Peligro.

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A la mañana siguiente Rin fue la primera en despertar, viendo a la castaña dormir junto a ella con una sonrisa en su rostro y sus mejillas sonrojadas.

Escuchó murmurar algo llamado "chocolate" y como se saboreaba en un sueño.

—Señorita Azul.—La llamó moviéndola un poco.

La castaña restregó sus muñecas en sus ojos con suavidad.

—¿Qué pasa?—Dijo en un bostezo.

—Ya es de mañana Señorita Azul.—Murmuró la azabache mirando hacia dónde estaban Kohaku y Jacken.

Ambos también estaban despertándose.

Hora de seguir con el viaje.

**

"Éste lugar me parece familiar." Pensó la castaña viendo el prado a su alrededor.

De nuevo, dos youkai intentaron atacarlos, colmaron la paciencia de la ojigris cuando no solo dijeron que se la llevarían como esclava a ella, sino también a la pequeña Rin.

—Idiotas.—Gruñó viendo las cenizas que quedaban de aquellos dos monstruos.

—A-Azul-S-Sama da miedo.—Balbuceo el youkai de piel verde con una gota de sudor bajando por su frente.

"Ella y el amo Sesshomaru se parecen bastante."  Un escalofrío recorrió su espalda cuando el Inu youkai lo fulminó con la mirada.

—Azul-San, estamos cerca de la aldea.—Comentó Kohaku viendo a su alrededor.

—Mm... —Suspiró, calmándose un poco.—Con razón este lugar me parecía familiar...

Se acercó a las cenizas de los youkai para recoger su daga, frunció el ceño al ver que entre el polvo había un fragmento de la shikon no tama.

—Señorita Azul.—La llamó Rin sacándola de sus pensamientos.

Tomó el fragmento y guardó su daga en su funda. Regresó junto a la pequeña azabache que estaba montaba en Ah-Un y siguieron caminando.

No fue hasta dentro de unos minutos cuando se encontraron a un extraño tipo de cabellos grises.

Lo primero que dijo al ver a Sesshomaru fue...

—Eres débil.

"Oh no..." Pensó la castaña sintiendo pánico de repente.

—Rin, Kohaku, quédense cerca.—Les ordenó a los chicos mientras veía como el peliplata atacaba a aquel youkai con sus garras.

Para la sorpresa de todos el brazos de Sesshomaru estaba quemado cuando se alejó del youkai.

—Eres débil.—Volvio a decir intentando atacarlo.

Sesshomaru a penas y logró esquivar aquel ataque que quemó parte de su estola.

—¡Sesshomaru-Sama!—Gritó Jacken al ver como aquel extraño youkai atravesaba el brazo de Sesshomaru con espinas.

La castaña no pudo detener a Kohaku cuando éste saltó para ayudar al ojidorado.

—Jacken, cuida a Rin.—Dijo al ver como las extensiones del youkai habían atrapado al pequeño.

Ah-Un se había elevado en el cielo, saltó sobre aquellas extensiones y las cortó antes de que llegaran a atacar a Kohaku.

El youkai atrapó a la castaña del tobillo y con fuerza la azotó contra el suelo. La ojigris abrazó a Kohaku para protegerlo, recibiendo ella todo el impacto.

—¡Azul-san!—Gritó arrodillado frente a ella.

No podía moverse, cada parte de su cuerpo le dolía, las pocas fuerzas que tenía las utilizaba para mantener el campo de fuerza a su alrededor y el de Kohaku para mantenerlo a salvó.

—Kohaku...—Dijo su nombre en un suspiro.—Magatsugi... quiere tu fragmento....

—¿Magatsugi? ¿El lado maligno de la perla?

—No puedo... Mantener el campo de fuerza... Por mucho tiempo...—Ignorando el dolor que invadía su cuerpo se levantó con bastante dificultad.—Corre... hacia dónde están Rin y... Jacken.

—¿Qué hará usted?

—Crearé un campo de fuerza... Hasta que llegues con ellos...—Cerró los ojos con fuerza al percibir como Magatsugi atacaba con las extensiones de su brazo el campo de fuerza.

Bien, era ahora o nunca.

—Pero...

—¡Corre!—Le gritó deshaciendo el campo de fuerza y cortando las extensiones que intentaban atacarla con su mano derecha.

Su mano izquierda estaba extendida hacia Kohaku, quién corría lo más que podía hasta donde se encontraban Rin, Ah-Un y Jacken.

Las extensiones de Magatsugi intentaron atacar al azabache, perdiendo de vista a la castaña, quién aprovecho la situación para lanzar su daga y cortar las extensiones que atravesaban el brazo de Sesshomaru.

Magatsugi frunció al ceño al detectar el campo de fuerza alrededor del chico que poseía el fragmento de shikon.

"Maldita humana"

Poco después de lanzar su daga, Magatsugi atrapó sus pies y su mano derecha con sus extensiones, sujetándola con fuerza.

La castaña gritó al sentir dolor, pero aun así no quitó la mirada de Kohaku, con su brazo izquierdo en su dirección, usando sus pocas fuerzas para protegerlo.

"Kohaku..."

No lo intentes.—Dijo antes de atravesar el cuerpo del dai youkai con sus extensiones, inmovilizándolo.—Débil....—Dirigió su mirada a la castaña, que seguía con su brazo señalando al chico.—Deja de hacerlo.

Ella no respondió.

Magatsugi sonrió con maldad.

—No quieres hablar.—La acercó a él.—Entonces aullarás de dolor.

Y sin decir otra palabra, atravesó el brazo de la castaña con sus extensiones, tal como lo había echo con el Inu youkai.

—¡Azul-san!—Gritó Kohaku al ver la escena, ya junto con Rin y Jacken.

Tienes fuerza de voluntad, humana.—Sentía como el cuerpo de la humana temblaba del dolor. Sin embargo, no emitía ningún grito, ninguna súplica. Eso era aburrido.—Detesto eso.

La castaña sonrió con el rostro contorsionado por el dolor y miró esta vez al dai youkai, que la veía con los ojos abiertos.

—Gomen... Esta vez... No fui de ayuda.—Rió débilmente. El Inu youkai abrió más los ojos cuando vió como Magatsugi se preparaba para dar el golpe final a la castaña.—Te lo... Dejo a tí...

Lo siguiente pasó demasiado rápido... Sesshomaru dejó salir a Yako, deshaciéndose de su estado de inmovilización y cortando las extensiones que mantenían atada a la castaña.

"¡Ella es mía!" Gruñó con rabia en su mente.

Nadie la mataría. Nadie la lastimaría ni la alejará de él.

Nadie... Porque ella es suya.

Cambió de forma con rapidez y la atrapó antes de que cayera, recostándola en el suelo con delicadeza, frunciendo el ceño al verla tan herida.

—Lo derrotarás...—Cerró los ojos al sentir la mano del ojidorado en su mejilla.—Confió... en tí.

Magatsugi intentó atacarlos mientras Sesshomaru estaba distraído, pero sus extensiones fueron cortadas por el filo de una espada.

—¡Nee-Chan!—Gritó preocupado al verla en ese estado.

—Cuida de ella.—Ordenó el hermano mayor levantándose.—Yo acabaré con él.


Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora