dejó un tanto irritado, por lo que decidió salir a correr después que su excitación pasara.
Preparó el agua que pensaba llevar, se cambió la ropa de dormir por algo deportivo, tomó algo de dinero y su móvil, para finalmente salir a correr a las calles de San Petersburgo.
Por ser tan temprano hacía un poco de frío, pero nada que el rubio no pudiera superar una vez empezando a correr. Aún así subió la cremallera de su sudadera gris y se puso la capucha de ésta, cubriendo así su cabeza y la coleta que usaba para amarrar su cabellera.
Yuri empezó trotando ligeramente mientras la música en sus oídos lo distraía de la gente a su alrededor.
En su recorrido, pensanba que alfas, betas y omegas tenían algo en común: para ser exitosos empezaban sus días muy temprano; algunos de ellos corrían junto a él, otros ya iban uniformados o trajeados para sus trabajos, los demás se apresuraban a comprar su desayuno para tener algo de energía con que hacerle frente al nuevo día que apenas empezaba.
Yuri era indiferente con todos, no le interesaban en lo más mínimo. Para él sólo dos cosas captaban su total atención: su creciente carrera dentro del patinaje artístico y Yuuri Katsuki.
Todo lo demás lo desechaba sin importarle de quien vinieran los ofrecimientos.
Porque en verdad, pese a ser joven y un tanto inexperto, Yuri solía recibir todo tipo de invitaciones; era ahí donde también notaba que al final las personas buscaban lo mejor y la comodidad que les proporcionaría salir o ligarse con un alfa cuyo nivel sobrepasaba al promedio de su clase.
Curiosamente, eran los alfas de menor rango y los betas quienes más desesperados parecían estar por tener una relación con él. No era como si el rubio no hubiera recibido una que otra invitación por parte de un omega, sólo era que ellos se esforzaban más en ser notados como individuos que como meros sacos de hacer bebés, que era la manera en la que muchos los percibían y eso lo supo cuando convivió cerca de Yuuri.
Yuri volvió a pensar en eso cuando aumentó un poco la velocidad con la que ocurría.
Con una sonrisa pensó en el tiempo que invirtió observando a Yuuri.
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Katsudon.
FanfictionTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...