Mi Bella Dama.©

La Cena.

Alexia:
Después de un viaje bastante largo nos adentramos a una mansión, bastante alejada de todo al igual que la de Erick.

Bien en lo profrundo del bosque se podía observar la mansión, la fachada era de un hogar familiar pero esto es el consejo, el lugar de reunión de la ley.

Erick paró el coche a un metro del lugar y en silencio salimos del auto, la tensión nos envolvió al igual que el nerviosismo, él mantenia una mirada neutra y los pasos firmes.

Ya frente la puerta en ssgundos se abrió gracias a un hombre, de avanzada edad enfundado en un traje negro con camisa blanca.

Él nos observó con frialdad, una mirada muy calculadora y sus rasgos duros me daban miedo, el hombre asintió y caminó frente a nosotros en pasos firmes.

Lo seguimos y éste nos llevó por un pasillo hacia una sala, mi respiración se acortó.

El motivo, mesa gigante de metal al igual que las sillas al rededor, en ellas un grupo de vampiros de avanzada edad, hombres y mujeres, vestidos muy elegantes.

Todo blanco y negro, claro.

Tres sillas estaban vacías, el hombre que nos acompañó se sentó en unas de ellas, Erick tomó mi mano y la apretó ligeramente.

Nos sentamos en aquellas sillas, muy frías para mi gusto, apoye las manos e intenté relajarme.

Todos llevaban esa mirada calculadora y fria, nos miraban fijamente e instanstaneamente mire los cubiertos frente a mí.

—Erick.- habló aquél hombre que nos habia acompañado, estaba sentado en una de las puntas.

—Mikael.

—Me alegra ver a la humana por la que cambiaste a mi hija.

Mierda! mierda! mierda!

Sentí mi corazón bombear y mis piernas temblar

—Es normal, es mi alma gemela- Erick le contestó con tal frialdad, los presentes se sorprendieron pero el tal Mikael no.

—Mientes, esa es mi hija así que disculpame, pero no creo que ames a una simple humana.- Erick se tenso y apretó con fuerza su mandíbula al escuchar esas estupideces, levanté mi vista y lo miré fijamente olvidando el miedo.

—Ella no es una simple humana.

—Disculpame tú a mí, pero la zorra de tu hija es el alma gemela de León Bach- dije con ira en mis ojos.

Aquél hombre elegante pero imbécil, me miró con asombro y sus cejas se unieron.

—¿Y tú que sabes?- espetó con asco

—¡Porque León es mi amigo y él esta a punto de morir por la culpa de su estúpida hija!- eleve la voz y grité con enojo.

Ya no me importó donde estaba o la voz de Erick gritando que cierre la boca en mi mente.

—¡Basta! Eso lo discutiremos más tarde, ahora cenemos!- una mujer canosa habló, ella estaba sentada en la otra punta de la mesa.

Todos se callaron y esperaron la  cena, pero por sorpresa, me llegó comida a mí nada más.

A los demás, humanos.

Habían humanos parados junto a cada vampiro de ésta sala, junto a mí había una mujer, tragué mi saliva con fuerza y clavé mi vista en el plato.

De reojo vi, como todos los cara pálidas clavaban sus colmillos en las muñecas de cada persona y como sus ojos se volvían rojos.

—¿Esto no es ilegal?- pregunté confundida

—Son personas que saben de nuestra existencia.- me contesta Mikael con frialdad.

Callate Alexia, por favor, como en tú raza hay corrupción aquí también.

Suspire frustrada y fulmine con la mirada a todos en la sala.

Terminé de comer al igual que los demás, tomaron un pachuelo y limpiaron sus labios, en forma tan sincronizada que asustó.

—¿Vamos a hablar o no?- preguntó Erick autoritario

—Creo que no hay más nada que hablar.

—¡Mikael!- aquella mujer vuelve a hablar, —Erick, nos dijiste que ella es tu alma gemela pero bien sabemos que compartiste tiempo con Katherine, ¿Eso es cierto?

Erick apretó los labios, su mandíbula también y sus ojor parecían explotar de ira.

Mi respiración se cortó y tomé su mano acariciandola levemente.

—Asi es pero solo era un juego para engañarla y así pudiera casarme

—¿Porque ella es humana? ¿O algo más?

—Una simple humana.- dice firme

Miraba a cada uno, confundida y con terror.

—Sabes que no puedes mentirme, Erick Tanner.- espeta con frialdad esa mujer

—Lo sé- él relame sus labios.

Depronto sentí algo apretar mis muñecas y tobillos, miré mis manos que estaban completamente amarradas.

—¡ERICK!

Él se levantó con fuerza y sus ojos se volvieron rojos, parecía asustado pero muy cabreado.

—¡SUELTENLA!- rugio furioso

—Sabes que no puedes mentirme, Erick Tanner y casarte con sangre cazadora es una deshonra!- dijo aquella mujer con firmeza, ella también se habia levantado y sus manos se posicionaban con autoridad sobre la mesa.

—Eres la jefa en el consejo pero tú no me mandas, sueltenla o te la verás conmigo, Esther.

Erick intentó soltarme con su fuerza pero al tocar esa madera que me mantenía en aquella silla se retorcio. 

Mi respira era agitada, estaba completamente asustada, mis piernas temblaron y las lágrimas picaron en mis ojos.

Mire a todos lados, nadie hacía nada solo sonreían como si hubieran ganado algún premio o una apuesta.

Yo no soy cazadora.

¿Porqué no se dan unos minutos para conocernos?

Para saber, que simplemente soy humana y que de verdad, Erick me ama.

—Las reglas aquí las pongo yo y reconocería el linaje Bennet en cualquier lado, tus rasgos te delatan- habló mirándome fijo y con ira.

Mis lágrimas cayeron, Erick fue atrapado al igual que yo pero envuelto todo su cuerpo con aquella madera extraña.

Parecía mareado, sus ojos se cerraban pero intentaba mantenerse despierto.

Te amo, pase lo que pase, volveré a tí.

Sus ojos se cerraron al igual que los míos, el miedo se apoderó de mí al igual que la tristeza.

Por favor Erick, vuelve.

Y esperé a que me escuchara porque desde que mis muñecas fueron atrapadas, justo en ese momento lo supe...

Que íbamos a ser separados y quien sabe cuando nos volveremos a ver.

Te amo Erick Tanner, siempre lo haré.

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Holaaa! Acá está la dichosa cena, espero que lesbhaya gustado!

Nos estamos leyendo 😘

Lola B.