Si te distraes, pierdes... La consciencia 1/2

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—Sesshomaru...

—Eres muy lista, lograste escapar de mi y curar tu herida.—Sonríe de lado.

Me cruzo de brazos y lo miro con el ceño fruncido.

—Bien, supongo que es momento de reanudar la pelea...

Narrador omnipresente.

Ambos se mantuvieron en sus lugares, examinando a su contrincante con la mirada.

Lo cierto era, que ninguna de los dos se atrevía a atacar primero, sólo se quedaron ahí, en un confrontamiento de miradas. Hasta que algo pasó.

Unos tentáculos aparecieron del bosque y mandaron a volar a la chica, haciendo que se estrellara contra un árbol y quedara aturdida unos segundos. Segundos que aprovecharon para atarla contra el mismo árbol.

—¿A que no esperabas eso?—La pelicastaña gruñó hacia el hanyou.—¿Donde dejaste a tus amigos?

—Mira que los tengo guardados en mi bolsillo.—Comentó la chica, sin ocultar su lado sarcástico.

El oji rojo frunció más el ceño.

—Me sorprende que tengas esa actitud, y más sabiendo que estas a punto de morir.—Mencionó el oji rojo con una sonrisa burlesca en su cara.

La chica negó.

—No moriré.—Aseguró.—Lo que voy a hacer en este momento es darte una paliza tan fuerte que sentirás MUCHO dolor a pesar de mandar a una de tus marionetas...

Ambas bestias se sorprendieron por la respuesta de la chica.  Estaba loca, eso era obvio, ningún humano les hablaría así, sin tanto miedo siendo conscientes de que eso aseguraría su muerte casi instantánea.

El Hanyou río levemente.

—No cabe duda que tú no eres como las demás mujeres.—Dió unos pasos atrás y liberó a la chica, ocasionando que esta cayera de rodillas en el suelo.—Te daré la oportunidad de que des el primer golpe.

La ojigris gruño fastidiada. No comenzaba a pelear con uno cuando otro llegaba.

—Yo soy quien peleará con esta... Humana.—Habló Sesshomaru, captando la atención de todos.

—Esta humana tiene nombre, ¿O a ti te gustaría que se la pasaran llamandote perro, perro?—Si, estaba frita, ya había firmado su sentencia de muerte en el mismo instante en que esas palabras escaparon de su boca.

"Bien... Por lo menos moriré feliz... Sola, pero feliz."

—¿Lucharemos todos contra todos?—Rio el Hanyou.—Hagamos las cosas más fáciles Sesshomaru, derrotamos a la chica y yo me la llevo, sus amigos vendrán por ella e Inuyasha estará demasiado ocupado rescatándola y cuidando a la miko, podrías aprovechar ese momento para conseguir lo que quieres.

Entonces la chica se tensó... Eso no, primero muerta antes de que por su culpa Naraku consiguiera los fragmentos y el hermano mayor de Inuyasha robe su espada.

—No lo permitiré, primero muerta.—Apretó los puños.—Bien, no me queda más opción que destruir esta marioneta de una vez.—Giró su vista al Inu Youkai.—Y a tí...—Su voz sonaba calmada, lenta... Pero a la vez grave, cargada de furia.—A tí te cortaré el brazo que te queda.

Las extenciones de Naraku aprisionaron a la chica, estrujandola con fuerza, no podía mover los brazos. No podía usar su espada.

—Dije... Que yo pelearé con ella.—Sentenció antes de que sus ojos se tornaran de un rojo sangre y se transformará en un perro gigante.

—Si no fuera por que estoy peleando con ambos... Diría que acabo de ver a un lindo perrito. Pero no lo diré por dos razones: 1 por que estoy un poco ocupada y 2 por que el perro gigante es el hermano "malvado" de Inuyasha.

"Esta chica no le teme a nada... InteresantePensó el pelinegro embozando una sonrisa de lado.

Misma que desapareció junto a el cuando el youkai destrozó a la marioneta con sus garras.

Antes de que la ojigris llegara a escapar el youkai transformado la derribó, dejando una de sus enormes patas delanteras sobre ella y destrozando nuevamente el pedazo de tela que ataba su cabello.

"Mía"

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora