Narra Azul.
Pasó alrededor de una semana cuando Inuyasha regresó con Kagome al sengoku jidai, en ese tiempo me la pasé entrenando día y noche con Sango y Kirara... Olvidando el incidente de hace unos días, obligándome a mi misma a sonreír para no preocupar a los chicos.
Ahora mismo estaba con el pequeño Shippo en la rama de una gran árbol, viendo la vista panorámica mientras el dibujaba con los crayones que Kagome le había obsequiado anteriormente.
—Shippo, le prometimos a Inuyasha y a los chicos que regresaríamos antes de que el sol estuviera en lo más alto.—Di un salto, bajando de la rama del árbol.— Hora de irnos.
—¡Pero Azul!—Grito saltando a mi hombro.—¡Yo quería dibujar más tiempo! ¡Quiero dibujar como tú!
Si, yo también dibujo, era uno de mis pasatiempos favoritos además de entrenar. Le había pedido a Kagome si podría traer lápices de su época, ya que sólo eso me faltaba (Siempre llevaba mi cuaderno en mi mochila).
Con las mejillas ardiendo tomé a Shippo y lo abracé contra mi pecho.
—Algún día lo harás, mientras, tenemos que ir con los chicos, ya sabes cómo se pone Inuyasha cuando nos retrasamos.
El pobre terminó en el suelo, por sus gritos y porque le agotó la paciencia a Kagome.
—Esta bien.—Aceptó de mala gana, acurrucándose más en mi pecho.
Caminé con él en mis brazos hasta divisar la aldea, fruncí el ceño cuando me di cuenta que la aldea quedaba mas lejos de lo que tardamos en salir de ella... Ahí fue donde supe que algo andaba mal.
—Shippo... Adelántate, por favor.—Le dije con el ceño fruncido, mirando a ambos lados sin voltear mi cabeza. Pareció darse cuenta que algo andaba mal cuando vió mi rostro... Asintió y se fue corriendo por el bosque.—¿Quién anda ahí?—Pregunté levantando la voz.
—Oh... No esperaba que se diera cuenta tan fácil.—Me giré hacia el origen de la voz, encontrándome con un tipo volando sobre un pájaro de papel.—Permítame presentarme; Mi nombre es Byakuya de los sueños, fiel sirviente de Naraku.
—No es un placer conocerte.—Saco mi daga y apunto hacia él.—Y si piensas que con esa cortesía voy a permitirte llevarme con Naraku estas muy equivocado.
Él solo sonrió cerrando los ojos un momento, en un gesto demasiado pacífico. Después abrió los ojos y avanzó hacia mi con lentitud.
Retrocedí.
—Tranquila... No voy a hacerle daño.—Hizo una reverencia antes de dar un salto y regresar a su ave de papel.—Terminé lo que iba a hacer, me retiro... Hasta pronto Azul-San.
Y sin decir nada mas, se fue.
Parpadee varias veces confundida... ¿Qué rayos acaba de pasar?
El escenario a mi alrededor fue degradándose, al parecer, había pasado de largo la aldea y estaba a unos cuantos metros del pozo.
¿Esta... Bien?
Escuché a los chicos acercarse y suspiré aliviada.
—¡Azul, cuidado!—Escuché el grito de Shippo.
Apenas y pude evitar que las garras de Inuyasha no me rebanaran el cuello.
—¡Baka! ¿Que te pasa?—Grito molesta, alejándome de él.
—¡¿Dónde esta Azul?!—Me congelé al escucharlo.
—¡Inuyasha, ella es Azul!—Grito Kagome poniéndose a su lado.
Él gruñe hacía mi y retrocedo asustada.
—¡No lo es!—Entonces me percate de algo.
Sus ojos no eran completamente amarillos, hacia un tinte morado que se intensificaba al verme.
"Fue Byakuya." Pensé poniéndome en una posición de defensa.
—Inuyasha puede distinguirlos a ustedes, a mi no.—Explique alejándome mas de él.—Piensa que soy un enemigo.
—¿Dónde esta Azul? ¡Responde!—Gritó abalanzándose sobre mi.
—¡Soy yo, imbécil!—Grité bloqueando su ataque a duras penas.
El color morado de sus ojos se intensificó más. Me disculpe con el mentalmente antes de darle una patada con todas mis fuerzas en el estómago. Aproveché que estaba en el suelo para salir corriendo al otro lado del claro del pozo.
—¡No escaparas!—Grito antes de desenvainar a tesseiga.
Me paralice al darme cuenta de su ataque, había lanzado su viento cortante contra mi.
—¡Señorita Azul!—Abrí los ojos como platos y miré detrás de mí.
No sé muy bien como, pero Rin estaba detrás de mi, mirándome asustada.
Tragué saliva y miré al frente.
—Quedate atrás.—Le ordené mientras sacaba mi daga de su funda y está se volvía una espada.
—Inu-Nii...
Narrador omnipresente.
No estaba segura si con sólo su espada detendría el ataque, pero tenía que intentarlo, no por ella... Por Rin.
Si bien, el ataque no llegó a ellas, una extraña energía salía del cuerpo de la castaña, viajando hasta su espada que parecía absorber el ataque de Tesseiga.
Una gran estrella se formó, hecha de la energía de los ataques... Azul tomó uno de los picos de la gran estrella y con las fuerzas que aún le quedaban (Aquel extraño ataque había agotado todas sus energías), lo lanzó hacia el cielo.
Segundos después una explosión provocó una ráfaga de viento que mandó retroceder al hanyou y a su equipos unos metros.
—Señorita Azul...—Susurró la pequeña azabache con asombro.
—Estas... A salvó.—Rio sin fuerzas mientras caía al suelo.
En ese momento era incapaz de mover siquiera su dedo meñique.
—¡Rin, alejate de ella!—Gritó el hanyou apuntando a la chica con su espada.
¿Por qué esa pequeña se acercaba a ella? ¡Era una secuaz de Naraku!
O eso era lo que pensaba el peliplata.
—Vaya... Terquedad... La tuya.—Pudo decir la ojigris entre jadeos.
—Señor Inuyasha, ella es la señorita Azul, creanos.—Dijo la pequeña poniéndose frente a la chica.
De un momento a otro el hanyou estaba en el suelo y con una mano en su mejilla.
Frente a él un Sesshomaru visiblemente molesto se prestaba para atacarlo con sus garras venenosas.
—Estuviste a punto de dañar a mi protegida, Inuyasha.—Frunció más el ceño. Incapaz de decir que también se encontraba molesto por el actual estado de aquella humana.—Eres un imbécil.
—¡Inuyasha!—Gritó la miko del futuro interponiéndose entre los dos hermanos.—Tienes que parar esto... ¡Esa chica a la que estás atacando es Azul!
Haciendole caso omiso a la chica se abalanzó contra su hermano.
Pido disculpas por mí tardanza... Ultimadamente no he tenido ánimos para hacer nada... Además de qué mis padres me quitaron mi celular y la laptop y no podía escribir.
Espero y entiendan, hasta pronto.
Chau chau.
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Esa chica extraña
FanfictionNadie sabia de donde venia, ni siquiera por que los miraba a todos así. Nunca les tuvo miedo mientras ellos cuidaban sus heridas. Nunca se enteraron de donde provenía. Ella lo oculto, pero tarde o temprano, todos los secretos son revelados... -Yo...