Compras 2.

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Alexia:
Al llegar afuera nos subimos a su auto, quien sabe cual es porque yo no entiendo nada de autos.

Es rojo y con vidrios polarizados, conformence con eso.

Emprendimos viaje hacia el centro de la ciudad, no pude evitar ponerme muy feliz, mi sonrisa se amplio a medida que recorríamos las calles.

Mérida cada tanto me observaba y reía.

[...]

-¿Crees que con este me veo gorda?- Estabamos en un lugar muy lujoso donde hacían vestidos de novia, según Mérida el dueño del lugar es un vampiro por eso somos clientas exclusivas y nos van a atender perfectamente.

Ya me había probado millones de vestidos y ninguno era perfecto.

Michelle, la asesora, intentó convencerme de alguno después de que me probara el sexto o séptimo vestido.

Ella resignada, se sentó y suspiro.

—Señora, a ver.. Empecemos otra vez, digame mas o menos como le gustaría que sea.-
La mire idignada ¿acaba de llamarme señora?

—Mmh.. Digamos que algo tranquilo, sencillo, que no sea tan extravagante pero que a la vez sea muy elegante y que llame la atención.- Michelle me miró unos segundos y asintió, luego se acerco hacia otra chica quien trabaja ahí.

Esa chica me miró en forma pensativa, luego sonrió ampliamente y le susurro algo a mi asesora.

Michelle se acercó hasta mi y dijo:

—Creo que tengo el indicado- y así salio corriendo en busca del vestido, supongo.

Cuando llego me paso el vestido, me ayudo a ponermelo y al verme en el espejo casi me desmayo, es.. ¡Hermoso!

No claro que no.. ¡Es perfecto!

—¿Que piensan?- les dije a las chicas para que me dieran su opinión, Michelle soltó un par de lágrimas y Mérida salto a abrazarme.

—¡Realmente es el indicado! La novia mas hermosa que nunca haya visto- le sonrei y le dije un tímido "gracias", luego me acerque a Michelle y la abrace también agradeciéndole. 

—Bueno, ahora llamare a mi compañera a que te haga las medidas, disculpame por mis tontas lágrimas, estas bellisima- no sé que le pasaba a Michelle, su voz salia pausada y sus ojos me contemplaban.

Se volvió a disculpar y se retiro, al terminar de cambiarme llega la misma chica que le susurró a Michelle.

—Hola, ¿Como están? Soy Lauren y voy a tomar las medidas de la prometida- Nos estrecho la mano a cada una sonriendo y lo ultimo lo dijo mirándome.

—Hola Lauren y bien, gracias, a mi es a quien tienes que medir.

Lauren tomaba mis medidas, se tomaba su tiempo para que fueran justas y era delicada en cada movimiento.

—Disculpen a Michelle, se iba a casar y hace poco, su novio y ella rompieron.- hablo haciendo una mueca pero sin dejar de hacer su trabajo.

—Pobre niña- gimió Mérida por la sorpresa. La mire, cómplice, pensando lo mismo.

—Michelle es guapa y joven, podrá encontrar a alguien mejor- hable mirando a Lauren y pensando, que ojala me pasara lo mismo que a Michelle.

[...]

Luego de encargar el vestido, comprar el velo, joyas y zapatos, volvimos a casa ya muy exaustas. 

Me recoste sobre el sillón y cerré los ojos para intentar relajarme, Meri hacia lo mismo en un sillón de un solo cuerpo, recostaba su cuello en el respaldar del sillón y dejo sus piernas estiradas, en cambio yo, estaba recostada en el sillón de tres cuerpos, un brazo cubría parte de mi cara, mas precisamente mi frente y ojos y el otro brazo colgaba a mi costado.

Largue un suspiro estresante y gire mi rostro hacia mi "cuñada".

—En fin, ¿cuando me casaría?- pregunte sin darle importancia, aunque me mostré emocionada por las compras, es decir, salí de este lugar y; ¿quien no se alegra de salir de compras de vez en cuando?, ahora que volvía a la realidad mis ánimos calleron desde un noveno piso y se hicieron trizas. No quería hacerlo, ni sabia si podía hacerlo. Meri me miro triste por el cambio brusco de ánimo.

-3 meses.- Asenti. Mucho tiempo para arreglar la boda y poco para que Erick se echase para atrás con todo esto. Volví a la misma posición y otro pensamiento aleteo por mi cabeza, de cuando Erick se alimentó de mí y casi me mata, no sabría si debía contarlo.. Pero creo que necesito hacerlo.
Carraspee para obtener la atención de Mérida y ella volvió a hacer la acción anterior de girar su rostro hacia mi, sin mover ni un otro músculo.

Mi voz salió cortada -Él.. él se alimentó de mí y casi me mata- me sentía débil en esos momentos. Mis ojos ardían por las lágrimas contenidas, pero no quería soltarlas, no valía la pena.

-Hijo de puta.- su tono voz no se elevó ni se disparó pero era severa y con odio, su rostro mostraba furia. Ella rápidamente se acerco a mi y yo me incorporé rápidamente para aceptar su abrazo. -Lo siento, él no debía hacer eso, debí cuidarte más y..- su voz salia cortada, no la deje terminar porque nada de eso ni nada de esto es su culpa.

-Shhh.. Meri, no es tu culpa, ¿dejalo si? Solo quería desahogarme. No se lo cuentes a Sam, por favor- Susurré, lo ultimo lo dije débil, no quería que él se preocupara mas de lo que se nota que está, deshicimos el abrazo y le regale una sonrisa a la cual meri me devolvió.

Merida se despidió de mi y la vi alejarse hacia la puerta de entrada, iba a lo de Sam, no quería dejarme sola pero no la culpaba ya estuvo conmigo todo el día.

Me encamino hacia la cocina para poder cenar ya que la noche callo rápidamente, no se encontraba nadie así que decidí sentarme a esperar. Tome una de las sillas del comer y me senté, pose las manos sobre mis piernas; ahora mismo me siento disgustada, no quiero verlo, no quiero casarme, quiero salir de acá y ver a.mi familia.
Sentí un carraspeo y luego observé como Erick se sentaba frente a mi, se acerco mas hacia la mesa apoyó los codos sobre ella y enredó sus largos y fuertes dedos. Rápidamente mi cara se endureció, no quiero que viera mi angustia, no quiero ser débil, no le preste atención a su acción y seguí mirando mis dedos.

-Hola Alexia.- mi rostros ascendió y choque la mirada con Erick. ¿A caso me esta saludando?, su rostro estaba neutro aunque relajado, mi ceja se elevo ligeramente y mi rostro mostraba sorpresa.

-Hola.- agradecí de que mi voz saliera normal. Volví mi mirada a mis dedos y no hablamos mas hasta que llegó la cena. Spaghetti con salsa, mis ojos estaban clavados en esa deliciosa comida e hizo que mi estomago rugiera.
Escuche una leve risa y mire a Erick que comía y sonreía a su plato. No le hice caso y saboree la comida.

-Erick..-
-¿Mmh?- no lo miraba, no quería que se formara una pelea, por eso le hable de la manera mas dulce y tranquila.
-¿Porque le ordenaste a Caleb que no me viera?-me tense y agregué.-él es mi amigo y me gusta su compañía.

La facciones de Erick se endurecieron pero no dijo nada.

Casi pero casi, pensé que podíamos tener una conversación normal pero no, me equivoqué.
Suspire pesadamente y procedí a levantarme para irme a mi habitación, pero su voz me hizo detener.

-Espera Alexia, sientate y espera a que termine de comer.- y así lo hice.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora