Trato

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—El imbécil de Inuyasha volvió a perder el control de su sangre youkai.—Fruncí el ceño cuando ví que estaba a punto de sonreír.—Se le dificultarán las cosas cuando ya no tenga a tesseiga.

—El siempre tendrá esa espada. Su padre se la heredó.—Dije en tono hostíl.

Él no dijo nada y se alejó. Por fin pude respirar con tranquilidad. Entonces ví la manga de su traje, la manga izquierda... Donde debería estar su brazo.

Sé que él no es tan malo...

Miré mi mano vendada y después a Sesshomaru... Definitivamente estoy a punto de hacer una locura.

—No estoy segura de qué exactamente puede hacer mi sangre en los youkai.—Hablé un poco alto.—Se que puede curarlos... No estoy segura si incluso puedo hacer que mi sangre regenere completamente a un youkai. Pero...

—Ve al punto.

Suspiré.

—Te propongo un trato... Si hay una posibilidad de que al beber mi sangre puedas recuperar tu brazo, tienes que jurar que dejarás a Inuyasha en paz y que no volverás a querer arrebatarle a tesseiga... Si no funciona... Simplemente me habré echo una de muchas cortadas que sé que vendrán.

—¿Y que pasa si recupero mi brazo y aún así no cumplo el trato?—Sus labios se curvan en una casi imperceptible sonrisa.

Sonrío de vuelta.—Facil, te cortó ambos brazos y listo.

Debo estar loca por hacer un trato así con él, pero es lo único que puedo hacer por ahora.

Cerró los ojos unos segundos y caminó hacía mí, de nuevo invadiendo mi espacio personal.

—Aceptaré el trato.—Su mano atrapa la mía antes de que llegará a tomar mi daga para hacerme un corte en ella.—Pero será a mi manera.

Narrador omnipresente.

Jaló el brazo de la chica sobre su cabeza y enterró sus colmillos en su brazo. Su boca no tardó en llevarse de ese líquido vital que extraía del brazo de la chica, quién se quejaba e intentaba apartarlo cada vez con menos fuerza.

Jako gruñó en su interior interior al sentir su cuerpo con más energías. Soltó el brazo de la castaña quién cayó inconsciente frente a él.

No se había dado cuenta que había tomado quizás demasiada.

Se arrodilló frente a ella... Su corazón seguía latiendo. Gruño al sentir dolor en donde debería estar su brazo izquierdo.

No sucedió nada.

La sangre de ella no pudo devolver su brazo.

La observó con detenimiento, llegando a pasar sus garras por su cabello... Su rostro estaba levemente pálido y con la caída su kimono se abrió un poco, dejando ver una ropa extraña que la cubría.

Subió la manga del kimono... La marca de sus garras había desaparecido, probablemente por su sanación acelerada al convertirse en hanyou.

Su youki aumentó al recordar cómo se transformó y en qué circunstancias.

Humana... No sé qué me hicistes... Pero no te alejaras de mí.

Por más que odiara admitirlo, sabía por qué Jako estaba más inquieto de lo normal, sabía por qué no quería que ese hanyou se acercara a ella... Aún no podía creerselo. Que él, el gran Sesshomaru Taisho... Haya elegido a una humana... A una hembra de la especie que más detesta.

Notó que la mordida en su brazo aún sangraba... Bien, podía encargarse de eso mientras ella aún este inconsciente...

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora