Su culpa.

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Alexia:
Con tristeza y por mi orgullo, me separé de ellos dando pasos firmes, volví a mi asiento e intenté ahuyentar las lágrimas.

Miré hacia Esther que me miró con compasión y luego hacia otra persona, que supuse que era Erick, mirándolo con odio.

—Viniste a informarnos algo, Erick Tanner- habla ella por primera vez en la reunión

Casi me sentí como la primera vez pero en realidad ya estuve aquí, cenando más de una vez y el miedo, ya no existía en mi ser.

Miré a Mikael que todo el tiempo que estuve aquí intente esquivarlo, él tenía una sonrisa en su rostro y una felicidad inexplicable.

—Si, los cambios de planes, en pocos meses Katherine será la nueva Reina de los Vampiros- habló con voz fría y dura.

Escuché el sonido de mi corazón romperse y al igual que mi cuerpo, también lo senti asi.

Era un dolor inexplicable, casi podia decir que peor que aquella vez que eliminaron mi sangre cazador, me dolia tanto emocional como físico.

Erick me destruyes ¡¿Porque haces esto?! ¡Me juraste amor, no lo entiendo!

Sentí la desesperación crecer.

Nada encajaba.

Absolutamente nada.

—¡¿Que hay de León?!- mi voz salió fuerte y segura.

Pero no lo miré, miraba hacia otro lado.

—Murió, no aguantó el dolor- su voz ronca demostró el enojo.

¿Enojo de qué, Erick? Me acabas de destruirme.

Si estas enojado porque pregunte por León, me importa una mierda.

Mi amigo, en quien más confiaba ya no estaba, quise llorar y gritar pero me guarde todo.

Cada recuerdo juntos se me atravezaban pero intenté espantarlos, no debía romperme ahora mismo.

Suspire con nostalgia.

Y sí, me atreví a hablarle a Erick por la mente, acción que aprendí estos días.

Pero cerré la "conexión" para que no pudiera hablarme mentalmente.

Poder que adquirí en la transformación.

Por alguna razón, era distinta a cualquier vampiro convertido

Mi piel, mis cambios, mi velocidad y fuerza ¡Todo era diferente!

Esther dice que soy especial, claro que no me trago ese cuento.

Algo me sacó de mis pensamientos.

Un sirviente habia dejado una copa de lo que parecía vino pero en realidad era sangre.

Eso me enojó ¡Quiero distraerme, joder!

—¡¿Podrías tener más cuidado?!- le gruñi y grité con furia.

No quería ser así pero que sea torpe y casi me caiga todo mi próximo alimento, me hizo enfurecer.

—Lo siento mi señora- habló el hombro con miedo.

—Está bien- dije con frialdad, miré de reojo a Erick y me miró asombrado

Pero rápidamente esquive la vista hacia aquella deliciosa copa, el exquisito olor entró por mis fosas nasales e hizo que mi estómago gruñera.

Sonreí y bebi de aquella copa con gran elegancia.

Estaba triste pero debía mostrar mi fachada de elegancia, mi orgullo no permitía que me viera débil.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora