Verdades.

11.1K 768 39
                                    

Alexia:
Desperté gracias a unas caricias que sentí por mi rostro e hice una leve sonrisa.

Despierta dulce Alexia

Escuché la voz de Erick y mis ojos inmediatamente se abrieron, lo observé, tenía una pequeña sonrisa en el rostro y estaba unos centímetros elevados gracias a que se apoyaba con su brazo y codo.

—Hola- susurre

—Hola Alexia- él también susurró y luego reímos

—¿Porqué susurramos?- volví a preguntar pero volvímos a reír

—Vamos, cambiate, iremos a desayunar con Samuel y Mérida- me ordenó

—Genial, estos días los eh visto poco- frunci el ceño

—Nos quieren hacer tios- me contestó giñandome el ojo e hice una mueca en respuesta.

Me metí al baño para una relajante ducha, en ella pensé en muchas cosas, en mi familia que eso rápidamente me hizo sentir mal ¿Como pude abandonarlos? Era para cuidarlos, pero ¿Ahora?

Sin esperar más ya que me parecio estar ahi una eternidad, salí y me cambié con un vestido suelto, me coloqué unas zandalias, peine mi cabello y deje que se seque solo, formando las ondas naturales y medio me maquille un poco.

—Hola guapo- le dije al verlo parado con su ropa habitual,  jean y camisa suelta.

Erick se acercó y posó sus manos sobre mi cintura baja y de un pequeño tirón me acerco a él, pose mis palmas sobre su duro pecho y sin esperar, con una sonrisa, besé sus labios.

—Hola guapa- volvió a darme un ligero beso y tomo mi mano para bajar juntos a desayunar.

Al llegar vimos a la pareja sentada esperándonos, Samuel vio nuestras manos entrelazadas y sonrió, me sonroje al instante pero intenté que no se viera.

Juntos nos sentamos y el desayuno comenzó, un silencio se había formado pero no era nada incómodo hasta que Sam lo rompió.

—¿Como estas Lexi?- preguntó sonriente.

—Bien, sobreviví sin ti.- bromee mientras llevaba la taza de cafe a mis labios.

—Oye no es nuestra culpa, la ciudad nos mantiene ocupados- comenta con el pecho inflado de orgullo pero yo no entendí ni jota.

—¿Cómo?- pregunté sin entender

—Mérida y Samuel cuidan a los humanos, son órdenes del consejo- me contestó Erick y asenti aunque no entendí completamente

Miré a mi primo a los ojos por unos segundos y luego volví a preguntar

—Entonces... ¿Los ves?- pregunté preocupada, él me miró igual y sentí el cuerpo de Erick tensarse ligeramente.

Miré a cada uno de los que estaban sentados en la mesa sin entender.

—No mucho- respondió rapidamente.

—Ajá.- respondí con indiferencia, sabia que pasaba algo, entonces proseguí, —Entonces Erick, ¿crees que podría visitarlos? Digo, voy a casarme contigo, no estaría mal darles la noticia- rodee los ojos.

—No creo que sea buena idea- dijo Mérida, que en toda la conversación estuvo callada. La fulmine con la mirada y miré a Erick expectante, mientras tamborileaba los dedos de una mano sobre la mesa y la otra sobre mi pierna.

Erick se giró a mirarme y clavó sus ojos, mordió su labio inferior y luego asintió.

Hablaremos de esto luego, responderé lo que quieras pero ahora terminemos de desayunar civilizadamente.

Rodee los ojos y asenti, rapidamente terminé y repose mi espalda con despreocupación mientras cruzaba los brazos.

—Ahora sí.- dije con enojo.

Ellos se miraron a los ojos, unos a otros esperando a que comience uno a hablar.

—Lexi, nuestra familia... sabe de la existencia y que son la familia Tanner.- dijo con rapidez Samuel.

Mi boca se abrió y mis ojos lo contemplaron con emoción

—¿En serio? ¡Y ahora me lo dices! Tengo que llamarles y decirles la verdad, ¡La boda!- hable histérica mientras me alejaba del asiento y moviendome por la sala buscando algún teléfono.

¡Demonios! ¿una casa tan grande no tiene teléfono? Mire para todos lados frustrada y luego frene a mirarlos a todos, que se habían levantado de sus asiento y me observaban con preocupación.

—Linda, tus padres eso ya lo saben- me dijo con miedo Mérida y tristeza en sus ojos.

—¡¿Qué?!- grité, -pee.. pensaran, que..que soy una mala hija que no los invité formalmente- hable tartamudeando, no entendía a que querían llegar y eso me estaba poniendo los pelos de punta.

Retrocedi unos pasos, Erick los miro con furia y luego se acerco a mi, poso sus manos en cada lado de mis hombros y se agachó unos centímetros.

—Alexia, tus padres no quieren verte, te desheredaron por casarte conmigo, con un demonio.

Miré a cada uno, pasando a Erick luego a Mérida y por último Samuel, lo miré confundida esperando explicación pero su mirada calló al suelo, mis lagrimas comenzaron a salir y rápidamente me aleje de Erick para acercarme a mi primo.

—¿Sam..?- susurre. Estaba destrozada ¿Porqué? ¿Que les hice? ¡Joder, son mi familia, cómo pudieron! Solloce con fuerza y Sam me abrazó con fuerza.

—Lo siento tanto, lo mismo hicieron conmigo- lloré fuertemente, ahora no solo por mí sino también por Sam

¿Como pudieron hacerlo?

—¿Porqué? Sigo sin entender eso... Sam ¿Como lo saben? Nuestra familia son solo éso, ¡Una simple familia de humanos!

Sam negó me miró a los ojos y negó suavemente, Erick y Mérida habían desaparecido hace rato para darnos privacidad pero en estos momentos lo necesitaba, sentía morir. ¡Era nuestra propia familia!

—Nuestra familia viene de una raza de cazadores, muy conservadores, pero al crearse el consejo los cazadores ya no tenían porque cazar, el problema estaba solucionado, pero aún asi los pensamientos seguían y nuestra familia no quedaba atras, era de una rama "prestigiosa" por eso nosotros defraudamos a la familia- Sam hablaba con rencor y tristeza.
—¿Crees que cuando fui a saludarte fue verdad? Fingiamos, te querían mantener al márgen de todo, Lex los años que no estuviste fueron una mierda para mí.

Lsos dos volvimos a romper en llanto, parecía tan irreal lo que Sam me contaba, no podia creer lo falsos que podia llegar a ser tu verdadera sangre, sentía dolor y rencor.

—Sam... te amo y desde ahora somos sólo nosotros- suspire y lo  abrazace con fuerza.

—Juntos- me contestó

—Contra el mundo- le seguí

Y rompimos en risa porque aquello había sonado tan cliché.

Mi Bella Dama.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora