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Ella después de unos segundos, respiró hondo. —Tienes novia, Mike. No tienes que llevarme a casa, me las apañaré —dijo mirándolo.

Y en el momento en que sus miradas chocaron, sintió tantas ganas de besarlo, que retrocedió unos pasos para no hacerlo. Él ocupaba todo el espacio, cuando él estaba cerca no había más nada alrededor, solo él. —Ella se quedará a dormir en casa de una amiga —se quedó en silencio unos segundos—. Además, quiero llevarte a casa, es la costumbre.

Las últimas palabras la hicieron reír. —Entonces llévame a casa, Mike.

Quiso mantener la conversación de camino a casa, pero ambos después de decir una que otra frase permanecieron en silencio, así que al final, solo se mantuvo mirando por la ventana y dejando que la canción de la radio fuera el único sonido entre ellos.

Cuando el semáforo cambió a rojo, Mike puso su mano en su pierna, y el mero hecho, hizo que su piel se erizara. Ella puso su mano encima de la de él y acarició sus dedos. Maldita sea, lo necesitaba.

Cuando aparcó frente a casa, ella lo observó y notó la excitación en su mirada. Sin poder evitarlo, se acercó hasta su rostro y lo besó apasionadamente, él acarició su espalda desnuda y la apretó lo más que pudo contra él.

Después de unos segundos, Dakota se alejó de sus labios. Por mucho que quisiera estar entre sus brazos, sentía que no podía con ese estilo de vida, no quería ser su puta, no le gustaba, la hacía sentir mal. —¿Qué pasa? —preguntó mirándola con preocupación.

Ella mordió su labio hinchado a causa de los besos. —Sabes lo que pasa, Mike —dijo mirando hacia abajo. No podía mirarlo a la cara y ser fuerte cuando se moría por tenerlo entre las piernas.

—Dakota, mírame...

Ella respiró hondo y lo observó. —Por mucho que quiera estar contigo esta noche... Creo que lo mejor es que esté sola.

Él frunció el ceño. —¿Qué está mal, mi amor?

—Todo esto está mal y lo sabes —dijo tratando de abrir la puerta, pero él se lo impidió.

—Maldita sea, Dakota... Quiero esto... Quiero... —se quedó unos segundos en silencio y se recostó en su asiento, llevó ambas manos a su rostro y respiró hondo—. Está bien, Castor, entiendo que todo esto... Sé lo que debes estar pensando y...

—Mike...

—Estoy siendo un tonto ¿Verdad? —preguntó avergonzado.

Ella sonrió. —Esta vez no —dijo dándole un beso en la mejilla y bajando del auto.

**

—...Dakota, por favor, habla conmigo, por favor, fui un tonto, pero no me moveré de aquí hasta que me dejes pedirte perdón, estaré aquí horas si es necesario, por favor...

Ella rodó los ojos, ante el mensaje número dieciséis de Richard. Había pasado días de paz, pero él había vuelto. La verdad es que después de lo sucedido en la fiesta, no quería hablar con él. Le detestaba saber que había sabido de su relación con Mike, y lo había estado amenazando. Eso le hacía cambiar totalmente la imagen que tenía sobre él.

Bajó las escaleras y abrió la puerta. Él estaba ahí con flores. Dakota las tomó y pensó en golpearle la cabeza con ellas, pero las flores no tenían la culpa. Así que las dejó encima del recibidor. —Siento bastante lo que dije, en verdad, estaba borracho, no quise decir esas cosas.

—¿Has estado amenazando a Mike?

Él respiró hondo. —Vi que te besó, y le hice saber que lo sabía, solo una vez... Anoche fue la segunda vez, lo juro —Richard la miró, parecía avergonzado—. Él está interesado en ti, es algo obvio.

Ella negó. —Mike tiene novia, el beso fue un error, así que olvídalo.

—No solo hablo de ese beso, hablo de cómo te protege. Él quiere estar contigo.

Ella rodó los ojos. —¿Crees que si hubiera querido estar conmigo se iría con mi hermano a fiestas y se follaría a chicas en esta misma casa? Solo piénsalo, Richard. Solo está comprometido a protegerme por Gustavo, solo eso, ni siquiera somos buenos amigos, y te consta.

La mentira sonó tan bien, que ella misma se asombró y más cuando tuvo el efecto esperado. Richard pareció creerlo todo. No le convenía que él siguiera con la idea de que Mike y ella tenían una relación, Richard trabajaba con su hermano, eso sería exponerse demasiado, además, ya Mike tenía novia, y cada vez sus encuentros eran menos frecuentes, no valía la pena arruinar amistades por eso. —lo siento... debí malinterpretar las cosas.

—Eso hiciste —dijo parándose del sofá y abriéndole la puerta—. Así que si no tienes otra cosa que decir, agradecería que te fueras.

Él negó tristemente. —No quiero que nuestra relación acabe así, quiero ganarme tu respeto de nuevo, por favor, permíteme hacer eso.

Dakota respiró hondo. No quería tener a Richard todo el tiempo pidiendo perdón, así que, si quería empezar de nuevo, ella estaba dispuesta a hacerlo también, no podía negar que ya no lo veía de la misma manera. Era increíble como la imagen de niño bueno se había roto en mil pedazos en cuestiones de minutos. —Está bien —dijo brindándole una pequeña sonrisa.

—¿Puedo invitarte una copa esta noche?

—No tientes tu suerte —dijo rodando los ojos.

**

LOL

Continuará...

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora