¡Te odio!

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Alexia:
Luego de charlar un rato más con León, llegaron Sam y Caleb todos sudados. Me preguntaron que hacia aquí y no con Erick, les conté lo ocurrido soltando un par de lágrimas. Al final de todo, yo ni siquiera probé sus labios y supuestamente lo odio, no?
Volvimos a casa después de la incómoda conversación.

A casa, ya hace bastante tiempo que estoy aquí pero no puedo asimilarlo, todavía suena tan raro.

Ya estaba oscureciendo y yo solo me dediqué a mirar la luna desde el balcón que parecía que se acercaba más y más, estaba apoyada sobre el barandal y sentí un frío que hizo erizar la piel, también vi un cuerpo junto al mío.

Él me miró triste y apoyo el codo en el barandal y su rostro en su puño, quedando en una posición relajada, sentí olor a jabón limpio shampoo.

-Veo que te bañaste.- bromee pero de mi parte no salió casi nada gracioso, Samuel me dio una media sonrisa y asintió.

-Si no lo hacia Meri me mataría, oye como estas? Lo que hizo... Se vio que te afectó.- lo mire y parpadee un par de veces.

-Creo que si... Es que pensé que íbamos a llevarnos bien... Se estaba comportando lindo... Y no sé... Crees que me puse celosa?- lo último lo pregunte balbuceando. Sam paso un brazo por mis hombros y m atrajo hacia él, y apoye mi cabeza en su hombro.

-Completamente.- levante mis ojos a su rostro y soltó una leve risa, sonreí.

-No, estoy completamente loca.

-También.- reímos los dos.

-Gracias Sam, te quiero mucho.- besé su mejilla y el me observó.

-Yo también princesa, y que onda León?- movió sus cejas de arriba a abajo insinuando algo, reí y negué.

-Nada de lo que te imaginas, a penas lo conocí ayer, es un chico muy tierno.- sonreí y me sonroje.

-Es buen chico, me alegra que hagas amigos.- sentí sus labios en mi frente, -Vamos a cenar?
Negué con la cabeza y el asintió, me dio un último abrazo y me susurró un "Descansa Lex" y como llegó desapareció.

Suspire y volví a la posición de antes mirando la luna que ahora mismo se veía en su punto mas alto. Amo a mi primo, siempre quise un novio como él, tiene todas las cualidades que cualquier mujer querría y algún día sería un gran padre.

Volví a sentir que mi piel se erizó pero no mire quien era.

-Sam, en serio no quiero cenar.- sentí unos pasos acercarse y escuche su voz.

-No soy Samuel.- sentí su cuerpo al lado mio, más cerca de lo que podría desear. Cerré mis ojos con fuerza.

-Vete.-  mi voz sonó fría y volví a abrir mis ojos.

-No.- su voz sonó dura pero no me movió ni un pelo,
-quiero hablar contigo.- crucé mis brazos apoyándolos en el barandal y mi cuerpo medio inclinado, intentando adoptar una postura despreocupada. Lo mire de reojo. Él mantenía sus brazos estirados y apoyados, su cuerpo recto y firme, y su mirada en la luna.

-¿Que quieres?

-¿Porque estuviste con León?- mi rostro automáticamente se giró para mirarlo y espero que mi mirada diga todo. Alcé una ceja al verlo.

-¿En serio Erick? Sabes... No es de tu puta incumbencia.- medio grité al contestar. Erick me devolvió la mirada y sus ojos destilaban odio.

-Mierda! Sí que lo es, Alexia.- me respondió con odio y su puño lo estampó contra el barandal que pareció que iba a romperse. Me levanté quedando recta y mirándolo. Oh no. Ya estoy hasta la mierda de éste infeliz.

-¡¿QUE SI LO ES?! ENTONCES ¿SI ES DE MI INCUMBENCIA SI TE ACOSTASTE CON LA PROSTITUTA?!- Estaba harta de que el haga lo que se le cante y yo no pueda estar con nadie. Mi respiración se volvió agitada y mi manos se volvieron puños.

-Katherine no tiene nada que ver! Ya paso! Y deja de gritarme, Maldita sea!- rugió. Así que Katherine?

-SABES QUE!? VETE AL INFIERNO ERICK, ¡TE ODIO!¡TE ODIO!¡TE OD..

No pude hablar más porque Erick estampó sus labios contra los mios, los movió con fuerza y... ¿necesidad?
Me acorraló en la pared mas cercana y poso su mano en mi mejilla, asiendo caricias con uno de sus dedos. No pude evitar cerrar los ojos. Sus labios son terriblemente suaves y ¡besa tan malditamente bien!

Pose mis manos en cada uno de sus hombros y trate de seguir su beso tan excitante. Mi respiración estaba entrecortada pero no quería separarme, nunca más.
Sus dedos dejaron de hacerme círculos y para posarse en mi cintura, tirando de mi para acercarme mas a su cuerpo, aunque era frío a mi me envolvía un calor infernal, mis manos subieron por su nuca hasta su cabello para jugar con algunos mechones y acariciar levemente.

Nuestras bocas se separaron por unos milisegundos y Erick aprovecho para tomar mi labio inferior con sus dientes y jalar, solté un gemido involuntario y sentí como sonreía, volvió a juntar nuestros labios y esta vez era un beso más lento y más dulce.

Nos separamos por falta de aire pero Erick apoyo su cabeza en mi hombro y aspirando el olor de mi cuello, sus manos fueron a mi espalda baja y así dándome una clase de abrazo. Ninguno habló, esto fue muy raro para los dos.

Erick levantó su rostro y nos miramos a los ojos, nuestras respiraciones se iban neutralizando pero los dos seguíamos sin hablar.

-Yo...- iba a hablar pero poso uno de sus dedos en mis labios.

Duerme bella Alexia. Su voz. Estaba en mi cabeza.

Luego mis párpados pesaron y lo último que vi fue el rostro de Erick iluminado por la luna mostrándome una media sonrisa.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora