—¡Oh, Yuuri es tan lindo! Me acaba de mandar una foto suya, sigue patinando... ¿Quieres verla, Yurio? —Viktor buscaba la forma de sacar de quicio al muchacho.
—¿Ah? Deja de joder, viejo. Ese tipo de mierdas no me interesan —Yurio miraba con desagrado al platinado mientras se quitaba los guantes.
—¿De verdad? Yo creí que eran amigos, salían con frecuencia después de los entrenamientos —Viktor posó con inocencia un dedo cerca de su boca—. Eres malo, Yurio, estoy seguro de que al cerdito le dará gusto saber de ti. No te preocupes, más tarde lo llamaré y le enviaré tus saludos.
—Vete a la mierda —respondió el rubio con fastidio al mismo tiempo que se quitaba la playera para dejar ver su esculpido cuerpo.
Viktor miró con atención al joven alfa, molestándole al comprobar -una vez más- que del pequeño niño que ganó el Grand Prix hace cuatro años, nada quedaba.
Yuri ahora era un joven hombre de un metro ochenta y seis, delgado pero con los músculos bien definidos, con una estúpida e inexplicable sensualidad que acaparaba la atención de los medios cada vez que lo veían competir. Para colmo, y como si eso no fuera suficiente, no importaba que el rubio dejara su larga melena suelta y vistiera de forma muy relaja, su alteranera y despreocupada actitud era demasiado sexy y llamativa.
El alfa mayor estaba convencido de que, pese a las grandes características del rubio, no se sentía inferior a él o intimidado, sólo le molestaba tener que competir en su contra y dejar en claro que era superior.
—Eso no es nada lindo, Yurio —se burló Viktor de su joven rival y de su gesto agrio.
—... como si me importará tu estúpida opinión —Yuri fue a darse un baño rápido a las regaderas de los vestidores, pero no sin enseñarle el dedo medio al hombre mayo.
Viktor despidió con una sonrisa al rubio mientras lo veía alejarse, pero, apenas se quedó a solas, sus radiantes ojos azules se tornaron serios.
El alfa tenía unas tres semanas intentando averiguar con exactitud qué tipo de relación existía entre el joven alfa y el omega japonés, sin embargo, todos sus intentos eran en vano.
Por más que el platinado provocaba a Yuri con sus comentarios acerca del japonés, éste no dejaba su indiferente actitud. No importaba lo que le dijera, era como si en verdad el moreno no le interesará en lo absoluto.
Al menos Yuuri era un poco más abierto, pues a la sola mención de Yurio preguntaba por él y su estado. Bueno, en realidad preguntaba por todos los que fueron sus compañeros en Rusia, así que desde cualquier perspectiva, su entusiasmo podía considerarse normal.
Ya que Yurio tardaría un poco en las regaderas Viktor decidió hurgar en su casillero. Tenía suerte de que no lo hubiera cerrado bien, así que se movió con rapidez.
En el interior no había nada revelador acerca de su vida; un par de cambios de ropa, un par de guantes guantes, su mochila y su teléfono móvil. Viktor tomó el último con la pequeña esperanza de que no tuviera clave para desbloquearlo; suspiro resignado al ver que sí requería una contraseña.
Un tanto irritado, el ruso pensó que aquellos dos eran todo un caso. No había nada revelador, y eso frustraba a Viktor.
Antes de que el rubio regresara el alfa mayor puso todo en el mismo lugar donde lo encontró y salió del recinto, se bañarla en casa porque tomar una ducha ahí no le apetecía ante la posibilidad de encontrarse con Yurio y lo que debía ser su gran arma de destrucción masiva diciéndose que nada tenía que ver con que él estuviera mal dotado.
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Katsudon.
FanfictionTras dejar Rusia y el patinaje artístico, Yuuri recibe una inesperada llamada de un joven alfa ruso. Yuri sólo desea el amor del japonés, y será paciente hasta obtenerlo. YURIO×YUURI, VIKTOR. OMEGAVERSE. Ninguno de los personajes de Yuri!! On Ice m...