05.

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Se metió en la cama, y le hizo espacio, él se quitó la camisa y los zapatos, Dakota respiró hondo cuando la cama a su lado se hundió, él había apagado las luces, pero de igual forma, la luna bañaba la habitación.

—Gracias —dijo lentamente—. Por hoy.

—Eres la hermana de mi mejor amigo, es lo menos que podía hacer.

Dakota sonrió, y pegó su espalda de su pecho, necesitaba sentir contacto con alguien, necesitaba saber que no estaba sola. Mike rodeó su cintura y la abrasó con fuerza.

—Si no fueras tan bocona, talvez conseguirías mejores chicos —dijo él, besando su pelo.

Eso la hizo sonreír. —No seas tonto, Mike —dijo antes de quedar profundamente dormida.

Cuando despertó, frotó sus ojos, le tendría que decir a Mike que se fuera antes de que su hermano regresara a casa, o peor aún, su padre. Miró a su lado, y notó que el espacio estaba vacío, de hecho, estaba sola en la habitación.

Se asió, no tenía un mal aspecto, pero de igual forma parecía cansada. bajó las escaleras, y escuchó a su hermano discutir. Sintió pánico, si él la había encontrado con Mike mientras estaba dormida, entonces las cosas podrían volverse algo feas.

—Supe que era un maldito imbécil, si no se hubiera ido de la ciudad, lo estaría buscando.

Ella entró en la cocina, y se sorprendió al ver a Mike con otra ropa. ¿Había ido a su casa y había regresado? ¿Qué hora era? Miró el reloj, era más de medio día. Había dormido mucho.

Gustavo la envolvió en sus brazos. — Lo siento mucho, bebé, si hubiera estado aquí, lo hubiera golpeado por lo que te hizo. Acabo de llegar de casa de Melissa, y acabo de ver la foto que subiste, ¿Dónde estabas anoche?

—La llevé a Neptuno— respondió Mike.

—¿Cómo lo conseguiste? Hay que reservar hasta un mes antes.

—Tengo mis contactos —dijo él, encogiéndose de hombros.

—Y después me trajo a casa —intervino Dakota.

—Y amanecí aquí —dijo Mike.

Hubo un silencio incomodo de algunos segundos. — ¿Dónde dormiste? ¿En mi habitación? —preguntó Gustavo, curioso.

Dakota esperó a que Mike respondiera, es decir, no sabía cómo podía reaccionar su hermano al saber que durmieron juntos, era muy protector, y sabía que por más que adorara a su mejor amigo, si algo malo pasaba entre Mike y ella, él la defendería por encima de todo.

Además, fue algo insignificante que talvez no se repetiría nunca, no quería que la relación entre ellos se destruyera por un hecho sin importancia. Miró con pánico a Mike, pero él no la observó, miró a Gustavo. —Dormí en el sofá rojo de castor.

—Dios, ese sofá es lo peor —dijo Gustavo, manteniéndola aún en sus brazos—. Hace unos años Dakota enfermó y tuve que cuidarla, fue la peor noche de mi vida.

Mintió. Mike acababa de mentirle a su hermano, lo que significaba que no estaba muy seguro de que Gustavo reaccionara de buena forma al saber que habían dormido juntos. Ese sería su pequeño secreto.

—¿Vas a trabajar hoy? —Preguntó Mike cambiando de tema.

Gustavo negó. —Llevaré a Dakota al parque esta noche, habrá actividades al aire libre, juegos inflables, música en vivo.

No seas tonto, Mike!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora