Dolor.

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Alexia: 
Luego de la charla y caminata por el jardín almorcé y pasé la tarde con Caleb nos conocimos un poco mas, es muy agradable.

Ahora me esta acompañando hasta mi habitación para que pueda arreglarme para poder cenar, esta vez sola.

Ahora estaba mirando que ponerme para la ocasión mientras Caleb esperaba sentado sobre mi cama. 

—¿Puedo cenar en pijama?- me gire para poder verlo. Caleb se encogió de hombros 

—Si usted lo desea sí.- el asintió y yo reí. 

Al terminar de cambiarme con un pijama corto de franela color azul, bajamos las escaleras hacia el comedor para poder cenar o mejor dicho para que yo pueda cenar.

Llegue y me senté en una de las sillas de la larga mesa de madera.

—Si me lo permite mi dama yo me retir..- Caleb se estaba despidiendo pero lo interrumpí

—Quédate a cenar conmigo.- me sonrrojé, Caleb es muy guapo y hoy me gusto su compañía, a demás no quiero estar sola.

Él me miro medio incomodo por la propuesta así que me apresure a decir,
—Si debes, es una orden.- lo ultimo lo dije fingiendo  autoridad.

Caleb soltó una carcajada y se sentó al lado mio, al llegar el mismo hombre que me trajo el desayuno, le pedí por favor que trajera mas comida para que Caleb pudiera acompañarme, el hombre que aun no se su nombre contesto dudoso y trajo mas platos y comida. 

Al terminar de cenar, mi compañero me anunció que tenia que retirarse y que si no me importaba irme sola y le agradecí por su compañía.

Ahora estoy yendo a mi habitación, estoy totalmente agotada.

Al llegar me adentro al baño y hago todas mis necesidades, salgo para ya poder ir a la cama pero en solo segundos de cruzar esa puerta suelto un grito.

¡Me dio un gran susto!

—¿Que haces aquí?- le pregunté agitada y con una mano en el pecho a Erick.

—¿Te divertiste hoy con Caleb?- ¿acaso esta respondiendo con preguntas?

Levanto una ceja mirando en su dirección

—¿A donde fuiste hoy?- Él sonrió y negó varias veces.

—Yo hago las preguntas aquí, Alexia.- se me acercó dando pasos firmes haciendo ruido con sus zapatos y en segundos lo tuve a centímetros de mi cara.

Mire su rostro, sus hermosos ojos azules tan oscuros como la noche y sus labios carnosos que mi mente pedía a gritos que me acercara un poco más.

Mi respiración se entrecorto, me puse tan nerviosa que sentía mis piernas temblar y gire mi cabeza hacia un costado.

—Sólo es por curiosidad..- él tomo mi mandíbula entre sus dedos y la giro bruscamente para que lo mirara a los ojos.

—¿Seguro? O ¿Estabas preocupada?- cerré los ojos por unos segundos, no entendía porque tenia que ser tan frío.

—No, ya te dije que era curiosidad y si me la pase bien hoy.- Hablé con seguridad pero me aleje de él unos metros,
—Ahora sí, ¿que quieres Erick?- trague fuertemente mi saliva, con esa pregunta ahora si que tenia miedo.

Erick volvió a acercarse a mi y con sus dedos recorrió mi cuello.

—No quiero que pases tiempo con él.

—Si no me vas a dejar salir de aquí, por lo menos déjame tener una compañía.- sus ojos se encontraron con los míos y me miro fijamente, no respondió, nos quedamos así segundos que parecieron años.

—Quiero probar tu sangre.- Me tense por completo por su petición, me aleje de él yendo al otro lado de la habitación, estaba temblando, no quería que sus colmillos se introdujeran en mi cuerpo.

—No Erick, por favor, vete.- mi voz salia débil, no me iba a dejar hasta que obtuviera lo que quisiera, eso lo sabia.

Se me acerco otra vez con gran velocidad, sus brazos tomaron de mis hombros e hizo que todo mi cuerpo quedara pegado a la pared, sus manos quedaron de cada lado de mi cuerpo, estirados, acorralándome.

Empecé a temblar y Erick lentamente se acercó a mi cuello.

—No me hagas daño- sollocé, estaba aturdida por todo lo que estaba pasando.

—No va a doler.- y fue la peor mentira que hubiera querido escuchar.

Sus colmillos con solo rozar mi piel me hizo estremecer, sentí un dolor punzante y luego fuego, ardía como el infierno.

No tenia fuerzas pero Erick me sostenía queriendo succionar hasta la ultima gota de sangre. 

Dolor mucho dolor sentí y no podía mas.

—Para Erick, por favor..- no me escuchaba, parecía ido.

—Erick, Erick, por favor.. Voy a morir.

Y ahí fue cuando sentí alivio, mis ojos pesaron, unos brazos me rodearon y me elevaron, luego sentí mis sábanas frías.

Estaba en mi cama.

Después la oscuridad me envolvió llevandome a un sueño profundo.

[...]

—Alexia..- escuché una voz susurrarme, —Alexia..- otra vez, pero ahora venía con una caricia, ¿Quien será?, —¡Alexia!- ¿Un grito?

—¡Pero qué carajos!- abrí mis ojos de golpe por el susto y mire al culpable que me despertó.

Lo mire enojada y bufé.

—Al fin despiertas bella durmiente.- lo fulmine con la mirada en respuesta, —Hola primo hermoso, gracias por despertarme, te extrañe.- hablo Sam con sarcasmo.

—¿Disculpa? Yo no ando despertando a los gritos a mis propios primos.- el se rió por mi enojo y eso me hizo enojar más.

—¡Vaamooosss! No te enojes.- puso cara de perrito y eso me derritió, maldito Sam siempre sabe como comprar a las personas.

Le sonreí de oreja a oreja y lo abracé.

—Tengo hambre, ¿Que hora es?- Sam me miro divertido 

—Son las dos de la tarde.- Mis ojos se agrandaron como platos, ¿Porque me dejaron dormir hasta tan tarde?
—Erick le ordeno a Caleb que te dejara dormir.- Sam responde al darse cuenta de mis pensamientos.

Hago una mueca pensando en que "amable" gesto de Erick, en dejarme dormir, ya que anoche prácticamente me mata gracias a su refinado gusto a la succión de sangre.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora