04.

180 20 3
                                    


Realmente pasó una noche agradable, aunque sus amigas la llamaron, y le dijeron que se habían enterado de lo de Jefferson, (porque la noticia se propagó rápido y ahora todos sabían que la había dejado antes de la fiesta), todas le ofrecían su apoyo, pero lejos de estar llorando en una esquina, subió fotos de la vista que tenía frente a sus ojos, lo que provocó que todos se confundieran.

No le daría a nadie la satisfacción de saber que su noche había sido arruinada, porque decir que se la estaba pasando mal, era mentir de forma grotesca.

Mike había conseguido reservaciones en poco tiempo gracias a sus padres, ellos eran visitadores frecuentes del lugar, pero, a decir verdad, todo lo que él quisiera lo podía conseguir gracias a la influencia de sus padres en la ciudad.

—...Porque si te vas a suicidar por esto, lo mejor es que dejes una nota ¿Sabes por qué?

—Sorpréndeme —dijo sonriendo.

—Ya te han visto conmigo, si mañana apareces muerta, al primero que investigarán será a mí, saldría en las noticias. "Hijo de empresario, principal sospechoso de muerte de una chica". ¿Sabes lo que afectaría eso a mi currículo? ¡Sería mi fin!

—No seas tonto, Mike.

—No bromeo, es en serio, Castor. No decidas morirte, y si mueres, por favor deja una carta, pero por favor Dakota, no digas que te mueres por mi o que soy el responsable, conozco tus juegos, y ese no sería divertido.

Eso la hizo sonreír. Miró su reloj, ya era más de media noche, respiró hondo, no pensaba suicidarse o algo así, eso sería demasiado radical, además no sentía la necesidad de acabar su vida solo porque su novio la hubiese dejado. —Mike —dijo mirándolo fijamente—. Llévame a casa.

De camino a casa estuvo callada, Mike no habló nada y eso estuvo bien, porque no quería hablar por hablar, no había un tema de conversación, y no estaba incomoda por ir en silencio.

Pensó que Mike se quedaría afuera, pero se equivocó, él subió con ella a su habitación. —Quiero asegurarme de que no te mates o algo así.

Quiso rodar los ojos, pero desde el momento en que puso un pie en su habitación la tristeza la invadió, tenía tantos recuerdos de Jefferson, fotos, cosas que le había regalado.

Un nudo se formó en su garganta, no esperó a que Mike saliera, porque sabía que él no se iría hasta asegurarse de que ella no fuera a cometer alguna locura, así que le pidió que se diera la vuelta y se puso su blusón de dormir, fue hasta el baño para desmaquillarse, y justo cuando iba a salir, miró al piso y sus ojos se aguaron.

Recogió su pulsera favorita del piso, Jefferson se la había regalado y ella le había prometido que la llevaría siempre, porque ellos estarían para siempre. ¡Qué ilusa había sido!

Ese era el problema con la adolescencia, los sentimientos se sentían intensos, reales y duraderos, y lo odiaba. Suponía que debía de ser una etapa, tenía apenas dieciocho, conocería más gente, pero no se volvería a ilusionar con algún otro chico. No valía la pena.

Sintió una lágrima desbordar por su mejilla, y luego otra, y después otra, y ya no sabía cómo detenerse, estaba tratando de ser fuerte, pero le dolía saber que se había ilusionado tanto con un chico que estuvo jugando con ella todo el tiempo.

Se sentía tan desdichada, él era su escape, tenía una madre ausente, un padre que nunca estaba en casa, y cuando estaba, no hacía más que gruñir y prohibirle todas las cosas, y un hermano que la adoraba, pero que estaba concentrado en sus asuntos, Jefferson la hacía olvidarse de las constantes peleas en casa, y de los gritos entre su padre y Gustavo. La hacía sentir especial, y siempre le decía que recurriera a él cuando las cosas se pusieran feas.

Bueno, ahora todo estaba feo, y él se había ido.

Cando salió del baño caminó directamente hasta la cama, pero Mike la tomó del brazo, él realmente parecía preocupado, eso casi le causó gracia. —No voy a suicidarme, lo prometo, y si lo hiciera, dejaría una carta, y no te involucraría.

Él se quedó en silencio, mirándolo por unos segundos. Respiró hondo. —Supe que ese chico era un imbécil desde el primer momento en que lo vi —dijo con pesar.

Ella asintió, sintiendo que su labio inferior temblaba, secó sus lágrimas, solo quería olvidar todo y empezar de cero nuevamente. —Esto es algo de lo que no volveremos a hablar, pero creo que tengo la necesidad de abrazarte ahora y decirte que las cosas estarán bien.

Dakota le iba a decir que no era necesario, pero antes de poder hablar, él la envolvió en sus brazos y acarició su cabello. Era lo más cerca que había estado de él, y se sintió tan bien.

Realmente estaba destrozada si consideraba estar en los brazos de Mike algo bien.

Dakota susurró lentamente. —Sé que nos odiamos, pero ¿Podemos hacer una tregua por hoy? No quiero estar sola.  

*************

:O continuará....

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora