Eres mía.

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Alexia:
Sentí mi corazón latir frenéticamente y las manos llenas de sudor.

¿A que juegas Erick?

Estoy completamente asustada, ya no quiero tenerlo en mi mente y anoche al no darme respuesta, no me dejó para nada tranquila.

Ahora mismo me encuentro desayunando, sola, sin Samuel, ni Mérida, ni Caleb. Sola.

Suspire y salí de aquella mansión, ¿Ahora que carajos hago? ¿Espero a que el diablo me lleve?

No lo creo, ese debe ser nada mas ni nada menos que mi futuro esposo, pensé. Un sexy y peligroso diablo. Reí

¡Dios! Rodee los ojos y solté un bufido.

¡DEJA DE PENSAR ESAS ESTUPIDECES ALEXIA! Me regañe mentalmente.

Volví a suspirar y me relaje en unos de los asientos del jardín, cerré los ojos para disfrutar del calor del sol y la frescura del viento que parecía acariciar mi piel.

En estos días estoy suspirando demasiado, es estresante estar en esta mansión que no sabes si estas sola o hay alguien merodeando y lo peor es que no tengo la mas remota idea si volveré a ver a mi familia, me apoyo en Sam y trato de no pensar tanto, porque sé que me desmoronaría rápidamente.  

Abrí los ojos de golpe al sentir una caricia, ¡carajo, voy a morir! 

-Ay jesús, me asustaste.- le sonreí medio regañé. 

-Discúlpeme mi Reina, ¿interrumpí su meditación?- León hizo una pequeña reverencia y luego rió

-Sabes, te odio por eso.- negué y volví a reír, -Y deja de llamarme así

Y así pasó la tarde lentamente pero entretenida, conocí mejor a León sobretodo sobre su vida, sus gustos y su familia.

Vive con su padre que es vampiro al igual él, su madre falleció al darlo a luz ya que no lo soportó por que era humana, eso me amargo enormemente

-Lo siento mucho León.- con mis brazos rodee su cuelo para abrazarlo y él rodeo mi cintura.

-No te disculpes preciosa.- se sonrojó y yo hice lo mismo.

-Ven, quiero mostrarte algo.

Tome su mano y lo volví a llevar al jardín, ya que cuando llegó entramos para estar cómodos en la sala.

Lo llevé a que viera las rosas, esas extrañas rosas que tanto me llamaban la atención y admiraba con celos por su belleza exótica.

¿Porque quién ha visto unas rosas de esos colores?

Estaban llenas de vida como si nunca murieran pero su color era tan triste que hasta al verla pareciera que uno se pudiera poner a llorar, es tan contradictoria esta imagen que igualmente te llamaba la atención. 

-Qué extrañas que son.- León las miraba con interrogación y con sus manos en el bolsillo.

-Desde el primer momento en que las ví, me hechizaron.- hablé sin dejar de observarlas.

León se me acerco y me rodeó el cuello con uno de sus largos brazos

-Creo que estás media loca.- uno de sus dedos giro al rededor de su nuca haciendo un gesto gracioso.

-Quizás.- me encogí de hombros y reímos como tontos

-Oye, no era que si ponías un pié aquí no saldrías vivo?- me burle de él y le di un leve empujón 

-Supe que el rey no iba a estar, así que aproveche.- me sonrió 

Lo mire y fruncí el ceño.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora