Yuri Plisetsky era un alfa arrogante, orgulloso, talentoso y muy serio en cuanto se refería a su profesión.
Ninguno de sus compañeros podía asegurar que el joven tenia amigos, mucho menos una pareja, porque por años lo habían observado sólo para comprobar que despreciaba por igual a alfas, betas y omegas que no daban lo mejor de sí mismos en cualquier ámbito; por eso suponían que era virgen y malhumorado.
Sin embargo, en las últimas semanas habían visto a Yuri sonrojarse levemente en medio de sus descansos al tomar su teléfono y jugar con él un rato, también parecía ansioso después de escribir algún mensaje. En un par de ocasiones los sorprendió riendo con suavidad al leer algo en su móvil, eso sin contar las veces que salía a hablar por teléfono y tardaba en regresar: siempre regresaba de mejor humor y era sólo un poco más amable con los que estaban a su alrededor.
Aquel extraño cambio tenía a más de uno desconcertado, pero sobre todo había despertado la curiosidad del único alfa que superaba a Yuri Plisetsky.
Sus cristalinos ojos azules seguían a discreción y con interés, al joven alfa cada vez que tomaban descansos, preguntándose qué tipo de persona había logrado captar su interés.
Al principio no le interesó mucho, pues estaba seguro de que debía tratarse de un capricho pasajero, nada importante. Las cosas cambiaron cuando se percató que después de desaparecer durante los descansos o jugar con su móvil, Yuri volvía con renovado ímpetu a la pista.
Aquello fue preocupante, pues a Viktor ya empezaba a costarle trabajo mantenerse a un mejor nivel de Yuri. Por eso sólo podía suponer que la persona que lograba cambiar al rubio era sorprendente y maravillosa.
Pero, también despertaba sus celos.
Mientras Yuri podía hablar libremente con su extraña amistad, él, la leyenda viviente del patinaje artístico, Viktor Nikiforov, se encontraba mendigando la atención de una persona en especial.
¿Por qué Yuuri seguía ignorándolo si ya había aceptado sus disculpas? ¿Sería consciente de lo mal que lo hacía sentir cada vez que se negaba a contestar sus llamadas o mensajes? Al ruso le gustaba pensar que su lindo cerdito no sabía que esa actitud lo hería, pues no calzaba para nada con su linda y amable personalidad.
Por eso, Viktor sacó su propio teléfono aprovechando ese largo descanso que Yakov les había dado, y buscó entre sus mensajes la última conversación -si se podía llamar así a las pocas palabras que le dedicaban en cada texto- que había tenido con Yuuri.
El último mensaje que respondió el chico estaba fechado hacía tres semanas, mientras que aquella mañana Viktor le había escrito deseándole un buen día.
Aquello lo tenía molesto y preocupado. Aunque nunca lo admitiría, Viktor extrañaba ver a Yuuri patinando para él, verlo jugar con Makkachin y probar los platillos japoneses que sabía hacer.
Pero, lo que más extrañaba, era llamarlo "cerdito" y ver el rubor cubrir su rostro.
Justo cuando Viktor se preguntaba qué podía estar haciendo Yuuri en esos momentos, fue interrumpido por Mila.
—Ahí está de nuevo. Volvió a sonreír. Te apuesto a que ahora estará viendo la pantalla hasta que reciba una respuesta
Le dijo la pelirroja a Viktor mientras se sentaba a su lado.
Viktor observó indiferente la escena.
—No es para tanto. Quizás habla con su abuelo.
—No. Cuando habla con su abuelo nunca se aleja de los demás —repuso Mila con seguridad—. Vamos, Viktor, ¿no te interesa saber con quién habla?
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Katsudon.
FanfictionTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...