Conflicto

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Una gota de sudor bajó por la nuca de la azabache al ver a la castaña cubriendo su rostro mientras se disculpaba una y otra vez con Inuyasha, quién seguía enterrado en la tierra por el hechizo.

—Gomennasai, gomennasai, gomennasai.—Decía una y otra vez.

—Ya entendí.—Dijo el hanyou, levantándose con dificultad y limpiando sus ropas.

Fulminó con la mirada a su hermano mayor y suspiró. No podía enfadarse, ya estaba echo y nada se podía remediar, por más que le costará admitirlo la humana a la que consideraba su hermana había elegido a Sesshomaru... Como su compañero.

Estaba feliz por ella, pero... ¡Rayos! ¿Por qué tuvo que ser exactamente él? Hubiera preferido que fuese cualquier otro..., bueno, ese lobo sarnoso de Koga no le llegaba a los talones... ¿Sus compañeros? ¡Mucho menos! ¿Miroku? A ese pervertido mas le conviene mantener su distancia. Además, el ya le había pedido matrimonio a Sango, y no permitiría que cualquier débil humano llegase a cortejarla...  ¡Mierda! Si se ponía a pensar asi, su hermano mayor quizás, solo QUIZÁS haya sido una buena opción.

Gruñó por lo bajo, murmurando cosas ininteligibles para el oído humano y caminando hacía la sacerdotisa del futuro.

  — ¿Por qué estas enojado, Inuyasha?— Preguntó la azabache aun sin comprender. 

—Por nada.—Murmuró por lo bajo, sin dejar de gruñir.

**

—¿Creen que haya sido una buena idea dejar a Inuyasha y a Sesshomaru solos?—Preguntó la azabache entrando a las aguas termales.

Tiempo después de que la castaña se reencontró con sus amigos, y de que sobornara al pequeño Shippo para que no hablara en voz alta acerca de como su olor y el de Sesshomaru estaban entremezclados, la sacerdotisa del futuro propuso ir a las aguas termales a tomar un baño, dejando solos a los hombres.

—Siguen peleando, pero supongo que sí los dejamos solos no van a pelear, ¿Verdad?—La castaña estaba en las mismas, sabía que cuando ese par se veía lo único que hacían era pelear.—¿Verdad? Digo, tal vez Sesshomaru se aleje, a él no le agrada mucho estar en aldeas humanas.

—No hay que preocuparse por eso ahora.—Exclamo la taijiya pasando un pedazo de tela por su brazo.—Lo que hay que hacer es apresurarnos antes de que a ese monje pervertido se le ocurra venir a espiarnos.

Ante el comentario la azabache hundió su cuerpo dentro del agua, hasta el cuello.

—No hay problema.—La castaña le restó importancia.—Puse un campo de fuerza alrededor del lugar, nadie podrá entrar.

Ya más aliviadas, las chicas de relajaron y se tomaron su tiempo.

—Oye Azul.—La castaña miró a su amiga.—¿Qué es esa marca que tienes en el cuello?

"Mierda, mierda, mierda." Maldijo la castaña en su mente sintiendo sus mejillas sonrojarse.

La taijiya alzó la mirada al escuchar a la miko.

—¿Qué marca?—Preguntó viendo a la ojigris. Abrió los ojos a más no poder al ver la marca que había mencionado su amiga.—Oh... Azul, Sesshomaru...

La castaña hundió su cuerpo en el agua, sólo se podía ver como cerraba los ojos. Asintió avergonzada.

—¿Sabes lo qué es Sango?

—Los youkai marcan a su pareja, mordiendola y dejando su esencia en ella para que otros youkai sepan que la hembra les pertenece. Como es primavera es la época de celo de los youkai, donde buscan a su compañera para aparearse y tener a sus crías.

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora