No debió pasar.

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Alexia:
Y así lo hice, me senté a esperar a que terminara de comer. Erick tiro su cuerpo para atrás y dejo que descansara sobre la silla, sus facciones y su animo pareció cambiar. Se notaba relajado con su camisa blanca con los tres primeros botones abiertos y sus mangas arremangadas hasta el codo, desde que lo conozco nunca lo note así. Tomo su copa y bebió del contenido, un liquido rojo y espeso, digamos que es "vino".
Contemplaba cada movimiento que hacia, su tranquilidad me inquietaba.

-¿Todo bien?- pregunte desorientada. Sus ojos se posicionaron en los mios y no dijo nada, asintió y luego permaneció quieto.

Al ver que no seguía comiendo, me levante de la mesa y me gire hacia las escaleras pero una mano se aferro a mi muñeca que hizo que no me permitiera seguir caminando, permanecí inmóvil por su toque, sus manos frías hicieron que ese mismo frío me recorriera el cuerpo; No me anime a girarme así que espere a que el hablara o hiciera algo.

-Te acompaño.- al decir eso, se me acerco mas e hizo que mi brazo se enroscara a el suyo. Caminamos así en esa misma posición por todo el camino, sin decirnos nada, sin que ninguna abriera la boca ni emitiera sonido, estabamos metidos en un silencio comodo para él pero extraño para mi.

Llegamos a la puerta de mi habitación y Erick soltó su brazo, se giro hacia mi. No lo pude contener, estaba muy confundida.

-Bueno, okey, ahora si. ¿Que te pasa?, ¿Por que los buenos modales?- su rostro formo una amplia sonrisa, comenzó a reír y a negar al mismo tiempo, se cruzo de brazos y me miró.

-Qué? ¿No puedo hacer algo bien por ti?-
-Sueltalo- rodee los ojos.
-Esta bien, quiero alimentarme de ti.- se acercó a mi y su mano se elevó a mi rostro, acarició desde mis mejillas hasta mi cuello y clavícula. Esa pequeña acción hizo que se me erizara la piel y trague, fuerte, la saliva.

Mire sus ojos, no podía despegarme de ellos, son hipnotizantes, ese azul oscuro hace que quieras meterte en ellos y no salir mas, como si descubrieras una galaxia allí mismo, pero en ese momento brillaban de una forma extraña. Erick, pausadamente, tomó de mi mano y me guio adentro del cuarto, yo no podía alejarme de sus ojos.
Tenía miedo a que pasara lo mismo que antes pero inusualmente tenia miedo a que me dejara sola.

Ya dentro del cuarto miraba mi habitación como si fuera la primera vez que la veía, no sabía que hacer, siento un nerviosismo que parece que no quiere dejarme, él se giro bruscamente hacia mi y dio un paso hacia delante, retrocedí y volvió a hacer la misma acción y yo seguía retrocediendo como si estuviéramos en un baile.
Sentí algo duro choca contra mi espalda, la pared!, contuve el aire, Erick sabia que no tenia escapatoria era su forma de tenerme encerrada. Subí mi rostro a sus ojos, estaban rojos, empecé a temblar y recordé esa vez que vi a Meri y la vi con ese mismo color, rojos. ¡no estaba loca, de verdad fue asi! 
Erick posó su mano sobre mi rostro y acarició mi mejilla.

-Eres bella y dulce..- susurró, sentí el calor subir a mi cara. me ruboricé con aquellas pequeñas palabras que salieron de sus deseados labios, no sabia que estaba haciendo conmigo, no se que estaba sintiendo, pero quería unir nuestras bocas.
Y eso hice, acerque mi boca a la suya pero a penas fue un toque, ya que el se separó y sus cejas se unieron. No dijo nada, ¡como pude ser tan idiota al pensar que iba a corresponderme!, baje la mirada y la deje puesta en mis pies, mordi con fuerza mi labio inferior; nunca antes había sentido tanta vergüenza.

Erick puso los dedos bajo mi barbilla e hizo que subiera mi rostro pero mi mirada no estaba puesta en el, no podía hacerlo.

-Mirame- ordenó. Eso hice, sus ojos volvieron a la normalidad con ese azúl que tanto le gusta; Erick acercó su rostro pero lo dirigió a mi cuello.
-Eso no debería de haber pasado.- volvió a susurrar, yo en cambio no había abierto la boca, mis ojos se cerraron con fuerza y espere el dolor que no tardo en llegar, esta vez fue mas suave y a penas se alimento unos segundos. Al sentir que sus colmillos dejaran mi cuerpo, Erick hizo algo que me sorprendió, dejó un suave beso sobre mi herida e hizo que una corriente eléctrica surcara desde mi cuello hasta mi estómago.
Volvió a incorporarse y me miró, volvió a acariciar mi mejilla; y con ese último gesto desapareció.

[...]

Al despertar, esta vez por mi cuenta, fui al baño a ducharme. Por mi mente pasaban imagenes de lo sucedido anoche, no se como afrontar la situación ni como voy a poder verlo a la cara. Luego del refrescante baño, me siapuse a bajar las escaleras, estaba silencioso asi que supongo que no debe estar el señor.
Antes de bajar del todo me percaté de que Caleb me estaba esperando al final de ellas, casi corrí para estar junto a el. Di un pequeño salto y lo abracé con todas mis fuerzas. Suspire al sentir sus rulos haciendo cosquillas en mi cara.

-Hola Caleb.- le sonrei ampliamente al soltarme de él.
-No se que hiciste, pero ahora mi señor si me deja verte mi dama- lo volvi a abrazar, ignore el tema de que yo haya hecho algo.

-Basta de modales conmigo Caleb. ¿vas a acompañarme a desayunar?- no espere respuesta y enrosque mi brazo al rededor del suyo e hice que me siguiera al comedor.

Luego de desayunar, llegaron Merida y Samuel. Ahora mismo nos encontramos los cuatro en el jardin hablando de cosas triviales, Sam ya se habia mudado y se lamento de que no iba a verme muy seguido ya que va a empezar a formar parte de los guerreros de Erick.
Asenti a medida que se iba frunciendo mi seño.

-¿Porque Erick necesitaria tropas?¿Que clase.. de enemigos tiene?- La pregunta los tomo de sorpresa a todos.

-El señor es alguien muy poderoso por lo tanto los enemigos son incontables, a demás de que no es muy.. amigable.- me contestó Caleb haciendo una mueca.

-Si, entiendo.. pero ¿Que clase de enemigos?- repetí mirando a mis acompañantes, ellos se miraron entre sí, luego Sam fue quien decidió hablar.

-Ya sabes.. a demás de vampiros, hay licantropos, brujos, hadas, duendes y gigantes.- Me dio una sonrisa tensa y senti que el color se iba de mi cara, no creia que existían tantas criaturas.
Les trate de sonreír y asenti con dificultad.

-Tranquila nena, a ti no te pasara nada.- Merida me dio un apretón en la mano y dandome una mirada calida. Yo negué.

-Eso no es lo que me preocupa, sólo no pensé que habían tantas.. criaturas.
-Ohh pequeña, tienes mucho que aprender.- y con ese comentario de Sam hizo que rieramos y se cortara la tensión que se habia formado entre nosotros.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora