Sorpresa

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Bien, ya estaban aquí. Ahora debía de controlarse hasta que ellos hablaran sobre el "asunto importante" que los hizo venir a la aldea después de horas insistiendo al terco inu youkai.

El anciano Myoga llegó a las tierras del ojidorado explicándoles que Inuyasha y los chicos necesitaban verla, y que la extrañaban.

Ella también los extrañaba, tenía que decirles la verdad y tenía que pedirles perdón por su comportamiento de la última vez que se vieron. Cuando por fin estuvo frente a frente con los chicos, lo primero que hizo fue una reverencia, lo que sorprendió a todos de sobre manera.

  — Lamento no haberles dicho nada, pero no podía cambiar  la historia mas de lo que ya lo había echo.— Volvió a disculparse al terminar de contarles la verdad.

  — ¡¿Y solo por eso dejaste de hablar y preferiste irte con él?!— Preguntó el hanyou señalando a su hermano mayor que lo mataba con la mirada. Suspiro.—Baka...— Se acercó a ella y la abrazó, ella, con las mejillas sonrojadas escondió su rostro entre el hueco de su cuello y su hombro.— Nos tenias muy preocupados.

— Gomen...— Dijo al separarse de él y sonreír hacia sus amigos.— Arigato, chicos.

  — Azul.— Lo llamó la taijiya, de repente la sonrisa se había esfumado de su rostro, se notaba preocupada.

— ¿Qué pasa?

— Naraku volvió a aparecer.— Dijo esta vez el monje Miroku.

La castaña se tensó al escuchar su nombre. 

  — Logró quitarle los fragmentos a Koga, tan solo le falta los fragmentos que tenemos en nuestro poder para completar la perla. 

  — Y el fragmento de Kohaku.— Agregó la castaña, la taijiya asintió con la mirada baja.— Tomen.

Ante la mirada atónita de todos, sacó de la manga de su kimono el fragmento de shikon de Kohaku. Enseguida sus miradas viajaron al pequeño, que se encogía al sentir sus miradas.

  — Pero, ¿Cómo...?

— Logré extraerlo con mis poderes sin llegar a dañarlo.— Sonrió apenada.

Se tensó al sentir la mirada del inu youkai sobre ella y una gota de sudor resbaló por su nuca.

  — Pero gastó mucho de su poder espiritual, Azul-sama.— Le reprendió el youkai de piel verde.— Cuando logró extraer el fragmento cayó inconsciente, pudo hacerse mucho daño.

  — Gomennasai.— Se disculpó nuevamente. Sonriendo un poco.

Era cierto, usó mucho de su poder para lograr quitarle ese fragmento al pequeño Kohaku, al estar embarazada sus fuerzas al usar sus poderes se gastaban mas rápido. Cuando despertó se dio cuenta de dos cosas; Sesshomaru la había llevado a su habitación y Jacken la regañaba por ponerse en riesgo a ella y al cachorro por hacer algo tan complicado como eso. Se disculpo con ambos y prometió no volver a hacerlo.

  — ¿Hum?— 

— ¿Inuyasha? — La castaña parpadeó confundida al ver al hanyou examinándola con la mirada. 

El ojidorado se acercó a ella y olfateó el aire a su alrededor... Su olor había cambiado ligeramente, casi como si...

La castaña se sonrojó cuando el peliplata la abrazo de la cintura y puso una de sus orejas en su estómago, escuchando.

  — Eso explica porqué cambió tu aroma.— Comentó cerrando los ojos y abrazándola con un poco mas de fuerza. 

— ¿Azul?— Dijo la miko del futuro sintiendo sus mejillas arder intensamente.— No me digas que...

— Sorpresa je, je.—Dijo sonriendo con nerviosismo.

  — Aléjese de Azul-sama. —Jacken comenzó a golpear al hanyou con su báculo para separarlo de su ama, después de unos minutos logró apartarlo, y también consiguió un coscorron. 

Después de que la felicitaran todo se redujo al silencio.

El monje Miroku carraspeó llamando la atención de todos.

  — Además de eso, hubo otro motivo para llamarlos hasta aquí.— Dijo con seriedad. — Apareció otra persona en el pozo.

  — ¿Qué? ¿Como llegó hasta aquí?

— No lo sabemos.— Comentó la miko del futuro.—Habla un idioma que no logro entender, pienso que tu puedes hacerlo. Murmurabas cosas en ese idioma mientras dormías cuando viajabas con nosotros.

  — Y, ¿En donde es...?—Abrió los ojos de par en par cuando un pequeño niño salía de detrás de sus amigos y corría a abrazarla, escondiendo su rostro, su cuerpo entero se tensó y los colores abandonaron su rostro.

  — ¡Azul!

¿Oliver?

¿Sería eso posible? ¿Esto no era un mal sueño que le jugaba su mente? ¿Realmente estaba él aquí? 

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora