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JJ acababa de errar su salto, convirtiéndose en la tercera falla en su presentación, por lo que los comentaristas opinaban que las fallas del canadiense y las de los demás competidores se debían a la presión que el Tigre de Rusia había puesto en el torneo.

Superar al ruso estaba resultando una tarea casi imposible gracias a la espectacular presentación que el chico dio. Ningún error, dos rutinas con seis saltos difíciles ejecutados a la perfección, una armoniosa forma de moverse, más la sensualidad y seguridad derrochada sobre la pista, hacían que las palabras "magnetismo" y "perfección" describieran a Yuri Plisetsky en ese torneo.

Sin embargo, y a pesar de que estaba completamente emocionado por la presentación del rubio, Yuuri deseaba que JJ se recuperara del último error cometido. Él tenía fe en el canadiense porque sabía que el chico era tenaz y no se daba por vencido, mucho menos cuando se trataban de Yurio y de la rivalidad que existía entre ellos.

Pero, desgraciadamente, la presión parecía ir ganando la batalla contra JJ: al final de su rutina libre cometió un error más que le restó varios puntos y que lo alejó aún más de obtener el primer lugar.

Cuando la rutina libre de JJ finalmente acabó, Yuuri supuso que, a pesar de la seguridad que mostraba, el chico debía estar enojado al haber fallado tres veces sobre todo estando en juego su pase a la final del Grand Prix.

Mientras JJ esperaba su puntuación al lado de sus padres, Yuuri pensó wue sin duda alguna no podría alcanzar al rubio. Aún así deseó que su puntuación fuera elevada.

Al cabo de unos minutos los jueces anunciaron finalmente el resultado de JJ, siendo casi nula la sorpresa de los espectadores y los competidores al comprobar que Yuri seguía a la cabeza con un margen de 12 puntos del segundo lugar, puesto que ocupaba JJ.

-Por favor, maténme -sollozó Yuuri enterrando la cabeza en sus manos-. Digan que morí al caer de un precipicio.

-Vamos, anímate, Yuuri -contestó Takeshi palmeando la espalda del moreno-. Aún falta un chico por participar y cualquier cosa puede pasar en el último momento

-... No creo que eso pase, papá -comentó Axel mirando maravillada la pantalla porque en ese momento transmitían algunas imágenes de la actuación del ruso-. ¡Mira que manera de girar y saltar!

Yuuko río al ver la cara de muerte que tenía el omega de negros cabellos porque aún no entendía de todo la razón por la cual estaba tan afligido a pesar de que le había maravillado tanto ver al ruso patinando.

Yuuri no le había dicho a nadie que Yurio y él habían apostado porque ahora se daba cuenta de lo estúpido que fue al creer que tenía una pequeña oportunidad de ganar contra el alfa, sobre todo porque obviamente subestimó al chico y su gran de deseo de hacerlo seguir sus órdenes sin importar lo humillantes que pudieran ser.

-Yuuko, por favor... Es un acto de caridad -pidió Yuuri una vez más.

-¿Por qué estás tan preocupado, Yuuri? -quiso saber la omega mientras le servía un vaso de té al chico.

-Bueno, hice una apuesta con Yurio y parece ser que la perdí -se quejó el moreno.

-¿Qué fue lo que perdiste, Yuuri? -preguntó Takeshi.

-No lo sé... -repuso Yuuri golpeando con suavidad su frente contra la mesa.

-¡Yuuri! ¡Esa no es la forma de apostar!

Katsudon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora