Como cada 31 de diciembre, siguiendo su tradición, la familia Katsuki se despertó temprano para ir al templo a dar gracias y pedir prosperidad para el nuevo ciclo que comenzaba.Usualmente los Katsuki pasaban desapercibidos entre la multitud que animadamente caminaba a los alrededores del templo, deteniéndose de vez en cuando a intercambiar algunos saludos con sus conocidos, pero ese año y gracias a sus huéspedes, llamaban la atención.
Para los residentes de Hasetsu era prácticamente imposible no voltear a ver al alto y despampanante rubio que caminaba dócilmente al lado del chico de negro cabello y ojos castaños que le sonreía con amabilidad, porque pocas veces podían ver a un extranjero tan sexy compartiendo sus tradiciones.
Las personas que más observaban a Yuri eran adolescentes que tímidamente buscaban llamar su atención y algunas viejas cotillas que se preguntaban por qué iba al lado del hijo menor de Hiriko y Toshiya, los primeros con risitas nerviosas y las segundas intercambiando susurros y miradas más serias.
Sin embargo, el ruso no le prestaba atención a nadie más que a Yuuri, pensando en el montón de cosas que podrían hacer mientras éste vistiera esa sencilla yukata color azul con pequeños detalles blancos que apenas quedaba a la vista gracias al abrigo que lo protegía del frío.
Por su actitud, a simple vista parecía que el rubio no estaba interesado en nada y que sencillamente caminaba entre los puestos de comida y juegos buscando algo con lo que entretenerse, pero en realidad disfrutaba del suave perfume que el omega despedía sin ser consciente de ello y que atraía alguna que otra mirada curiosa.
Claro que siendo Yuri alguien tan celoso no permitía que nadie se atreviera a ver más de lo que consideraba normal al moreno, cambiando su apática y desinteresada mirada verde que parecía aburrida, por una una tan fiera y hostil que dejaba en claro que, de querer conservar sus miembros intactos, lo mejor que podían hacer los que se atrevían a mirar a su chico, era seguir con su camino sin pensar siquiera en ver hacía donde pasaba el moreno.
Mari, que junto a Nikolai andaba detrás de la joven pareja, apenas podía creer que su hermano no se percatara de las acciones de su sexy e irresistible acompañante, en especial porque no parecían molestarle o incomodarle sin importar qué tan atrevidas pudieran ser.
Gracias a eso la beta encontraba entretenido ver la curiosa forma en que Yuuri y el ruso se comportaban, sobre todo porque a pesar de que Yuri se mostraba posesivo tocando íntimamente a su hermano en cada oportunidad que se le presentaba, era complaciente ante los deseos que tenía. Sin importarle demasiado se detenía cada vez que Yuuri lo hacia en los pequeños puestos para comprar algún dulce o cuánta curiosidad le llamará la atención, aprovechando esos momentos para acercarse más a su cuerpo sin ningún tipo de reparo.
Para sorpresa de Mari, quién ingenuamente creía que el alfa no haría otra cosa más que rozar cada parte del cuerpo de Yuuri a la menor oportunidad, la pareja se detuvo en un pequeño local cerca del templo para tomar algunos postres y un té con el que combatir el frío, siendo esa pequeña pausa aprovechada por el ruso que no dudó en arrebatarle al omega un ardiente y apasionado beso que sonrojó a todo aquel que fue testigo del acto.
Gracias a la falta de tacto de su nieto y mientras Mari escupía parte del té que bebía, Nikolai rio encantado.
—Yura ya se había tardado.
—¿De qué habla, Nikolai? —preguntó Mari sin entender la diversión el viejo alfa.
—Digamos que Yura está marcado su territorio —repuso el viejo con calma; él también bebía un té—. Es lo mismo que en San Petersburgo, espera a que bajen la guardia y verás todo un espectáculo.
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Katsudon.
FanfictionTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...