Yuuri despertó cuando una amable sobrecargo le tocó el hombro para informarle que pronto el avión donde viajaba aterrizaría, razón por la cual debía atender a las indicaciones del capitán.
Con un suspiro y una sonrisa el chico agradeció el consejo de la mujer castaña que estaba a su lado, se acomodó en el asiento y aspiró el fuerte perfume de la bufanda negra que rodeaba su cuello.
El chico no pudo evitar sonrojarse al recordar la forma en la que recibió esa bufanda, en especial porque le parecía difícil de creer que apenas unas horas antes debió despedirse de Yuri para volver a su hogar.
Sonriendo, Yuuri pensó en el maravilloso tiempo que pasó en San Petersburgo y que fue tan mágico como especial para él, sobre todo porque pudo conocer más de Yuri.
Después de su sorpresivo celo -que increíblemente sólo duró tres días-, volvieron a pesar por la ciudad, patinaron otra vez juntos y compraron todos los obsequios que Yuuri deseó llevar para su familia.
Yuuri volvió a sonreír al recordar la agradable sorpresa que se llevó al descubrir que su compañero -mejor dicho novio- era terriblemente celoso e incluso protector, pues fueron pocas las ocasiones en las que, en medio de sus largas caminatas, soltó su mano o dejó de besar y mordisquear sus orejas, dejando siempre en claro que estaban juntos.
—Yurio... —suspiró Yuuri recordando las últimas palabras que compartieron antes de que abordara el avión que lo llevaría de vuelta a casa.
Sentados en la sala de espera del aeropuerto, con las manos entrelazadas, Yuri había bufado con irritación porque sus vacaciones terminaron demasiado pronto según su punto de vista.
—De saber que estarías conmigo para la final te hubiera pedido que me acompañaras —fue el comentario del ruso que se enfadaba más a media que su tiempo juntos se acababa—. Sería mucho más divertido ir a Holanda contigo que con la bola de ancianos.
—Mila no es vieja, Yurio. Además, dudo que te pudiera acompañar —Yuuri había contestado divertido—. Quizás el próximo año pueda ir contigo.
—Me gusta cómo suena eso, cerdo —fue la respuesta que le dio.
—¿De verdad? ¿Por qué, Yurio?
—Porque estás planeando estar conmigo todo un año —contestó el rubio acercándose a besar el cuello del moreno.
—... Yurio —suspiró Yuuri cerrando los ojos.
—Suena muy bien, cerdo...
—¿Qué días vas a competir, Yurio? —Yuuri había interrumpido los avances del alfa porque sabía que de permitirle más proximidad, inevitablemente desearía volver a su departamento.
—El 21 y el 22 —Yuri se apartó del moreno en ese momento consciente de lo que provocaban sus besos—. Será mejor que me veas competir o iré a patear tu trasero a Hasetsu.
—Eso es bastante grosero de tu parte.
—Entonces sólo asegúrate de verme.
—Te estaré viendo y apoyando, Yura —repuso Yuuri suavemente recargando la cabeza en el hombro izquierdo del alfa.
Pese a la forma un tanto tosca de hablar de Yuri, el moreno admitía que le gustaba su particular y brusca forma de pedirle las cosas porque estaba bastante seguro de que lo hacia de esa manera para evitar sonar cursi.
Así fue como permanecieron sentados juntos hasta que llegó la hora de abordaje de Yuuri, con el rubio trazando círculos con los dedos sobre la mano de Yuuri.
Cuando finalmente Yuuri tuvo que tomar su equipaje, el alfa se encargó de despedirlo de la mejor forma posible: lo envolvió en un fuerte y apasionado beso que le robó el aliento.

ESTÁS LEYENDO
Katsudon.
FanficTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...