Los días sin el cerdo le parecían largos y tediosos a Yuri.
Eran ya casi dos semanas sin escuchar su voz ni leer los mensajes que solía mandarle deseándole un buen día y, aunque sabía que era necesario ese silencio, no dejaba de estar molesto.
¿Qué había de malo en que el omega lo llamara en medio de su celo? ¡Nada, absolutamente nada!
¿Acaso temía hacer algo vergonzoso? Bueno, ya era algo tarde para eso.
¿Por qué no olvidar las circunstancias y dejarse llevar por el momento? A decir verdad, Yuri no tenía ningún inconveniente en tener una charla sucia con el cerdo, pero al parecer a éste si le importaba.
El rubio pensaba que si tan sólo Yuuri dejara de ser tan estúpidamente inseguro, su relación podría avanzar más rápido, pero también creía que lo mejor era esperar un poco más antes de lanzarse sobre él.
Porque sí, Yuri moría por tocar al japonés más de lo que podía expresar, eso sin mencionar que quería oler su perfume de nuevo, ver el sonrojo de sus mejillas y decirle con orgullo que ya no era un niño, tomarlo de la mano mientras caminaban por la ciudad, invitarle la cena, molestarlo un poco al coquetearle de manera descarada y comprobar que sus labios eran mucho más deliciosos que en su imaginación.
Sin embargo, todo lo que el alfa tenía -de momento- era un largo y fastidioso silencio.
No era como si no entendiera que la decisión de Yuuri fue tomada pensando en lo mejor, pues incluso a él le preocupaba que el chico entrará en celo a mitad de su estadía -mucho más teniendo en cuenta que se hospedaría en su departamento-, lo que ocurría era que le parecía innecesario cortar toda comunicación durante el tiempo en que el omega estaría bajo los efectos de su estro inducido.
Justamente por eso Nikolai se burlaba de él diciéndole que tendría dos semanas para ver si lograba que el japonés entrará en celo, pues el viejo solo los acompañaría la primera semana. Después de eso estarían por su cuenta.
—Supongo que el abuelo lo hace a propósito...
Yuri caminaba hacia su departamento para matar el tiempo y no pensar -más- en cierto moreno, preguntándose si sería buena idea prepararse para cualquier inconveniente que pudiera surgir cuando Yuuri llegará al país.
Analizándolo bien resultaba absurdo creer que el chico sería descuidado, más el rubio se dijo que podía ganarse unos puntos extras al notarse atento a cualquier pequeño olvido, así que tomó rumbo hacia un supermercado.
Lo primero que hizo fue dirigirse a la farmacia del lugar y preguntar si tenían los mismos inhibidores y supresores que Yuuri tomaba cuando vivía en San Petersburgo.
El chico los conocía bien gracias a que en el pasado, por curiosidad, había acompañado al omega a comprar sus medicamentos en más de una ocasión, razón por la cual no tenía problemas para pedirlos él solo.
También recordaba haberle preguntado al omega si no odiaba toda esa mierda sobre sus feromonas y demás.
—No realmente, Yurio — había sido la respuesta de Yuuri.
—¿En verdad no te importa tomar medicamentos toda la vida, ah?
—Eso no siempre pasa —Yuuri siempre le habló con paciencia—. Por lo general, cuando un omega es marcado por un alfa deja de atraer a otros alfas, sólo su pareja es sensible a sus feromonas... Pero a veces los feromonas son demasiado fuertes y es posible que sigan atrayendo alfas a pesar de tener ya un compañero, es por eso se recomienda que los omegas llevemos siempre supresores de emergencia y tomemos anticonceptivos aún después de tener pareja.

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Katsudon.
Fiksi PenggemarTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...