18.

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Cruzó la calle y entró en la casa de Mike. Su padre, Benjamín, estaba vestido totalmente de blanco, caminaba de un lado a otro con las manos entrelazadas, era algo ansioso, lo conocía desde que era una bebé y siempre había sido impaciente. —Hola, Dakota —dijo extendiéndole la mano.

Él era tan parecido a Mike, el mismo pelo negro peinado hacia a tras y sus lindos ojos negros, incluso tenían el mismo tono de piel bronceada. Benjamín siempre había sido amable con ella, siempre se había sentido algo incomoda pasando más de dos minutos a solas con él, porque la miraba mucho. Era raro.

—Se combinaron —dijo Mike sonriendo. Él llevaba una camisa azul y pantalones negros, como siempre, los primeros botones de su camisa estaban sueltos, era tan típico en él usar ese look.

Claudia, la madre de Mike, bajó las escaleras a paso rápido, llevaba un vestido color verde y tacones negros, un sombrero y lentes de sol, hablaba por teléfono, eso no era algo raro, era una abogada exitosa, siempre estaba trabajando.

Colgó la llamada, y al verla, quitó sus lentes de sol dramáticamente. — ¿Qué hace ella aquí? —preguntó señalándola.

—Dijiste que consiguiera a alguien —respondió Mike.

— ¡Si! —exclamó alto—. Pero no a ella.

—Es lo mejor que tenía, considerando que tú inventaste esto de que tenía pareja. ¿Dónde más encontraría una chica dispuesta a pasar un fin de semana con nosotros?

Claudia respiró hondo. —Michael, te pido que no arruines esto.

—Gracias por el voto de confianza— dijo Dakota sarcásticamente.

Claudia achicó los ojos. — Tú eres una muchachita malvada, de seguro estás planeando algo para arruinarlo todo.

Dakota sonrió. — Sé que me odia, pero deje de ser paranoica, además no lo puedo arruinar, sino Mike no me pagará.

Ella llevó la mano a su pecho. —Oh, Dios mío, todo saldrá mal —dijo saliendo de la casa.

Pasar al menos una hora en el auto con los padres de Mike era una tortura que no deseaba repetir, ellos hablaban de negocios todo el tiempo, los tres hacían chistes sobre el desplome de la moneda y cosas así. Era insano.

Vio la fila de autos lujosos y supo que habían llegado, había al menos diez empleados, ayudando a bajar las maletas. Era prácticamente una mansión, pero lo que más la aterró fue ver que había al menos cincuenta personas. Sus manos temblaron unos segundos, estaba algo nerviosa, sabía lo cruel que podían ser los familiares de Mike con los que no eran de su clase social.

Ella sacó un chicle de su bolso y empezó a macarlo rápidamente. Eso la haría botar los nervios. —Lo harás bien —le susurró Mike, caminando a su lado—. Solo tienes que ser una perra. Eres una perra con todo el mundo.

Eso la hizo sonreír. —Cierto, puedo con esto —aceptó, arreglándose los lentes de sol.

Conoció a la mayoría de los familiares, ellos parecían ser simpáticos, al menos los hombres, ya que las mujeres la miraban de arriba abajo antes de ofrecerle una sonrisa falsa.

Finalmente vio a los anfitriones de la casa, la tía de Mike era igual a Claudia, su esposo parecía ser italiano. Después de presentarse, ella y Mike fueron a ver a Franky, su primo, el chico se veía afeminado, pero no podía negarlo, era hermoso, sus facciones, todo en él era perfecto, parecía modelo de revista. A su lado había una chica rubia y alta, con lentes. —Michael— dijo su primo al mirarlo.

—Francisco —dijo Mike sonriendo.

—Odio ese nombre. Sabes que soy Franky.

—Y yo soy Mike.

Bien, esos primeros segundos habían sido intensos.

—Soy su novia— se presentó la chica, arreglándose el escote del vestido—. me llamo Sandra.

—Es la sobrina del presidente —agregó Franky orgulloso.

— ¿Necesitas una alfombra roja o algo así? —Preguntó Dakota, quitándose los lentes de sol.

— ¿De dónde la sacaste Mike? —Preguntó Franky mirándola de arriba abajo.

—Lo siento—Lo interrumpió Dakota—. ¿Tenía que presentarme y decir todo lo que soy? —Preguntó sonriendo—. Porque he dejado las tarjetas en casa.

Detrás de ellos estaba un chico, era aún más alto que Mike, parecía ser el hermano de Franky, ya que eran iguales. Macaba chicle, se acercó a ella y le extendió la mano. — No pude evitar escucharte hablar, eres rebelde, me gustas. Mi nombre es Fred. ¿Son amigos? —preguntó mirando a Mike y a ella.

—Soy su novia —fueron las palabras más difíciles que pudo haber dicho en ese momento, se estaba perdiendo la oportunidad de pasar un rato agradable con un tipo como él, por mantener una mentira pagada.

—¿Quién es él? —preguntó Dakota, una vez que se alejaron.

—Fred, es la oveja negra de la familia.

—Pensé que ese eras tú —dijo ella, mirándolo.

—Qué graciosa —dijo él sarcásticamente.

Ella se quedó mirándolo fijamente, se acercó un poco más y puso ambas manos en su pecho. Él parecía confundido, eso la hizo sonreír, se acercó a sus labios y lo besó, al principio Mike no supo que hacer, pero después de unos segundos, la abrasó por la cintura y la apretó contra él.

Después de unos segundos, Dakota rompió el beso y miró detrás de él. —Tu tía —dijo lentamente—. No dejaba de quitarnos los ojos de encima desde que llegamos, al parecer no se había comido el cuento de que somos novios.

Él no decía nada, tan solo la miraba. Ella se acercó a sus labios y quitó parte del pintalabios que tenía regado. —Es mi culpa, debí ponerme otro pintalabios —susurró lentamente.

Pero él no respondió, solo se inclinó hacia su cara y volvió a besarla. Y eso la tomó completamente por sorpresas. ¿Qué estás haciendo, Mike?

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OMG 

Continuará...

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora