23.

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El sábado en la noche, se miró en el espejo antes de salir, llevaba pantalones cortos, blusa apretada y sandalias, era una fiesta casual, así que había ondulado su pelo y no llevaba mucho maquillaje.

Corrió cuando escuchó el auto de su hermano encenderse, su padre se había ido ese mismo día en la mañana, casi se acostumbró a tenerlo en casa y ser una familia normal, pero cuando todo empezaba a volverse normal, él volvía al trabajo, y ella volvía a estar en donde la habían dejado antes, en el centro de una familia disfuncional.

Subió a la parte trasera y cuando Mike le sonrió desde el otro extremo, ella rodó los ojos. Sí, todo era normal otra vez.

Gustavo aparcó delante de la casa de Melissa, nunca había conocido una chica que le bajara tanto la autoestima como ella.

Melissa era la perfección caminante, su color de piel moreno era precioso, su pelo riso y negro, podía competir con el pelo de cualquier chica en algún comercial, y sus curvas, ¡Todos adoraban sus curvas! Y no era algo parecido a Kim Kardashian, no, sus curvas eran perfectas sin exagerar. Y lo peor de todo, era que ella era consciente de eso, y se lucía delante de todos.

Melissa llevaba un vestido corto negro, y su pelo estaba recogido en una coleta alta. Ella subió al auto y le dio un beso s Gustavo, luego le sonrió.

Dakota miró a Mike, quería gastarle una broma, al verlo quedar embobado con Melissa, sin embargo, al mirarlo, notó algo extraño, él estaba concentrado en su móvil, frunció el ceño, que Mike no estuviera petrificado mirando a Melissa la había tomado por sorpresa.

—¿Qué haces? —Preguntó ella, sin poder contenerse.

Mike alzó la vista y frunció el ceño. —¿Qué dijiste? —Preguntó.

Dakota negó y miró por la ventana. Vaya, la noche estaba llena de sorpresas.

El que organizó la fiesta era un amigo de Gustavo, y le parecía conocido de alguna parte, pero no podía recordarlo con exactitud. Su hermano y Melissa se alejaron, y ella y Mike tomaron rumbos contrarios.

El dj mantenía un buen ambiente, compró una bebida y empezó a caminar a una esquina de la casa. Calculaba que había aproximadamente cien personas, distribuidas entre la casa y el gran jardín.

Una chica la empujó hacia adelante y derramó parte de su bebida en el suelo. Miró hacia abajo por un segundo, y antes de poder alzar la vista alguien la empujó hasta la esquina, haciéndola soltar la bebida.

Estaba con la espalda pegada en la pared en la oscuridad, no podía ver, pero reconocería el olor de Mike a distancia. Él la pegó bruscamente contra su cuerpo y la besó. —¿Qué pasa, Castor? ¿Estás aburrida? —Susurró.

Ella no respondió, no podía hacerlo, él tenía sus manos por debajo de su blusa, encontró sus senos y los acarició por debajo del sostén, haciendo que su feminidad palpitara de deseo.

Su hermano podría verlos, no se imaginaba lo que le haría a Mike si lo encontraba con las manos en sus senos, en vez de enojarse, el peligro la encendía más.

Él se separó de ella bruscamente, no sin antes arreglarle la blusa y darle un suave beso en los labios.

Dakota tocó sus labios, él la había dejado jadeante y sin palabras, se fue sin ni siquiera voltear a verla. Ella necesitaba aire, realmente necesitaba procesar lo que Mike acababa de hacerla sentir.

—¿Dakota? —Escuchó que preguntaba una voz conocida.

Ella se giró y vio al grupo de chicos de la escuela. —Chicos —dijo ella, acercándose.

—¿Estás sola aquí? —Preguntó Rachel.

—De hecho... —Dijo, mirando hacia atrás—. Mi hermano —logró decir—. Es decir, vine con mi hermano.

No podía negarlo, estaba bastante abrumada por lo que había pasado.

—¿Quieres salir de aquí? —Preguntó Rachel—. Hay otra fiesta cerca, donde hay menos personas.

—Por supuesto —respondió Dakota. Necesitaba salir de ahí, le escribió un mensaje a su hermano, diciéndole que llegaría a casa por su cuenta.

Después de tontear por los alrededores, por al menos tres horas, los chicos la llevaron a casa. A pesar de no ser sus amigos más cercanos, había hablado con ellos una que otra vez. Y siendo honesta la había pasado bastante bien, muchos de ellos tenían planes concretos, otros no tanto, le hizo bien conocer la perspectiva de personas que acababan de salir de la escuela. Le gustaba saber que no era la única que sentía un poco de miedo al pensar en el futuro.

Entró a casa y no se sorprendió cuando la encontró vacía, comprobó la hora, eran las tres de la mañana, así que era casi seguro que su hermano amaneciera fuera.

Se dio un baño y se puso ropa de dormir, estaba cansada, pero, aun así, cuando se tiró en la cama no pudo conciliar el sueño, así que se quedó mirando el techo por lo que pareció una eternidad.

Cerró los ojos, pero después de unos minutos, escuchó un ruido que la hizo despertarse, miró por la ventana, aún estaba oscuro, bajó las escaleras lentamente, y alzó las cejas al ver lo que desarrollaba ante sus ojos. Una chica estaba en medio de las piernas de Mike practicándole sexo oral, pero eso no era lo que la sorprendía, su hermano estaba detrás de la chica, penetrándola.

¿Por qué Gustavo era de esa forma? Tenía a alguien como Melissa que estaba loca por él, ¿Por qué no podía contenerse por un momento y ser fiel? A veces no entendía a los hombres.

Subió nuevamente a su habitación, pero podía escuchar perfectamente todo lo que hacían y decían, fue una sesión corta de sexo, que acabó en diez minutos. —Iré a llevar a... ¿Cómo dijiste que te llamabas, bebé? —Escuchó que dijo su hermano.

Eso la hizo rodar los ojos. Ni siquiera se acordaba del nombre de la chica que acababa de follar. Increíble.

—Daniela.

—Daniela —repitió Gustavo.

Sospechaba seriamente que era la primera vez que escuchaba su nombre.

—Iré a llevar a Daniela, me quedaré en casa de Melissa.

Dakota negó, a la chica ni siquiera le importaba saber que él tenía novia, la cual había estado con él en la misma fiesta.

Después de unos minutos, escuchó que todo se calmaba, se acomodó en la cama y cerró los ojos, sintió que la puerta se abría, y se envolvió más debajo de las sábanas, frunció el ceño al sentir que la cama a su lado se hundía.

Se giró rápidamente. Mike tenía los brazos cruzados detrás de su cabeza. —¿Qué te hace pensar que me voy a acostar contigo? —Preguntó indignada.

Mike le sonrió, cambió de posición y se acurrucó contra ella. —¿Quién habló de tener sexo? —Preguntó cerrando los ojos.

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LOOOOL

Continuará... 

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora