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Gustavo sostuvo su mano en todo el viaje de camino a la discoteca. Ella respiró hondo, no estaba de ánimos para nada, pero saber que contaba con su apoyo, de algún modo, la reconfortaba.

Pasaron por casa de Melissa, la novia aparentemente formal de su hermano, y eso hizo que las cosas se animaran un poco, ella parloteaba sin parar, incluso en una ocasión Dakota miró a su hermano con desesperación, y de un momento a otro, ambos estallaron a carcajadas, y en ese segundo, se transportó a su infancia, y a lo mucho que su hermano y ella hacían travesuras, eran los mejores cómplices.

—¿De qué se ríen? —Preguntó Melissa, sin entender, y eso hizo que rieran todo el camino.

Dakota frunció el ceño, cuando vio que aparcaban en casa de un amigo. —Pensé que iríamos a una discoteca.

—Cambio de planes —dijo encogiéndose de hombros.

Había al menos veinte personas dentro de la casa, los conocía a todos, así que no se sintió incomoda, al menos no del todo, ya que se había vestido para una discoteca y ahora que veía el atuendo de todas las chicas, incluyendo el de Anabela, no se encontraba raro que todos los chicos, excepto su hermano, no le quitara los ojos de encima.

Llevaba jeans apretados, tacones y una blusa negra que dejaba desnuda toda su espalda, además, llevaba el pelo recogido en una coleta alta y sus labios rojos, la hacían ver muy sexy, pero al mismo tiempo se sintió ridícula, al ver a las demás con tenis, camisas de cuadros y jeans desahogados, se sentía totalmente mal vestida.

Así que sin previo aviso, retrocedió y fue al auto de su hermano, solía dejar una que otra cosa de chica, que le podría ser útil algún día, buscó en el maletero y encontró unas sandalias, y lo próximo que hizo fue quitarse el labial. Después de unos segundos, volvió a entrar a la fiesta y se sentía al menos, más parte de la misma, de lo que se sentía cuando entró por la puerta.

Pero aun así, los chicos no dejaban de mirarla, así que solo empezó a lidiar con eso, ya no se trataba del vestuario, y no sabía qué hacer para alejar sus ojos de ella. además, exageraban, había chicas mucho más lindas que ella en la fiesta, Anabela, por ejemplo, era muy bonita, incluso la consideraba más bonita que ella, así que no entendía.

Por supuesto, haber atraído la atención de los chicos, hizo que con las chicas no encajara perfectamente como quería, de hecho, algunas chicas fueron demasiadas hipócritas con ella. Así que se quedó con el grupo de su hermano, y cuando la conversación fue lo bastante subida de tono, fue a la mesa de bocadillos, y se quedó allí.

Entre la música, y los deliciosos bocadillos se sintió completa, la compañía estaba realmente sobrevalorada, al menos no tenía el problema de la mayoría de las chicas, no era que se sintiera la más segura del mundo, pero tampoco era tan insegura, podía estar sola en una fiesta y no pasarlo necesariamente mal.

Vio a Richard acercarse a ella, a veces le molestaba que él pensara que era como una damisela en peligro, él veía a una Dakota que no era del todo real, es decir, sí, a veces necesitaba ayuda, pero la mayor parte del tiempo podía ingeniárselas sola, al menos eso había aprendido en toda su vida. Algo bueno que habían hecho sus padres, de hecho, creía era que era lo único bueno que habían hecho.

—¡Hey! —Exclamó sonriendo—. ¿Te estás divirtiendo?

Ella asintió sonriendo. —¿Quieres bailar? —Le ofreció él.

Dakota dudó. Realmente no quería hacerlo. —Estoy bien así, ¿talvez en un rato?

Él frunció el ceño. —¿segura que estás bien?

—¿Solo porque no quiera bailar significa que no esté bien? —Preguntó bruscamente, y después se arrepintió. Joder, no tenía que descargar en él su furia—. Lo siento, Richard —dijo lentamente—. He tenido un mal día.

—Entonces baila conmigo —le ofreció.

Dakota respiró hondo, aceptando su mano, porque sabía que no se libraría de él tan fácil, pero se había equivocado, después de dos canciones, se unió al grupo de chicas, y fingió entender todo lo que decían, prefería decir si y sonreír de vez en cuando, a tener que lidiar con Richard, no estaba lo suficientemente capacitada en esos momentos para conectar con alguien, quería cosas banales, cosas que pudiera decir, que no significaran nada, que no la hicieran pensar en nada.

A la media noche, tanto alcohol ya había afectado a la mayoría, vio a Richard caminar hasta ella, y no se pudo librar, él la abordó, estaba tan borracho que ni siquiera podía decir cosas coherentes.

—¿Te había dicho que eres hermosa? —Preguntó como tonto.

—Estás muy borracho, Richard —dijo ofreciéndole una botella de agua, pero él la rechazó.

—Solo soy sincero.

—Está bien —dijo mirándolo, y sin aviso, él la tomó por los hombros y la besó. Al principio ella no supo que hacer, y después cuando cayó en cuenta de lo que estaba pasando, trató de alejarse, pero él no quiso soltarla.

—Richard... Maldición, suéltame —dijo tratando de zafarse.

Mike lo empujó lejos de ella. —¿Qué diablos te está pasando, Imbécil? —Preguntó enojado.

Él atrajo la atención de todo el mundo, Dakota rápidamente se preocupó cundo vio a Mike tomarlo del cuello y golpearlo contra la pared. no podía dejar que Mike se involucrara demasiado, él tenía novia y su hermano estaba ahí.

—¿Qué te pasa hermano? —Preguntó Gustavo acercándosele.

—No pasó nada —intervino Dakota.

—La intenté besar —dijo Richard—. ¿Pero eso a ti que te importa, Mike?

Él se quedó en silencio unos segundos, pero luego habló. —Solo la defendía...

Gustavo frunció el ceño. —Tranquilízate, Mike, no tienes que protegerla cuando yo esté, ese es mi trabajo. A menos que... —Dijo él mirando de Dakota a Mike.

Y en ese momento su corazón se aceleró, su hermano estaba a un paso de descubrirlo todo. 

*****

OMFGGGG

Continuará...

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora