21.

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Contó cincuenta segundos debajo del agua y tuvo que salir para poder respirar, para su suerte, Mike no estaba ahí.

Salió del agua, y una de las empleadas la esperaba con una bandeja de desayuno, Dakota tomó asiento en una de las mesas que había alrededor. Realmente estaba hambrienta.

Había tratado de mantener su cerebro desconectado, quería mantenerlo casual, pero acostarse con Mike estaba lejos de ser algo casual. Él estaba demasiado involucrado en su vida, no sabía cómo compartiría con él después de esto.

Mike se sentó frente a ella y Dakota se metió todo el croissant en la boca, la idea era que no pudiera hablar.

Él llevaba pantalón corto blanco y camisa azul manga corta, llevaba lentes de sol y su pelo estaba desarreglado, tomó uno de sus panecillos y eso hizo que ella escondiera la mano por debajo de la mesa.

El padre de Mike se sentó en la mesa y quitó sus lentes de sol. —Ya quiero irme de aquí, no sé cómo tu madre puede soportar esta situación. —Miró a Dakota—. ¿La has pasado bien aquí?

Ella se encogió de hombros. —Bien es una palabra muy fuerte para describir esta estancia.

—Cierto —concordó Mike.

Dakota no lo miró, se concentró en terminar su desayuno. Ambos hombres iniciaron una conversación sobre negocios, dejándola completamente al margen. Eso estaba bien, ya que eso la mantenía alejada de Mike.

Sabía que no iba a postergar la conversación con él por mucho tiempo, pero quería ganar algo más de tiempo antes de poder enfrentarlo. El auto de uno de los invitados se averió y los padres de Mike se ofrecieron a llevarlo a casa, era una señora y dos niños.

Dakota pensó que sería buena opción que más personas estuvieran en el auto, pero después de ver a la señora regordeta ocupar la mitad del asiento trasero, tragó forzado.

Benjamín tuvo que cerrar la puerta al menos dos veces, ya que la misma quedaba mal cerrada. —¿Todo bien ahí detrás? —preguntó cuándo subió a la camioneta.

¡¿Cómo diablos estaría bien si estaba prácticamente sentada encima de Mike?!

No tuvo más remedio que acomodarse en su regazo y poner su cabeza en el hueco de su cuello. A mitad de camino sentía que iba a morir, la señora no paraba de parlotear, y esos dos niños eran dos infiernos, se peleaban entre ellos, y le habían pegado con un juguete en la pierna dos veces.

Mike acarició el lado en el que el carrito rojo la había golpeado y miró a uno de los niños con ojos asesinos, haciéndolo encogerse en el asiento.

Ella no dijo media palabra, estaba demasiado aturdida por todo, además, Mike no dejaba de tocarla, y no podía hacer nada al respecto porque aún seguían siendo novios.

Él no dejaba de acariciar su pierna y besaba la coronilla de su cabeza de vez en cuando, Dakota no pudo evitar la mirada preocupada y tensa que tenían los padres de Mike cada vez que los miraban por el espejo retrovisor.

Todos parecían algo incomodos con la situación, excepto Mike, él respiraba tranquilamente, estaba sereno y lo había escuchado reír un par de veces.

Sus ojos se empezaron a cerrar, y cuando despertó notó que casi llegaban a casa, que la señora molesta había bajado del auto con sus dos demonios, pero que, aun así, ellos seguían en la misma posición.

Mike estaba despierto, porque revisaba algo en el móvil, ella curioseó por unos minutos, pero perdió el interés, él estaba en la app de la universidad y revisaba el calendario académico.

Cuando aparcaron, ella quiso salir de la camioneta y correr hasta su casa, pero Mike se lo impidió, la tomó de la mano y con la otra libre, sostuvo su maleta.

Ella sacó la llave y abrió la puerta, todo estaba oscuro, no había nadie en casa, subió las escaleras y entró en su habitación, Mike le seguía los pasos. Se giró para darle las gracias por todo y pedirle su paga, pero cuando lo hizo, él la tomó en brazos y la pegó contra la pared, y todo el deseo sexual volvió.

Dakota rodeó su cintura con sus piernas sin parar de besarlo. —No quiero una relación contigo —dijo sacándose la blusa por la cabeza—. No eres mi tipo.

—Tú tampoco —respondió Mike, desabotonando su sostén—. Además, tendré que buscar a una chica de mi universidad para casarme, sino mi madre me mataría.

—Exacto —concordó Dakota, mordiéndose el labio—. Yo necesito a un hombre diferente... Nadie se puede enterar de esto, mucho menos mi hermano.

—Él me mataría —aceptó Mike, dejándola en el piso, y desabotonándose los pantalones—. Esto será algo entre tú y yo.

—No nos debemos fidelidad, me puedo acostar con quien quiera, nada de celos.

Mike la volvió a tomar en brazos, deslizándola lentamente encima de su miembro. —Solo sexo... Quiero que lo hagamos en todos lados y aquí, Gustavo casi no duerme en casa, tu padre nunca está, y tengo llave.

Dakota gimió al sentirlo golpear en su interior. —Hecho —aceptó y supo en ese momento que las cosas no volverían a ser sencillas nunca más.

*****

Nunca maaaassssss, más intensidad en el próximo cap!

continuará...

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora