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Después de un día de mierda, totalmente desanimado y de mal humor, Yuri regresó a su departamento.

Al chico no le sorprendió que Yuuri no lo esperara en su hogar porque supuso -desde que Viktor lo golpeó en medio del entrenamiento- que el platinado ya sabía que estaba en la ciudad, por lo que lo arrastraría de una u otra forma a su lado.

Sin embargo, saber que Yuuri y el idiota de Viktor estaban juntos mientras él se deshacía la cabeza pensando en el montón de cosas de las que podían hablar, no hacía que la situación fuera más tolerable, pues simplemente se enfadaba más al ser consciente de la facilidad con la que podía perder lo que había buscado por años.

Una vez que dejó sus pertenencias en una de las sillas del comedor fue directamente a tomar un baño -al querer salir del recinto lo más pronto posible no tomó su acostumbrada ducha ahí- para hacerlo ahora que no tenía a nadie preguntándole a qué se debía la extraña actitud de Viktor.

Así, sin ninguna prisa el alto rubio dejó que el agua tibia se llevará el sudor y la pesadez que invadían su cuerpo, haciendo también un esfuerzo por no pensar más en lo ocurrido ese día. Era una pena que todo fuera en vano, en especial porque no quería afrontar sus temores, no después de haber creído que al fin podría avanzar hacia el omega.

Pero ahora volvía a temer no ser suficiente, en especial porque era consciente de la ventaja que le llevaba Viktor al haber sido el amor de infancia de Yuuri, así que consideraba válido suponer que sus oportunidades eran casi nulas.

—... Aún no me rechaza, eso significa algo ¿No?

El chico volvió a pensar en todos los besos y caricias que compartió con Yuuri y en cómo sentía que su razón lo abandonaba cada que sentía la intensidad del dulce y embriagador perfume del chico que parecía pedirle que lo hiciera suyo cuanto antes, sin importar nada, para que nadie se atreviera a tomar lo que era suyo.

—Pero no es mío... —se dijo Yuri; seguía en la ducha a pesar de que el agua caliente se acaba.

¿Por qué deseaba tanto morder el cuello del cerdo? ¿De dónde provenía esa inexplicable necesidad por hacer suyo y de una vez por todas a Yuuri? ¿A qué se debía la constante excitación que lo invadía cada vez que su invitado le sonreía o lo miraba? ¿En verdad anhelaba tanto al cerdo o solo era un pervertido...?

Seguro era un pervertido, refunfuñó Yuri pensando en lo mucho que le excitaba ver el sonrojo que cubría el rostro del japonés cada vez que lo molestaba porque inevitablemente se preguntaba si se sonrojaría de la forma manera al gemir bajo su cuerpo mientras lo embestía con fuerza y velocidad...

—Maldición...

Nuevamente molesto gracias a sus estúpidas hormonas calientes, el chico salió de la regadera dispuesto a borrar de su mente tales pensamientos, por lo que apenas secó su larga melena antes de tomar un pantalón deportivo rojo con la sudadera a juego sin preocuparse de ponerse algo más abajo.

Después de vestirse se dirigió a la cocina en busca de algo que comer, siempre evitando mirar la hora para no pensar más en Yuuri y Viktor paseando juntos por la ciudad.

Una vez tomó los pirozhkis que el abuelo dejó para él, se instaló frente al televisor pensando que sin duda debía agradecerle a su viejo por siempre dejar algo de su comida favorita.

Katsudon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora