El ambiente era agitado esa mañana en la estación de Moskovskiv, la gente iba y venía por los andenes con sus pesadas maletas o sus ligeros maletines buscando abordar su tren o salir a la bella ciudad que los recibía.
Yuri observaba atento a los que iban llegando, algunas veces su mirada se encontraba con numerosas familias que luchaban por contener a los niños que berreaban y pedían a gritos atención. Al verlos y pensar lo desagradable que eran esos infantes, se cuestionaba si su abuelo había padecido lo mismo que aquellos padres con caras culpables y apenadas por el alboroto causado.
De ser así le debía una disculpa muy grande a su viejo.
Según lo que el rubio pudo en el enorme tablero que anunciaba la llegada de los trenes, el convoy donde viajaba su abuelo llegaría con un leve retraso.
Pese al tiempo de más que eso suponía, no le importaba esperar por quien era su única familia y su adoración, lo que le irritaba al apático chico era la confianza con la que algunas personas se acercaban a él y le pedían intercambiar información de contacto. Yuri apenas levantaba la mirada mientras oscamente respondía que no le interesaba.
El alfa tenía bien puestos los audífonos de su reproductor de música para ignorar los llamados de la personas que insistían en tener comunicación con él, jugaba con su móvil y movía con desespero el pie izquierdo, lo que delataba la ansiedad que sentía por ver -después de unos meses- a Nikolai Plisetsky para poder aprovechar al máximo el breve tiempo que su abuelo se quedaría con él.
Cuando el chico se quitó los audífonos y escuchó finalmente que el tren que llevaba a su abuelo estaba arribando al andén, se apresuró a arreglar su cabello, a acomodarse la sudadera roja que vestía sobre una playera gris y alisó lo mejor que pudo el pantalón oscuro que vestia; después corrió a buscar a su abuelo entre el montón de caras que iban descendiendo del tren.
Casi de inmediato reconoció a su viejo, por lo que alzó la mano izquierda para hacerse notar más.
Su abuelo llegó a él arrastrando consigo una pesada maleta por lo que el muchacho no dudó ni un segundo antes de pasar sus fuertes brazos por el cuello del anciano y darle un fuerte apretón.
—Es bueno verte, abuelo —saludó Yuri en medio del abrazo.
—Lo mismo digo, Yuri —Nikolai de dio al chico nuna de sus duras sonrisas, gesto que sin duda le había heredado—. Te ves mas alto, dime, ¿Cuántos centímetros creciste?
—¿Ah? No le sé... Creo que la última vez que me medí estaba cerca del metro ochenta y cinco —respondió Yuri agachándose para llevar la maleta de su abuelo rechazando con un gesto amable el intento del viejo por hacerse cargo de su equipaje—. No, abuelo, está bien; lo hago yo.
Sin más, los Plisetsky salieron a las concurridas calles de la ciudad. Apenas dejaron la estación de trenes, Yuri le preguntó al anciano si prefería ir a su departamento a descansar del largo viaje o si quería hacer algo mas; la respuesta de Nikolai fue que tomarán algo caliente antes de ir a donde el muchacho vivía.
Fiel a su costumbre, Yuri llevó a su abuelo a la cafetería que visitaba de vez en cuando -la misma donde antes comía con Yuuri. Pese a los inconvenientes que el rubio le encontraba, el lugar estaba dentro de su lista de favoritos, así que llevaba ahí a su abuelo aunque estaba bastante lejos de la estación de trenes.
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Katsudon.
FanfictionTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...