A la mañana siguiente Inuyasha permaneció callado más de media mañana, ninguno de los chicos se atrevió a preguntar el por qué de su comportamiento.
Me daba cuenta que de vez en cuando miraba disimuladamente a Kagome, quien caminaba con el pequeño Shippo en su hombro.
—Alguien viene.
Frente a nosotros aparecieron una pareja, humanos. El hombre era alto, llevaba un kimono verde, tenía los ojos grises iguales a los míos y, su cabello era extrañamente gris. La mujer tenía el cabello castaño, al igual que sus ojos, su piel era blanca y se podía notar su vientre abultado. El hombre se puso enfrente de la mujer.
—Es una pareja.—Dice Kagome, sonriendo amable.—Mucho gusto.
—¿Qué hace una pareja sola en el bosque?—Escucho que pregunta Sango.
—Mi esposa y yo buscamos un lugar donde quedarnos, ella esta embarazada, dará dentro de poco a luz.
—¿No deberían ir a la aldea en donde viven?—Pregunto Shippo.
—Los expulsaron, ¿No es así?—Habló Inuyasha acercándose a la pareja.—Puedo olerte desde aquí, tú no eres humano, y ella, tiene la marca de un youkai.
Todos abrimos los ojos a más no poder, sorprendidos. El hombre sonrió levemente antes de que le salieran colmillos, en su cabeza aparecieron dos grandes orejas blancas y una cola del mismo color.
—Es un kitsune blanco.—Dice Shippo.
—No pensé que nos llegaran a descubrir tan rápido.—Desvía la mirada.
—Los expulsaron porque se dieron cuenta que él era un youkai y ella estaba embarazada.—Digo acercándome a ellos.—No se preocupen, no les haremos daño... eh...
—Kaoren, y mi esposa es Akari.—Akari sonríe con amabilidad.
Una idea llega a mi mente.
—Hay una aldea donde podrían vivir.
—¡Es cierto! Pueden ir a la aldea de la anciana Kaede, estoy segura que ella los podría ayudar.—Me apoyo Kagome.
—Todas las aldeas a las que hemos ido nos han rechazado al saber que mi hijo será un hanyou.
—La gente de la aldea no es así, Inuyasha también es un hanyou y lo tratan como un aldeano más.—Dijo Shippo, ganándose un golpe en la cabeza de cierto peli blanco.
—¿Quién te pidió que hablaras, chaparro?
—¡Osuwari!
**
—No falta mucho para llegar a la aldea.
Kaoren y Akari accedieron gustosos a que los guiáramos hacia la aldea. Akari no cabía de la felicidad al saber que dentro de poco, tendrían un lugar al cual llamar hogar.
—No sé como agradecerles lo que están haciendo por nosotros.
—Sólo sean felices.
De repente Inuyasha y Kaoren se detienen.
—Akari.—Ella se detuvo en seco, dejándose caer en el suelo y llevando sus manos a su estómago con una mueca del dolor.
—Ya viene.
—P-Pero aún no hemos llegado a la aldea.—Balbucea Kagome con el rostro azul.
—Y ella no podrá resistir hasta llegar a la aldea.—Añade Miroku con el ceño fruncido.
Un grito por parte de Akari nos saco de nuestros pensamientos, me arrodillé frente a ella y toqué su frente, estaba sudando.
—No podrán moverla, ya esta en labor de parto.
—¿Y tú como sabes eso?—Pregunta Inuyasha.
—Ayudé en un parto hace unos años.
—Decidido, tu serás quien la ayude con el bebé.—Dice Kaoren.
—Hay que levantar el campamento aquí, ahora.—Añade Inuyasha.
Esperen... Yo ¡¿Qué?!

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Esa chica extraña
Fiksi PenggemarNadie sabia de donde venia, ni siquiera por que los miraba a todos así. Nunca les tuvo miedo mientras ellos cuidaban sus heridas. Nunca se enteraron de donde provenía. Ella lo oculto, pero tarde o temprano, todos los secretos son revelados... -Yo...