4 Palabras.

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Alexia:
"—¡Alexia, Corre!
Gritos, aullidos, miedo y sangre."

Desperté agitada por el mal sueño que tuve anoche aunque no podia recordar bien que era solo esas sinco palabras rondaban en mi cabeza:

Gritos, aullidos, miedo y sangre.

Y no eran difícil de descifrar por eso el miedo coló en todo mi cuerpo, con esos pensamientos temble aún en la cama y un cuerpo se apego más.

Oh. Habitación Erick.

—Buen día ¿Sucede algo?- su voz ronca me saca todo mal y sonrío recordando el día de ayer.

—Perfecto, mi rey- dije con gracia al girarme para verlo a los ojos.

Sus labios chocaron en mi frente y volvió a susurrar con su característica voz.

—Ahora soy tu futuro esposo, por lo tanto, la futura reina- la idea de ser una reina no me encantaba, simplemente asenti y me levanté de la cama.

—Voy a ducharme, usaré tu ropa- avisé antes de entrar al baño.

Salí limpia con una remera negra y un boxer de Erick que me quedaba como un short.

Mierda, me sonroje. ¡Malditas medidas!

—Me gusta como te queda mi ropa- dijo mirandome fijo.

—A mi también- contesté palpando la ropa, —¿Vamos a desayunar?

—Claro, espérame abajo

Erick iba a moverse pero la puerta lo interrumpió siendo abierta, me congele al instante y me puse roja al ver quien era.

Erick aún estaba en boxer, casi desnudo.

—Oh lo siento, quería preguntar si vas a desayunar, digo... si irán- Mérida nos sonreía de una manera pícara.

Desvié mi mirada hacia otro lado esperando a que se vaya o que conteste Erick.

—Si hermana, largo, por favor- la echó, educadamente, Erick con una sonrisa plasmada.

Meri salió de la habitación y su hermano entró en el baño, cinco minutos después apareció con el pelo revuelto y una toalla al rededor de su cintura.

Me giré con asombro ya que iba a cambiarse frente a mí.

—¡Erick!- lo regañe

Sentí su carcajada y sonreí, ¡Amo esa risa!

—Ya estoy, puedes girarte

Eso hice y lo vi cambiado con un jean ajustado azul y una camisa negra.

—Te ves bien

—Ya lo sé- me guiño un ojo

Rodee los ojos y salí de la habitación sin tomarle importancia, me aleje con pasos ligeros para molestarlo pero era imposible.

Claro, quieres joder a un vampiro pero se te olvida su velocidad.

—¿A donde ibas?- preguntó frente a mí pero lo rodee y seguí mi camino.

—No te importa- contesté riendo.

—Genial, ve adelante, total no me molesta la vista- exclama

Me giré completamente roja y me coloqué junto a él.

—Eres un idiota, ¿sabías?

Frene para mirarlo a los ojos, cruce mis brazos y pose mi peso en una pierna, poniendo pose de "enojada"

—Te amo, ¿Sabías?

¡Imbécil!

—Yo... yo te amo más- tartamudee por el asombro y el rió por mi expresión.

¡Debía de estar explotando de ternura y vergüenza!

—Ya vamos- lo empuje y me aleje de él.

Al llegar al comedor, me senté junto a Sam que estaba desayunando con Mérida, Erick frente a mí junto a su hermana.

—¿Como estás?- preguntó Sam con una amplia sonrisa no sin antes darme un beso en la mejilla.

—¡Muy bien! ¿Y tú?

—Ya veo- rió, —Bien primita.

Sentí un gritito agudo y todos miramos a Mérida, frunci el ceño, ella tenia sus manos en sus labios escondiendo su sonrisa y observaba mi mano.

—¡Erick es precioso!- apuntó el anillo con el dedo y mire aliviada, sonreí por el rostro de los demás

Erick iba a hablar pero la puerta y el cuerpo de Caleb apareció frente nuestro.

Gritos, aullidos, miedo y sangre.

—Erick- medio gritó.

—¿Pasó algo?- dijo éste levantandose.

—Esta noche quieren que vayan- contestó Caleb

Los miré a los dos muy confundida y esperé a que hablaran, Mérida y Samuel nos miraban igual de confundidos que yo.

Una tensión se formó en el aire.

Miré fijamente a Erick cuando lo senti carraspear, Caleb tenía las mejillas rojas y sus ojos abiertos como platos.

—Alex, luego de desayunar tengo que hablarte de algo- me dijo Erick luego de suspirar, asenti y baje la mirada a mi comida.

Me puse nerviosa y me tense, igualmente seguí comiendo pensando en que debía contarme.

—Nosotros ya nos vamos a la ciudad, si necesitan algo nos avisan- se despidió Sam y junto a Meri salieron de la mansión.

Carraspee al terminar de comer y miré a Erick, Caleb hace rato desapareció.

—¿Vamos, Erick?- ordené

Él me sonrió levemente y asintió, juntos fuimos a la sala a hablar con tranquilidad.

—Por favor, sientate- asenti y me senté frente a él en un sillón individual, crucé mis piernas y pose mis manos enlazadas sobre ellas.

Mientras Erick aclaró su garganta y masajeo sus cienes, suspiró más de una vez mientras tenía la mirada en el piso.

—Vamos Erick, dímelo- le pedí medio ordene.

Dio un último suspiro y levanto su mirada, se sentó recto y asintió.

—Bien Alexia- relamio sus labios, —Voy a ser directo, necesito que me acompañes a reunirnos con el consejo, quieren comprobar que si de verdad estoy enamorado de ti.

Frunci el ceño y asenti lentamente.

—¿Porqué deben comprobarlo? ¡A ellos que les importa!- hablé frustrada y él me dio una ligera sonrisa

—El padre de Katherine habló y ahora quieren comprobarlo para que acepten nuestro casamiento- suspiró mientras tiraba de sus cabellos

Oh. Perra. Maldita pelirroja y su puta familia.

—Mierda...- susurre, —Entonces iremos.

Dije firme y Erick me volvió a mirar, sus ojos se iluminaron y al mismo tiempo soltó todo el aire contenido.

Gritos, aullidos, miedo y sangre.

Esas cuatros palabras aún rondaban en mi cabeza y no dejaban de preocuparme.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora