Katsudon.

24

Cerró los ojos para buscar concentrase mejor; inhaló con fuerza y exhaló con lentitud abriendo sus azules orbes.

“No pasa nada, sólo es mi imaginación” se dijo mientras se estiraba una vez más y ensayaba sus movimientos.

Viktor se repetía una y otra vez que no había sentido el aroma de Yuuri en la pista de hielo porque resultaba sencillamente imposible gracias a que el chico no estaba en Rusia, mucho menos en la ciudad...

Pero él no había sido el único en percibir un dulce aroma, Georgi también lo sintió sólo que pensó que se trataba de Mila usando un nuevo perfume.

¿Estaría alucinando?

Volteó a ver a Yuri, el culpable de que ese día no pudiera concentrarse como era debido; el rubio escuchaba atento las palabras de Yakov rascándose el cuello distraídamente, ignorando por completo que gracias a su presencia el campeón estaba nervioso.

El platinado volvió a enfurecerse porque estaba seguro que, desde que su irritante rival llegó a la pista, podía percibir -bajo su fuerte perfume-, el olor de Yuuri.

Pero, ¿Cómo? ¿Cómo era posible que el alto alfa oliera a Yuuri si ellos dos no se veían desde hacía años? ¿Se habría confundido después de tanto tiempo sin tener al cerdito a su lado?

Viktor quería creer que sí, porque de lo contrario iba a perder los estribos ante la idea de que Yuri le arrebatara lo que era suyo.

Tomando impulso para realizar uno de sus mejores giros, Viktor pensó de nuevo en lo raro que era para él estar tan ansioso por algo tan insignificante, sobre todo cuando acababa de llegar a la conclusión que, seguramente, sólo estaba confundiendo el dulce y adictibvo perfume de Yuuri con el de otro omega gracias a que estaba estresado.

Sí, eso debía ser y por ello atribuía su ansiedad al hecho de que viajaría en dos días a Japón para ver, después de una larga espera, a Yuuri.

Sin embargo, a pesar de estar muy emocionado con su viaje, no negaba que le hubiera gustado más sorprender al chico llegando a Hasetsu en su cumpleaños, razón por la cual lamentaba no haber sido capaz de terminar con sus compromisos laborales y personales antes; y era por ese tipo de ocasiones que encontraba tedioso y molesto ser el campeón del mundo, pues tenía tantos compromisos que apenas podía permitirse un descanso.

"Bueno, al menos Yuuri y yo hablamos mucho..." Se dijo Viktor pensando en lo afortunado que fue al escuchar la animada voz de Yuuri el día anterior. Aun así su ego estaba intranquilo porque no sabía si la alegría del chico se debía a su llamada o correspondía a la felicidad propia de celebrar su cumpleaños.

No, en definitiva debía creer que Yuuri se escuchó tan feliz el día anterior por su cumpleaños y porque él lo recordó...

Pero siempre recordaba su cumpleaños, pensó Viktor, siempre lo llamaba para felicitarlo y desearle un excelente día, siempre le hacía saber que estaba en sus pensamientos... ¿Qué había cambiado en esa ocasión? Se lo preguntaba porque esa la primera vez desde que Yuuri se fue, que pudo hablar tanto tiempo con él.

Las risas de Mila y las quejas de Yuri distragieron al alfa de sus pensamientos, por lo que un tanto irritado se dijo que debía concentrarse en su práctica y no en buscarle una explicación que justificara ante él toda acción de Yuuri.