59.

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Al otro día en la tienda, realizaba todo el trabajo, pero no hablaba, la verdad no había dicho una palabra desde la pelea que había tenido la noche anterior con su madre.

—Me pareció extraño la primera vez que hiciste el desayuno, pero a decir verdad, me levanté hoy esperando encontrar huevos revueltos.

Dakota cerró de golpe la caja registradora y le pasó un café. —Me desperté tarde hoy —dijo sin mirarla.

Siguió escribiendo en la lista los pedidos atrasados, cuando vio la fina mano de su madre presionada en la libreta. —No quería que te molestaras.

Ella la observó por primera vez en el día. —No necesito una excusa para venir aquí, y mucho menos esa excusa alguna vez sería Mike.

Dana asintió. —Es solo que me pareció que tú y Mike... No sé, solo...

Ella rodó los ojos, tomó un paño y se puso a limpiar las mesas. —Por Dios, Mike se va a casar, tienen que superarlo.

Dana respiró hondo. —Cuando quieras hablar...

Dakota gruñó. —Por milésima vez, no estoy aquí por Mike, pero si tanto te molesta puedo recoger mis cosas y regresarme a casa.

—¿Te estás escuchando? ¿Por qué estás tan enojada?

Dakota no respondió, y su madre captó la indirecta, dando el tema por cerrado. No solo estaba enojada, hervía de rabia con ella misma, y también con Mike. Ella le había pedido que se quedara con Anabela, era una buena chica, además con su relación agradaban a todos, Anabela había encajado con sus amigos, con sus padres, eran una pareja feliz.

Lo que en el fondo le molestaba era el hecho saber que ella había sido tan reemplazable y tan insignificante en su vida. Era cierto que no estaban en una relación, pero aun así, él buscó novia y estaba dispuesto a casarse, como si lo que habían vivido juntos no hubiera significado nada, mientras ella estaba pensando en estar más tiempo juntos, él realizaba planes con otra chica.

Se sentía desdichada. Se sentó en la mesa y respiró hondo. Tenía que calmarse, sus ojos ya se habían aguados, y no podía perder el control, no delante de su madre.

Mike era feliz, y todos a su alrededor estaban felices con la decisión que había tomado, honestamente, haber desaparecido había sido lo mejor que había hecho. Gustavo no tenía que preocuparse por ella, su madre no se sentía tan sola teniéndola en casa. Todos habían ganado, y aunque le doliera el corazón, tan solo era cuestión de tiempo para sanar, talvez todo eso era una señal de que algo mejor estaba por venir, de que algo bueno entraría por esa puerta.

Se paró de la mesa y justo en ese momento la puerta se abrió, revelando a un Andrés con sonrisa radiante. —Hola —dijo acercándose.

Talvez él era la señal.

—Hoy estoy libre, y tu madre me pidió que me quedara en la tienda, porque ustedes tienen que hacer unas cosas fuera.

Ella frunció el ceño, y miró a su madre. Nadie le había comentado nada. —Lo había olvidado —dijo Dana rápidamente—. Hoy estaremos fuera, personalmente llevaremos unos pasteles y unos dulces a una fiesta ¿Te parece bien?

Dakota asintió. —excelente —dijo saliendo de la tienda. Mientras más trabajo tuviera, menos tiempo tendría su mente para pensar en Mike. Y eso estaba bien.

***

—Si quieres puedes pasar el día aquí —dijo Mike dándole un beso en los labios a Anabela.

—Me gustaría —dijo guardando sus libros en la mochila—. Pero tengo algunas cosas por repasar antes del examen de mañana, además ya amanecí hoy, puedes conformarte con eso. Prometo pasar contigo el fin de semana, he hecho algunos planes.

—¿Por qué no te quedas a desayunar? —Preguntó Claudia sonriendo.

—Me encantaría, pero me tengo que ir —dijo Anabela despidiéndose de Claudia y de benjamín.

Mike se quedó parado en la entrada hasta verla subir a su auto y salir de casa. Cerró la puerta y volvió a la cocina.

—¿Todo va bien? —Preguntó Claudia, sentándose en la mesa.

Mike asintió, sin decir nada. —No te veo haciendo los planes de la boda, he pensado que podrían casarse desde que terminen la carrera, es decir en unos meses. Me encargaré de todo, estoy tan emocionada por esto.

Él asintió y miró algo en el móvil. —Michael... ¿Qué diablos está pasando?

Benjamín respiró hondo. —Dale un respiro, Mike quiere casarse, solo que no quiere que lo agobies.

—Michael... ¿Qué está pasando? Veo a Anabela emocionada, pero tú no te integras en nada, ¿Hay algo que no va bien?

—Todo está bien.

—¿Por qué no estás emocionado?

—¡Porque tengo cosas más importantes que hacer que planear una maldita boda! —exclamó molesto, parándose del asiento.

—Esto no es por Anabela ¿Verdad? —Preguntó Claudia lentamente—. Solo espero que no sea por quien creo que estoy pensando, Mike. Solo espero que no sea eso lo que te tiene tan alterado.

Mike maldijo y subió a su habitación. 

***

OMG

Continuará...

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora