Hueles a él.

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Narra Azul.

Kami gracias, por fin llegamos a la aldea.

—Bien chicos, hora de irnos.—Dijo Koga a sus compañeros.—Saluda a Kagome por mí por favor.

—Esta bien.—Conteste observando cómo se iba en un remolino.

Sonreí aún más y corrí hacia Jacken.

—Llegamos, ¿Puedes devolverme mi traje?—En eso Rin comienza a reír al igual que Kohaku, solo que este con un tono más nervioso.

—A-azul-Sama...

—¿Si?

—Yo... Bueno... Este... Su traje... Sufrió un accidente con fuego... Y... Bueno...

...

—¿Quemaste mi traje?—Una sonrisa nerviosa aparece en mi rostro.—Mi... traje...

—Azul-San, ¿Se encuentra bien?

—M-mi traje...

—¿Esta llorando?

—Aqui estás.—Ignoro a Inuyasha y miró a Jacken con ojos llorosos.—Oe, ¿Qué te pasa?

—El señor Jacken le dió a la señorita Azul ese kimono para él poder lavar su traje... Pero lo quemó.

—Estoy bien, estoy bien.—Me levantó y miró a Inuyasha.—Konni... Oe, ¡¿Qué haces?!

Movió sus orejas de forma tierna y comenzó a... ¿Olfatearme? Cuando por fin se separó me miró con el ceño fruncido y después observó a su hermano.

Gruñó antes de...

—¡Baka, ¿Qué haces?!—Grite cuando me cargó por sobre su hombro y pasamos de largo la aldea.

Él me ignoraba mientras gruñía por lo bajo y murmuraba cosas que no podía comprender.

—¡Mierda!—Grité cuando me lanzó hacia el río. Me levanté de golpe y me abracé a mi misma.

El agua del río no estaba fría, estaba helada y el hecho de que está apunto de anochecer y que hace un poco de viento no ayuda mucho.

—¿P-por que m-me lanzaste así?—Pregunto temblando de frío.

—Huele a él.

—¿De qué mierda hablas?

Agradezco mentalmente que ni Rin ni Kohaku estén aquí... Ya puedo maldecir y hablar como se me plazca.

Él gruñó y se sentó a la orilla del río los brazos cruzados.

—Hueles a Sesshomaru.—Dijo miradome a modo de regaño.

¿Que?

—Eh... Viajé un par de días con Sesshomaru, creo que es algo común que huela a él, ¿No?

—No, hueles demasiado a él.—Volvió a decir.

—Cuanta terquedad kami *Achu* ¡Rayos! ¡Es tu culpa si me enfermo!—Grito apuntandolo.—¡¿Cómo se te ocurre lanzarme al río cuando está casi anocheciendo?!

Gruñó de nuevo, se quitó su kosode y me lo tendió... Salí del río y lo utilicé a modo de manta. Segundos después Inuyasha me cargó como caballito y comenzó a caminar a la aldea.

—Sigues oliendo a él.—Dijo suspirando.—No me gusta.

—Inu-nii-chan está celoso~~—Canturree abrazándolo del cuello y juntando nuestras mejillas.

—C-claro que no.

Oh, claro que sí.

—Si~ lo que digas *Achu*—Abrace un poco más fuerte a Inuyasha cuando una ráfaga de aire corrió e hizo que me dieran escalofríos.

—Así que es por esto.—La manga de mi kimono se alzó un poco e Inu logró ver la marca de los colmillos de Sesshomaru al morderme.—Mierda, ¿Por qué dejaste que él hiciera eso?

Suspiré dejando caer mi cabeza en su espalda.

—Hicimos un trato; si mi sangre lograba devolverle su brazo el dejaría de intentar quitarte a tesseiga.

—Y por lo que me di cuenta, no funcionó.

Eso no era del todo cierto, después de que me aplastara por unos minutos Sesshomaru había vuelto a su forma antropológica, lo curioso era que su brazo no estaba ahí, otra vez.

Nos tomó un par de minutos más llegar a la cabaña de la anciana Kaede, al entrar los chicos preguntaron el por qué estaba mojada y por qué Inuyasha me traía a caballito.

—Me tiró al río.—Kagome especialmente observó a Inuyasha, quién dió un salto en su lugar al darse cuenta que ella lo miraba.

Estornudé otra vez.

—Será mejor que te quites esa ropa, no vaya a ser que te enfermes.—Dijo Kagome dejando respirar tranquilo a Inuyasha.—Por cierto, ¿Por qué usas un kimono?

—Jacken quemó mi traje.

Por suerte, aún tenía otro en mi mochila, junto con la ropa con la que llegué a este mundo.

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora